Entrada la noche la mayoría bailaba con ánimo y brindaba haciendo sonar sus copas, luego de haber sobrevivido al almuerzo la de ojos azules se encontraba junto a la mesa de postres bebiendo lentamente una copa de vino aunque ya había perdido la cuenta de cuántas llevaba para evitar hablar con alguien. Pudiendo oír las risas estruendosas de la francesa que se mantenía en el grupo cercano al fascista buscando apegarse a él y codearlo cuando surgían chistes de otros que estaban algo más ebrios, incluyendo al aludido a quien le habían estado pasando distintos licores.
—Deberían organizar más seguido, en París siempre hay fiestas así y es muy divertido –Rió la de ajustado vestido apoyándose en el hombro del de uniforme negro que terminaba de beber el Whisky en su vaso—.
La polaca ya estaba incómoda y algo mareada por la falta de costumbre de beber alcohol además el molesto olor a cigarrillo en el ambiente así que decidió acercarse al de esvástica para decirle que ya queda salir de allí y volver a la mansión. Pero apenas estuvo por tomar la mano de este, la mirada de la tricolor se le clavó con molestia, haciendo que se detuviera de tocarlo para mirar a la europea septentrional que al observó con desdén de arriba a abajo.
—¿Y esta niña?, el Jardin d'enfants queda en otro lado –Se burló luego de haber soltado al fascista para dar algunos pasos y hacer retroceder a la más baja que estaba comenzando a fruncir el ceño y le hacía gracia– Ve a comer pastel por ahí, acá estamos los grandes.
Bufó burlona girando para rodear el brazo de Reich con los suyos aprovechando que este se encontraba distraído escuchando a Goering sobre algo que a ella no le importaba en lo absoluto, la albina sintió molestia de ver cómo esa mujer casi se restregaba contra él y este ni siquiera se había molestado en alejarla durante todo el rato luego de la comida. Le causaba una rabia creciente en el estómago que la llevó a apretar los puños y dar los pasos necesarios hasta tomar su mano con algo de fuerza, ella llevaba el anillo, ella era la esposa.
—¿Hmm, Blau? –Bocalizó este girándose a mirarla sin saber por qué fruncía los labios y las cejas como una niña a punto de un berrinche, pero se le hacía curioso—.
—Esta niña grosera, ve ya con tus padres y no molestes –La de ojos verde le hizo una mueca de fastidio notable, tratando de no elevar mucho la voz para recibir más miradas porque podrían arruinarse sus planes por una mocosa—.
—Suelta el brazo de mi esposo. –Olesia siseó usando lo mejor posible el acento alemán que había estado copiando de oír charlar a las mucamas todos los días mientras iba al jardín—.
—¿Tu qué?, seguro mucho jugo de manzana te afectó, niña tonta –Ya comenzando a cansarse intentó usar su diestra para quitar las pequeñas manos ajenas del otro brazo del alemán que miraba con cierta diversión en sus ojos rubí sin duda estando ebrio—.
Sin regalarle un segundo a la castaña, la de modesto vestido amarillo levantó su mano izquierda para colocarla sobre las ajenas, dejando ver su anillo a la par en que le clavaba las uñas con algo de sutileza aún sosteniéndole la mirada sin parpadear.
—¡Eh!, mocosa grosera –Francia de Vichy mostró los dientes indignada, lista para darle una bofetada pero antes fue interrumpida por el movimiento del germano—.
—Blau, camina –Ordenó el azabache con la voz algo queda, señalando vagamente hacia la puerta que daba a los pasillos, soltándose del agarre acaparador de la francesa—.
La nombrada levantó las manos obedeciendo, antes dándole una última mirada de recelo a la otra mujer, así caminando de la mano con el mayor que se tambaleaba ligeramente con dirección a donde señaló. Atravesando la puerta siendo despedido por los guardias que se encontraban custodiando, a los cuales ignoró para ir hacia el ascensor donde marcó el último piso con tranquilidad hasta que se cerraron las puertas, apenas pasó volteó a tomar a la polaca del cuello.
—Pequeña fiera de uñas largas.. –Pero carecía de fuerza, en su aura solo había diversión mezclada con lujuria en sus ojos, no dejándole responder al clavarle un beso de segundos algo hambriento mientras la caja de metal seguía moviéndose algo lento– ¿Le ibas a arrancar los ojos a la perra francesa mientras decías que eres mi mujer?, que carácter..
Se mordió el labio y la campanilla del elevador hizo presencia a la par en que se habrían las puertas dejando ver el pasillo vacío y con luces tenues, así que alzó en brazos a la más baja y la sostuvo de los muslos volviendo a besarla en lo que buscaba las llaves que le habían entregado y estaba en su bolsillo hasta que dió con ellas ahora tratando de recordar qué número tenían para encontrar la puerta de la habitación que le pertenecía allí.
Por suerte incluso más concentrado en devorar los labios contrarios pudo abrir la puerta y luego cerrarla de portazo sin importarle un carajo el ruido, bajándola para quitarse el blazer y la camisa con apuro en lo que ella dejaba tranquila lamentablemente a un lado su sombrero momentos después siendo sorprendida por el carmesí que la levantó para dejarla caer en la cama volviendo a atender su boca.
—Me calienta muchísimo cuando pones esa mirada, ¿Son celos acaso? –Ronroneó deshaciéndose del vestido amarillo para dejarlo caer a un lado, sin toda esa tela estobando la vista se notaba más que bajo sus propio pantalón estaba duro, se había excitado solo de ver esa escena de la pequeña polaca comportándose como una chica ruda– ¿Acaso no quieres que otras toquen a tu amo?
—No me agrada esa mujer… –Olesia murmuró entre avergonzada y disgustada de recordar la actitud de la tricolor, le fastidiaba por completo—.
—¿Y sentiste enojo cuando sus manos de uñas largas estuvieron en mi brazo? –Este continuó provocándola en lo que se quitaba lo demás con ansia, acostándose para hacerla quedar justo sobre su cadera– Pero tu estás literalmente sobre mi, pequeña fiera.
—Uh.. ¿Planea hacerlo aquí?.. –Al caer en cuenta de la situación en la que estaban miró hacia la puerta cerrada, teniendo de que alguien los escuchara pues no era como en la mansión donde se cortarían la lengua antes de revelar algo que pasara allí—.
—Oh por supuesto, ahora puedes gemir mi nombre en alto para que oigan quién se está divirtiendo aquí –El de esvástica sonrió malicioso dándole una sonora nalgada que le robo un jadeó agudo, bajo los efectos del alcohol no había restricción alguna en su lengua para no decir todas las vulgaridades que a menudo pensaba con ella cerca—.
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Augen Himmel (T.R × Reader)
FanfictionPara conservar la soberanía, los espíritus de cada nación pasan de humano en humano mientras el territorio sea libre, cuando el último Polonia cayó en manos del fascismo... La tierra la eligió para portar sus colores, convirtiéndola así por desgraci...