Cuarenta y Cinco.

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—Ya te dije que no quiero nada tuyo, así que vete por favor –La bicolor cruzó los brazos mirando hacia el pasillo con molestia, no le apetecía ver la cara del fascista tan temprano o por el resto de la vida—.

—Son cosas que eventualmente vas a necesitar, deja de ser tan terca –Reich insistió bufando por la nariz estando de pie frente a ella, por momentos sentía como si hablaste con Hungría y eso lo estresaba—.

—Y luego me las vas a sacar en cara, sal de….. mierda.. –Ella tuvo que interrumpir sus palabras cuando sintió que su camisón comenzaba a sentirse húmedo y al bajar la mirada se encontró con dos manchas grandes en sus pechos, a los cuales vió acercarse una mano enguantada que sostenía un pañuelo así que la aparte de un manotazo sin mucha fuerza– No me toques, no necesito tu ayuda.

—Dentro de la caja hay un extractor de leche, todas las cosas tienen instrucciones que hice a mano, deja de ser tan terca.. –Optando por respirar profundo para no volver a discutir el carmesí dejó el pañuelo sobre la caja e hizo que la sostuviera para luego irse hacia su oficina a seguir con el trabajo—.

Olesia de mala gana y apurada por el pequeño incidente solo refunfuñó entrando nuevamente a la habitación con las cosas que dejó a un lado y fue a ducharse, pero al concentrarse en otras cosas acabó por dejar de lado la caja el resto del día en que se la pasó quejándose bajo de tener que ponerse gasas para evitar que su ropa de mojase al acostarse de lado pero lo escondió perfectamente porque se negaba a usar las cosas del alemán.

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Durante la mañana Rózsi había sido enviada al hospital para recibir capacitación de primeros auxilios por si era necesario debido a que era ya la única que estaba todo el tiempo junto a la menor, siendo el tercer día lidiando con el exceso de leche la polaca comenzó a respirar con pesadez y a sentir dolor de cabeza por lo que salió del encierro de su habitación para acostarse en uno de los sofás de la sala para que el viento del jardín la hiciera sentir mejor.

Aunque eventualmente le llegaban calambres musculares así que se quejaba entre dientes sentándose despacio para respirar profundo, rato después siendo vista por el azabache que frunció el ceño y pasó por la sala de estar hasta llegar a la habitación mirando el lugar hasta dar con la caja de cosas aún cerrada que se encontraba a un lado del escritorio, bufó de mala gana y la tomó para volver a donde estaba ella murmurando un par de quejas.

—Ni siquiera para tu propio bienestar dejas de ser tan terca. –Reich se sentó a su lado y abrió la caja removiendo las cosas ordenadas hasta dar con el extractor, una vez lo encontró dejó lo demás en el suelo– Tener leche materna de más causa fugas como las que ha tuviste y en cuanto más la retengas comenzará a ser doloroso hasta llegar a necesitar intervención médica.

—Cá..llate… –La bicolor suspiró temblorosa intentando alejar las manos ajenas de su camisón pero no pudo contra la fuerza del mayor así que este le desabrochó el camisón dejando su groso expuesto– No quiero que me toques, déjame.

—Haz silencio mujer. –Apoyando las rodillas sobre el sofá la hizo quedarse quieta para así acercar el aparato de plástico a uno de sus pechos tratando de no usar fuerza de más hasta lograr que encajara donde debía y comenzó a hacerlo bombear oyendo un grito ahogado ajeno cuando salió el primer chorrito– Dijeron que al inicio dolería y más si dejabas pasar mucho tiempo, pero respira, no tardaré.

—Me duele, quítalo.. –Olesia hizo una mueca emitiendo un ligero lloriqueo, tanto por vergüenza, como por el dolor y la molestia de que este la manipular a su gusto—.

—Shhh… cuando el exceso salga ya no dolerá. –El de esvástica se concentró en seguir bombeando al mismo ritmo para que esta se acostumbrara a la sensación que seguramente sería extraña pero no muy diferente a cuando naciera el bebé según la dependienta que se lo vendió– Ya sale menos y no está tan hinchado, ¿Ya dejarás de ser terca?

La de ojos azules no respondió al tener los labios fruncidos pero su respiración agitada había disminuido relativamente, cuando no hubo más leche saliendo del pezón izquierdo retiró el extractor para tomar el otro que venía en el estuche y lo colocó en el derecho para retomar los bombeos obteniendo nuevamente una mueca incómoda.

Con la vista puesta en los pechos ajenos el alemán se centró un poco en amasarlos con disimulo, estaban algo más grandes y la aureola se había encogido un poco al estar duros por la actividad, sinceramente sentía ganas de apretarlos a su gusto como antes porque le encantaba sentirlos, pero de atreverse a hacerlo muy seguramente la menor le sacaría un ojo por lo arisca que estaba.

Algunos minutos más tarde finalmente dejaron de salir gotitas por lo que retiró el segundo extractor dejándolo junto al otro en la mesita de té para rebuscar nuevamente en la caja mientras la polaca se recuperaba, entonces sacó un bálsamo de tamaño mediano y lo abrió untando un poco en su índice y pulgar derechos luego pasándolos por los pezones contrarios haciendo que Olesia frunciera el ceño levantando la vista en su dirección.

—Es un hidratante, según el farmacéutico también ayudará mientras amantes, no es dañino para los niños –Explicó más tranquilo después limpiándose los dedos en el pañuelo que había dejado antes– Todas las cosas en la caja tienen un propósito útil aparte de ayudar a la madre.

—......Ni pienses que te voy a agradecer por toquetearme. –La más baja torció los labios y desvío la mirada cerrándose el camisón mientras el contrario se bajaba de sobre ella, odiaba su maldito uniforme negro y todo lo que representaba—.

Cosa que este notó, la manera en la que miraba con rabia y recelo a lo que él consideraba únicamente un uniforme de la SS, entonces comenzó a abrir los botones del blazer alertándola y haciendo que se encogiera un poco seguramente temiendo. Pero solo terminó de abrir los botones necesarios para quitárselo quedando solo en la camisa blanca y pantalón negro con las botas.

—Me basta con que estés cómoda en casa. –Finalizó doblando su blazer en el ante brazo izquierdo, luego encaminándose de regreso a su oficina dejándola en el sofá junto a la caja que esperaba está finalmente comenzara a usar—.

Augen Himmel (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora