Cierto tiempo después ya con el ambiente un poco más calmado los cuatro se desplazaron a la sala, para entonces la menor ya había parado de llorar dejando ver bien su rostro delicado aún con rastros de lágrimas y sus grandes ojos azules que miraban con desconfianza a los extraños. Por su parte el de esvástica la tenía abrazada de la cintura usando su propio cuerpo como una barrera con los otros dos.
—Ahora, ¿Qué hacen en mi maldita casa? –Frunció nuevamente el ceño viéndolos con una mezcla entre seriedad y molestia, detestaba que hicieran cosas son su permiso en el territorio y más aún que invadieran su privacidad dañando a la polaca en el proceso—.
—Yo ya te había dicho que vine a ver por qué tanta urgencia de llevarse quesos y pasta, el viejo Imperio estaba en mi territorio así que me siguió –Reino de Italia alzó los hombros teniendo las manos en la cintura y se relamió los labios para humedecerlos con tranquilidad, después de todo no era tanto su problema eso último—.
—Vuelve a decirme viejo y te corto la lengua, promiscuo. –Siseante en albino colocó su diestra en el mando de la katana que reposaba en la funda de su cintura, esperando ser usada para segar más almas sin suerte—.
—Si si, bueno, ¿Qué tal si cocino para bajar la tensión?, de paso porque tengo hambre y aquí los restaurantes venden demasiada carne y salchichas –El castaño sonrió de lado ignorando al asiático, centrándose en la bicolor que estaba tan aferrada al brazo del nazi, ciertamente se le hacía interesante esa extraña unión y quería saber más al respecto– Vamos Terzo, déjame hacer un almuerzo especial como disculpa para tu delicada mujercita, comer bien le sacará el susto de encima.
El alemán aún reacio a las menciones sobre la albina hizo una mueca de fastidio, pero luego su afinado oído sintió un ligero sonido emanando del estómago de la aludida que inmediatamente enrojeció un poco incluso si los otros no se habían dado cuenta, frunció los labios un momento pero acabó suspirando por la nariz.
—Que valga la pena o te arrojaré a los perros junto con tu comida. –El de rubíes viró los ojos y tomó a la más baja en brazos porque estaba sin zapatos y sus pies con tierra del jardín ya habían manchado parte de la alfombra—.
Luego salió de ahí rumbo a su habitación para hacer que se duchara y buscarle ropa apropiada pues no podría andar en camisón con esos imbéciles en casa, así que sacó un vestido rosa con bordes de encaje junto con todas las cosas que debían ir con este y los dejó a un lado en lo que está tardaba en terminar de asearse. Para cuando ella salió pasando a su lado, la tomó de la cadera acercándola más para observarla a los ojos, esos grandes y brillantes ojos azules que habían cambiado de mirada desde la primera vez que los vió llenos de pánico, no iba a mentir.. le gustaban más así de calmos.
—Mis socios no te volverán a poner una mano encima. –Dijo en tono bajo haciéndola sentarse sobre sus piernas, aprovechando la cercanía para bajar la mano acariciando su trasero y luego bajando a su entrepierna para acariciar haciendo que se removiera por instinto—.
Así que siguió frotando mientras ella se apoyaba en su pecho jadeando y ahogando gemidos, a pesar de que solo estaba acariciando por fuera no tardó mucho en experimentar un orgasmo momentáneo, relajando todos los músculos cuando pasó el efecto.
—Vístete, te espero en el comedor, vigilaré a los idiotas –Reich dejó un beso lento en el hombro ajeno y la hizo a un lado con cuidado para levantarse, pues de seguir viendo su cuerpo desnudo tan cerca acabaría por aumentar su deseo de hacerla suya—.
Al salir se dirigió a pasos silenciosos por los pasillos hasta llegar donde quería, oía las ollas y sartenes siendo removidas a la par de murmullos agudos y una voz baja reconocible.
—¿Lapide?, ¿Por qué Terzo tenía una lápida sepulcral en su jardín, estás seguro que viste bien? –El fascista del sur movió su muñeca para que los langostinos en la sartén se saltearan bien para el Risotto—.
—Estaba llena de flores y una combinación de hombres alemanes y polacos, esa mujer estaba limpiando los adornos que tenía. –Imperio tomó uno de un tazón, comiéndolo crudo sin mucho problema debido a que ya estaban limpios, seguía pensativo acerca de ese lugar escondido en el jardín y la presencia de la representación de Polonia en la propiedad—.
—No veo por…. Oh, entonces Benito no estaba tan ebrio ese día, hace unos meses estaba balbuceando sobre que Hitler le dijo que iban a tener un nuevo heredero para Alemania, pero no sé volvió a tocar el tema y se me olvidó –Ladeando la cabeza el de ojos cielo probó un poco de la salsa blanca mientras trataba de hacer memoria de ese suceso pasado—.
—Ni se les ocurra volver a tocar el tema, menos frente a mi esposa o les voy a arrancar la cabeza con una soga. –Él también sabía cómo evadir el agudo sentido de localización que tenía el nipón, por lo que tomó por sorpresa a ambos en la cocina, aparentemente habían sacado al personal antes de comenzar a cocinar– Menos aún vuelvan a poner un pie en ese lugar o les voy a cortar los dedos.
—Hmm… pero por qué tan agresivo, ¿Qué hay ahí? –La curiosidad del italiano por saber qué estaba enterrado ahí superaba a su sentido de autopreservación frente al rabioso germano– Responde eso y mis labios estarán sellados, Lo giuro.
—Y tampoco volverán a pisar mi territorio sin que les dé maldito permiso. –Reich frunció los labios, cuando los contrarios asintieron tuvo que suspirar convenciéndose de que por lo menos ya no volverían a joder con el tema– …….Es mi hijo.
—Figlio.. –Murmuró repitiendo el sureño, procesando la declaración mientras que al lado el asiático cambiaba drásticamente su semblante neutral por uno de nostalgia pura—.
Imperio Japonés había perdido a su esposa e hijos hacía mucho tiempo ya, pero sin importar cuántos siglos pasaron la traumática escena de verlos ser asesinados sin poder hacer nada jamás se iría de su mente, incluso si pudo vengarse al tomar los colores de la nación.
—Ahora terminen de cocinar o los sacaré a patadas de mi cocina. –Dándose media vuelta el de esvástica dejó el lugar para cerciorarse de que el personal había arreglado ya el comedor para cuando todo estuviera listo y la bicolor decidiera salir de la habitación donde se vestía—.
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Augen Himmel (T.R × Reader)
FanficPara conservar la soberanía, los espíritus de cada nación pasan de humano en humano mientras el territorio sea libre, cuando el último Polonia cayó en manos del fascismo... La tierra la eligió para portar sus colores, convirtiéndola así por desgraci...