Anya Miller, es la hermana menor de Isabella Swan pero ella vive con su padre biologico, Ethan.
Ella hablaba con su hermana todas las semanas.
Un dia que Bella vino de visita unos dias a su casa, descubrio el gran secreto de su hermana menor, haci...
Hoy salia nuestro vuelto para mi y para Victoria dirección a Irlanda, por lo que ponía el vuelo tardaría 1 hora y media aproximadamente.
Subimos al avión, me senté al lado de la ventana y mi pelirroja a mi lado.
—¿Prefieres sentarte a lado de la ventana?—le pregunte mirándola, al saber que ella no podrá dormir en el vuelo ni nada, por lo menos para que observe las vistas.
—No, gracias lobita. Me pondré a ver alguna película apoyada en ti y oliendo tu encantador aroma.—me contesto con una sonrisa, mientras se ponía cómoda.
—¿A que huelo?—pregunte con curiosidad, mirándola a los ojos.
—Mmmm..no se como explicarlo, es un olor que nunca iba olido antes, que es agradable, fresco y relajante, pero cuando estas excitada es como un afrodisíaco.—dijo al principio pensando y al final susurrando-lo a mi lado para que nadie mas escuchara.
Aparte mi mirada sonrojada de la suya, para mirar por la ventana el despeje. Al hacer eso escuche su risa, para mas tarde notar el peso de su cabeza en mi hombro. Todo el trayecto fue tranquilo casi me duermo mirando el paisaje.
**Ding Ding Dong Señores Pasajeros pueden desabrocharse los cinturones de seguridad y salir de forma ordenada del avión. Gracias por su viaje.**
Se escucho la voz de la azafata para la salida del avión. Que bien por fin a estirar las patas fuera de una caja de metal.
Salimos y agarramos nuestras maletas que en realidad solo era una para las dos, ya que teníamos no quedarnos mas de lo previsto.
Agarramos un taxi que había delante del aeropuerto y le dijimos la ubicación que había en el papel, sabíamos que nos saldría un ojo de la cara pero tengo unos mates demasiado cabezotas que ya me escribieron ayer noche de que fuera mejor en taxi, y utilizara alguna de las tarjetas de crédito que me dieron y muy a mi pesar me ganaron en la discusión.
Llevábamos ya un rato en el taxi y solo se veía campo y mas campo, nada de civilización.
—Espero que falte poco o al final veré apetitoso al taxista.—dijo mi pelirroja en un murmuro con los brazos cruzados.
—Toma.—le dije al sacar una botella con pitorro que no se ve lo que hay en el interior.
Ella lo agarro para llevárselo a la boca, para calmar su sed. Era mi única mate que tomaba tanto sangre de animal, como sangre humana, la única diferencia de antes de conocerme con la sangre humana es que ya no mata a los humanos sino que Carlisle se la consigue del hospital para que no haga ninguna locura.
