Prólogo.

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Otra patada cayó a su estómago con fuerza, ya estaba en el suelo escupiendo toda la sangre en su boca y su vista solo captaba siluetas borrosas, sabía que no iba a resistir más y la idea de finalmente morir en realidad le era reconfortante.

El de esvástica tomó el arma de su cinturón y disparó a la cabeza del contrario, ya no le servía mantenerlo con vida ahora que dominaba el territorio polaco, luego seguiría con Francia.

Los que se llevaron el cuerpo magullado se encargaron posteriormente de esparcir el rumor de la erradicación del que había sido el guardián de Polonia, descendiente del Húsar Alado, Mancomunidad Polaco-Lituana.

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Nuevamente la misma pesadilla, más bien los recuerdos de aquél horrible día, cuando los fascistas alemanes llegaron hasta su pueblo con sus botas negras y armas disparando a todo aquél que no se arrodillara.

Aún podía sentir ese dolor en su garganta por tanto gritar cuando arrastraron a sus padres a caminar hacia la estación de tren junto con otras muchas personas del pueblo y alrededores, todos Judíos, asesinaron a varios en el proceso mientras destruían sus casa para evitar que alguien pudiera esconderse en algún lugar. Corrían miles de rumores de que habían aprendido todas esas cosas con los Judíos de su propio territorio que se ocultaban en paredes y techos para evitar el mismo destino aunque no todos lograban mantenerse a salvo, sus padres ni siquiera alcanzaron a esconderse cuando un grupo de soldados armados entró pateando la puerta y gritándoles con violencia que salieran.

Únicamente se pudo secar las lágrimas antes de salir de la cama para iniciar su día antes del amanecer, debía seguir con el negocio de panadería si quería sobrevivir en medio de todas las restricciones que les pusieron en la invasión, caminó al baño a lavarse el rostro para despejar el suelo restante de su sistema y tratar de animarse siquiera un poco para que el pan le saliera bien. Desgraciadamente también tenía que servir a los soldados que merodeaban por los negocios al menos comprando las cosas, igualmente la tenían tensa todo el tiempo teniendo que si daba una mala mirada o respuesta que no les simpatizara también la matasen.

Ahora la gente debía vivir con ese terror constante a los uniformados mientras trataban de seguir sus vidas.

Tras secar su rostro y mirarse en  el reflejo notó extrañada que su piel estaba mucho más pálida, casi a un punto insano lo que la asustó de sobremanera llevándola a tocarse el rostro como si estuviese viendo en sí a un fantasma, volvió a lavarse pensando que tal vez era el sueño afectándola pero su piel continuaba de ese blanco más que enfermizo como si no tuviese vida o sangre en el cuerpo. Con el paso de las horas no hizo más que asustarse viendo que no mejoraba y no tuvo de otra más que no abrir ese día a pesar de la pérdida de dinero que significaba, no podía mostrarse así a nadie.

Pero simplemente fue haciéndose aún más pálida hasta el final del día, tuvo problemas para conciliar el sueño hasta que finalmente se quedó dormida en la madrugada, llevándose otra sorpresa aún más desagradable al despertar nuevamente, la mitad inferior de su rostro estaba tomando un color rojizo que luego de un rato de nervios pasó a pánico cuando cayó en cuenta de que era bandera del territorio formándose en su rostro. Lo que significaba que era como los denominados "Ángeles" que cuidaban de los países, también significado que algo debió haberle pasado al que conocía ya que nunca se habían visto dos a la vez…. Y temió por su vida, apenas notó cuando su cuerpo automáticamente corrió escaleras abajo para cerrar todo por lo que alguien pudiese ver el interior de su casa.

—Esto no puede estar pasándome, Dios mío… –Ni siquiera sabía a quién rezarle, sus padres la habían introducido a algunas costumbres de su religión pero también desde la invasión había tenido que cambiarse al catolicismo como otros para no despertar sospechas—.

Trató de maquillarse con lo poco que tenía de su madre pero aún así se notaba demasiado el color, ni había forma de esconderlo en su piel o su cabello que comenzaba a tornarse blanco puro, estaba a nada que sufrir un ataque de pánico porque no podía vivir así siempre encerrada en su casa ya que seguro los vecinos comenzaban a sospechar de que no saliera y no había a dónde huir.

Tristemente al pasar la semana entera encerrada en casa sin dar señales de salir alguien envió a los soldados, pensando en que era una judía escondida o que murió de alguna manera a pesar de no haber ningún tipo de olor molesto emanando de la casa, estaba comiendo algo de pan cuando la puerta fue pateada con fuerza igual que cuando le llevaron a sus padres… nuevamente se quedó pasmado del miedo y la vieron, vieron su rostro y los colores en este, vieron su cabello albino y su expresión desencajada. Apenas pudo pensar en levantarse para correr cuando ya estaban sobre ella reteniéndola contra el suelo de madera, gritó aterrada pero algo cubrió su cabeza y la arrastraron fuera, perdió la noción del tiempo y los ruidos provocados por cosas que no podía ver la hacían llorar sin parar.. seguro la llevaban al campo del que la gente murmuraba a veces, de donde salía el humo oscuro y la ceniza de olor extraño.

En otro lado el germano fruncía el ceño oyendo a través del teléfono lo que uno de sus capitanes le informaba, habían encontrado en un pueblucho a alguien co las características de Polonia, quién se supone estaba pudriéndose bajo tierra en una zanja lejana.

Augen Himmel (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora