Veinte.

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El germano bostezó haciendo tronar su espalda aún acostado, sin poder moverse mucho debido a que la cabeza de la albina estaba recostada en su hombro y esta se había apegado todo lo físicamente posible a él debido a una baja de temperatura en la mansión, a lo cual frunció el ceño levantándose despacio para tomar su ropa y salir de la habitación en busca de la primera mucama que se le cruzara para saber por qué estaba tan frío.

—¡Gerta!, ¿Qué diablos sucede con la calefacción de las chimeneas? –Oportunamente divisó a una de las mujeres mayores encargadas del aseo que cruzaba cargando toallas limpias perfectamente dobladas—.

—Herr Reich, lo lamentamos mucho, se trata de una obstrucción en la válvula principal que alimenta las chimeneas pero están tratando de solucionarlo cuanto antes, solo que la tormenta no deja que el encargado venga.. –La humana dió un respingo al oír la voz de su máximo líder y trató de explicar el problema en resumen, temblando de frío a pesar de tener puesto un abrigo al igual que las demás del personal—.

—Entonces hagan sopa de res, lleven la cena a la habitación de.. mi esposa. –Ordenó entre dientes torciendo un poco los labios, aún estando en casa debía acostumbrarse a llamarla así en adelante para evitar que alguien le fuese con la comidilla al austríaco—.

Entonces se dió media vuelta hacia el lugar mencionado donde la bicolor estaba sentada en la cama cubierta con las mantas pero hecha ovillo debido al frío en la habitación, no le quedó más que suspirar volviendo a la cama siendo inmediatamente abrazado por la de ojos azules que buscaba calor a toda costa, así que terminó teniendo que abrazarla sintiéndola temblar menos. Lo que lo dejaba más cerca del vientre donde quisiese o no sé encontraba su primogénito, eso lo tenía tanto significativamente incómodo como nervioso, pero aún era un pequeño bulto bajo una suave piel tibia y eso lo atrajo a posar su mano nuevamente como si hubiese magnetismo.

—...¿Por qué hace tanto frío?.. –Olesia se acurrucó sintiendo una ligera brisa helada a su espalda, nunca le había gustado el frío y menos cuando lo sentía incluso bajo las mantas—.

—Se averió algo, traerán la comida aquí porque el comedor está helado –Respondió divagando con su mano acariciando el vientre, había algo en este que lo tenía tan inconscientemente fascinado que no tenía problema con posar su mano encima—.

Tras ello se quedaron en silencio durante un rato hasta que la puerta fue tocada y el de esvástica dió la orden de abriesen, dejando pasar a dos mucamas con un carrito de metal cubierto por un mantel blanco sobre el cual habían dos platos cubiertos por tapas de metal para evitar que el frío del ambiente les bajara la temperatura antes de llegar, luego se retiraron rápidamente cerrando la puerta con cuidado.

—....Carne –Olesia solo tuvo que olfatear un poco el aire para sentir el aroma que le abrió el apetito inmediatamente, gateando sobre la cama para sentarse en el borde para tomar una de las cucharas y destapar una sopa– Ah, está tan delicioso, tenía mucha hambre…

El de rubíes la miró de soslayo, cómo daba bocados grandes llenos de disfrute y gusto a una simple sopa, pero la dejó comer como quería y se acomodó para tomar el otro plato y cenar con más tranquilidad.

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Ambos acostados en la misma cama durante la madrugada se mantenían aún apegados debido al incómodo frío, el carmesí miraba al techo algo aburrido pensando en el futuro tratando de no ser irónico; Pues se suponía que únicamente le había perdonado la vida a esa extraña actual representación de Polonia para tener de pasatiempo el humillarla como mascota y en parte por su cuerpo, solo que ahora tenía que fingir un matrimonio ya que tendría un hijo heredero con esta, ni siquiera sentándose a pensar en cada detalle con un puro podría acabar de entender qué mierda hizo para acabar así, con la bicolor abrazándolo como si no fuese el responsable de la decadencia de su vida u su territorio. Simplemente nada de lo que respectaba a su privacidad esos últimos meses parecía tener sentido, pero al final solo tenía como prioridad el acabar con todos esos bastardos que arruinaron su patria y erradicarlos del maldito continente para el Lebensraum.

De igual forma…. alguna vieja fibra en su memoria sentís que tampoco era tan malo, el criar un hijo con todo lo que hubiese querido tener cuando vivía en la miseria sin tener padres que lo vistieran o alimentarán correctamente, ese bebé incluso sin ser remotamente planeado ya tenía todo antes de nacer.

—.....Me pregunto qué hubiese opinado mi madre de todo esto… –Soltó leve en un suspiro, tenía muy pocos recuerdos borrosos de aquella mujer que siempre se quitó el pan de la boca para que él no llorara de hambre como los otros niños, lamentablemente la malnutrición fue lo que la mató—.

La sensación de vacío en su pecho le causó una mueca, a lo que se giró para hundir el rostro en el largo y ondeado cabello de la menor para distraerse. Entonces recordó que así como tenía muy poca información de su propia madre, no sabía nada en lo absoluto de la mujer a la cual le dió su viejo apellido.. y eso planteó ciertas dudas en su mente que saldría a resolver apenas amaneciera.

Augen Himmel (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora