Durante el desayuno recibió la orden de sentarse en el suelo al llegar, así que esperó abrazando sus rodillas como si intentara esconderse como una tortuga, pasados los minutos llegó el azabache con una pequeña bolsa en mano que dejó sobre la mesa antes de sentarse en su silla a la cabecera de mesa.
—No me interesa saber tu mugroso nombre humano y menos aún voy a referirme a ti como "Polonia", así que desde ahora eres Blau. –Inició abriendo la bolsa de la cual sacó un collar de perro color rosa suave con una placa dorada que tal vez sería oro por las excentricidades de este—.
Acto seguido con una mirada la hizo quedarse quieta para colocarle el collar de cuero, la proximidad a su cuello y la placa fría hicieron sentir incómoda a la joven que por instinto se encogió con una expresión de angustia.
—Siéntate bien o haré que tragues del suelo el resto de tu vida, ahora ve a la silla o te quedas sin comer. –Chasqueando los dedos dos veces el personal nuevamente apareció con las fuentes y se llevaron la bolsa vacía para que no estorbara en la mesa—.
Con miedo de algún otro castigo o humillación la bicolor acató la orden rápidamente, acomodándose en la silla notando que esta vez no había ningún plato cubierto, a lo que el mismo Reich comenzó a servir trozos de fruta en el plato frente a ella y al finalizar le hizo la orden de que comenzara a comer.
—Espalda recta, enderézate maldita sea, la comida tiene que ir a tu boca, no tu jodida boca a la comida. –Fuete en mano la hizo acomodarse correctamente mientras esta aún tenía el tenedor con manzana en su diestra—.
A la de ojos azules solo le quedó asentir y tratar de seguir las indicaciones por el resto del desayuno, por suerte al concentrarse en eso pudo lograrlo… sin notar que la mirada ajena estaba clavada en ella todo el tiempo. Con una comida ya más agradable para el paladar pudo terminar todo lo que había en su plato quedando satisfecha luego de días con mala alimentación, también con una orden se retiró a la habitación ya un poco mejor ubicada con el camino aunque al no tener nada que hacer de distraía con los adornos y cuadros mientras caminaba despacio.
Todo el lugar tenía arte un poco oscuro y cosas en su mayoría doradas contrastando con mueblería negra a simple vista muy fina, cosas que nunca había visto en su humilde pueblo al cual extrañaba mucho, pero no quería que la encontrarán llorando "Y le dieran verdaderas motivos para llorar" tal como siempre amenazaban los soldados en su territorio.
De hecho ni siquiera se había detenido a procesar que ella ahora era un país, su piel tenía colores, recordaba que en su pequeña escuela rural los niños siempre hablaban de querer ser como el protector de su territorio, un hombre valiente que los defendía. Y qué era ella… solo una campesina que hacía pan y ahora era la mascota de un fascista que podía matarla de mil formas si quería, ¿Por qué fue elegida por la tierra entonces?... No era más que una vergüenza en tiempos como ese.
Decaída entró a su habitación a sentarse en el suelo frente al ventanal, por lo menos la vista era lo suficientemente bonita como para distraerla un poco en medio de su lamento, si tan solo hubiese podido seguir con su vida normal…
• • •
Una hora antes del almuerzo fue sacada de la habitación por una de las mucamas quien le ordenó entrar en la sala de estar frente al jardín, un lugar que ya conocía y en el cual estaba el de esvástica fumando en el sofá que daba hacia la mampara abierta para que el humo no se concentrara en el lugar.
—Siéntate, Blau –Dijo él con simpleza antes de darle otra calada al humo, se encontraba descansando un rato al no tener más papeleo de momento, aunque acabó por aburrirse y mandó a traer a su mascota—.
La albina se sentó a cierta distancia en frente, sentía a su espalda el frío viento restante del invierno haciéndola temblar inevitablemente, así captando la atención ajena luego de un rato.
Los ojos rubí del más alto se centraron en cómo se encogía para intentar mantener su calor corporal que se escapaba a través de su piel erizada, sus brazos estaban lo más juntos que podían para mantener su torso a temperatura pero a su vez inevitablemente hacía resaltar sus redondos pechos de pezones rígidos por el mismo frío… en los cuales se fijó el carmesí.
—Acércate. –Ordenó con brevedad, viendo a la polaca pálida levantarse rápido debido a que ese lado estaba más cerca a la chimenea y por ende era más cálido—.
La de largo cabello se acomodó frente a sus piernas algo aliviada de ya no sentir el aire en su espalda, aunque las manos contrarias la tomaron por sorpresa cuando las sintió acariciar su cuerpo por sobre la forma que daba el camisón, los dedos enguantados en cuero del alemán estaban acariciando superficialmente sus pezones y eso le dio escalofríos hasta que pasaron a ser ambas manos en su totalidad tocando, a lo que intentó mantenerse quieta por el miedo de que le hiciera algún tipo de daño.
—....No entiendo cómo pueden ser tan grandes si eres una maldita enana. –Entre dientes murmuró al aire sin dejar de aplastar los suaves y regordetes pechos de la polaca que poco a poco se iba echando hacia atrás inconscientemente tratando de marcar distancia— Pareces una vaca.
Dió otro apretón que la hizo jadear más que nada por el pequeño dolor que le provocó, a lo que volvió a hacerlo con la otra obteniendo un sonido similar casi de queja, pero eso lo hizo seguir apretando y moviendo a su antojo hasta notar que la menor estaba acostada en el suelo y él sobre su pequeño cuerpo agitado.
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Augen Himmel (T.R × Reader)
FanfictionPara conservar la soberanía, los espíritus de cada nación pasan de humano en humano mientras el territorio sea libre, cuando el último Polonia cayó en manos del fascismo... La tierra la eligió para portar sus colores, convirtiéndola así por desgraci...