Durante la madrugada el llanto de una de las bebés la hizo despertar de salto, levantándose inmediatamente algo desorientada tratando de caminar en la oscuridad hasta la habitación de las niñas aunque a mitad de camino ya no oyó nada.
La puerta estaba entre abierta y la luz que se colaba por las cortinas de tela delgada iluminaban tenue a la silueta masculina que mecía algo en sus brazos.
—Shh.. despertarás a tu hermana y ella quiere descansar… –Reich susurró acariciando la mejilla de su hija que se babeaba la mano mirándolo sin interés de querer dormir nuevamente– Vamos Varsovia, es media noche.
La bicolor se quedó en la puerta mirando en silencio cada acción del más alto que le susurraba a la pequeña rubia para que no volviera a llorar, por su parte este se encontraba totalmente concentrado en mantener entretenida a la niña con sonidos hechos por su boca hasta que finalmente esta bostezó así que la cambió de posición apoyándola en su pecho y palmeó despacio su espalda durante diez minutos hasta que cayó bien dormida, así devolviéndola a la cuna junto a su gemela bien arropada.
—¿Hm? –El de ojos rubí emitió un sonido al sentir otra presencia cercana, aunque al girar notó que se trataba de la menor así que se acercó para hablarle en tono bajo– Vuelve a dormir, yo me encargo.
—..Yo soy su madre. –Respondió ella mirándolo con cierto recelo, no podía evitar querer mantenerlo a raya de ella y sus pequeñas—.
—Lo sé, por eso son tan hermosas –Levantó su diestra para acomodarle el cabello tras la oreja y luego se sentó en la mecedora tomando el libro que estaba abierto junto a esta– Ve a dormir, aún falta para que amanezca.
Había entrado a la habitación cuando ella fue a la suya para dormir, lo había estado haciendo toda esa semana desde que los otros se fueron a sus territorios dejándolos al fin en privacidad, cerciorarse de que estaban a salvo le permitía dormir bien durante la mañana.
La polaca torció los labios pero acabó girándose para volver a su habitación únicamente porque sus hijas estaban dormidas y debía estar activa desde la primera hora para atenderlas, pero se mantuvo un rato dando vueltas en la cama rememorando lo ocurrido en el día de su nacimiento, mientras había estado regresando a la conciencia escuchó la voz del carmesí diciéndole cosas aunque no entendió muy bien por su estado y la voz entrecortada de este. Aunque luego él tuvo el atrevimiento de decirle que la amaba, ¿Siquiera sabía lo que era amar?, amar significaba entregar todo por la persona querida y siempre velar por su bienestar como el propio, cosas que él no hizo en todo ese tiempo.
—....Yo si te amé y solo me devolviste una puñalada. –Murmuró entre dientes mirando al techo, pero seguía estando en una casa ajena en territorio lejos del suyo y ahora con dos hijas que debían tener una figura paterna, aunque no fuese la que realmente quisiera para educarlas—.
Apenas salió el sol fue a la habitación blanca, pero él seguía allí, solo que dormido en el sofá junto a la cuna con la diestra sobre las mantas, la pequeña Varsovia le tenía sujeto el índice en medio de su sueño así que probablemente este no retiró su mano hasta quedarse dormido tras su vela nocturna. Pero al notar que Berlín se estaba removiendo fue a tomarla en brazos, ella era más tranquila y estando despierta únicamente le gustaba mirar el rostro de la gente, en silencio la meció caminando por la gran alfombra redonda que había y se soltó un par de botones del camisón para dejar su pecho expuesto en lo que se sentaba en el mecedora a alimentarla acariciando su cabello de oro.
La sensación inconsciente de que uno de sus pequeños puntitos de energía se había alejado hizo que el de rubíes abriese los ojos alejando al sueño, sintiendo pánico durante segundos al ver que una de las bebés no estaba, pero al girar se alivió de ver a la albina con la faltante, así que se apoyó sobre su brazo para poder observar durante un rato como Olesia amamantaba con toda la paz del mundo a su pequeña en brazos. No tenía derecho a pedirle que lo amara luego de todo lo que le hizo, parecía que ahora el pastel de había volteado castigándolo finalmente por todas sus mierdas, solo…. no le importaba incluso ser encerrado mil años si podía tenerla junto a él.
Había preparado un plan para asesinar a todos los fascistas. La operación Valquiria estaba resguardada en lo más profundo del clóset de las niñas al ser un lugar donde no se buscaría, utilizaría a la Wehrmacht para deshacerse de la SS y todos los imbéciles a la cabeza si se atrevían a intentar hacerle algo a su esposa e hijas, valiéndose de todos aquellos inconformes con el régimen para usarlos como chivo expiatorio de necesitarlo. Todos los humanos eran prescindibles a diferencia de su pequeña familia y no le importaba deshacerse de Adolf, su figura paterna, para hacerlo.
—Buenos días.. –El carmesí se animó a saludar primero, bostezando y acariciando la pequeña manito de la otra bebé que aún no lo soltaba—.
—......Hola. –La menor pensó en no hablarle pero sus padres la habían educado así que no tuvo de otra, pero aún así no lo miró—.
—¿Berlín lleva mucho despierta?, no la sentí –Rech se relamió los labios y los apretó un poco, últimamente se sentía como haber vuelto a sus primeros meses de estudios cuando adquirió los colores, además de que constantemente estaba leyendo un libro tras otro sobre el tema para no sentirse inútil—.
—No lo sé, estaba tranquila. –Dió un suspiro corto la bicolor, luego notando que el mayor tomaba en brazos a Varsovia que comenzó a removerse– …Dámela, debe tener hambre.
Momentos después ya tenía a ambas niñas en los brazos como le había enseñado Rózsi, ciertamente se sentía mucho más tranquila desde que tenían la residencia sin esa gran cantidad de mucamas y todos los demás de quienes desconfiaba.
• • •
Con el paso del tiempo todo volvió a enfriarse, la polaca aprendió a cuidar de sus bebés y el de esvástica demostró estar preparado para todo cuando las niñas tuvieron fiebre una noche de tormenta sin que pudiesen solicitar un doctor, todo su tiempo leyendo y acumulando cosas infantiles rindieron frutos cuando logró bajarles la temperatura en lo que la más baja estaba al borde de los nervios.
Desde aquella noche ella apaciguó su rencor, pues lo vió ir de un lado a otro tratando de aliviar a sus hijas diciéndoles palabras tranquilizadoras y medirles la temperatura anotando casa media hora hasta que suspiró, abrazándola de sorpresa debido al gran alivió que sintió pues dentro de tono tenían el mismo nivel de pánico temiendo que la situación empeorara.
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Augen Himmel (T.R × Reader)
FanfictionPara conservar la soberanía, los espíritus de cada nación pasan de humano en humano mientras el territorio sea libre, cuando el último Polonia cayó en manos del fascismo... La tierra la eligió para portar sus colores, convirtiéndola así por desgraci...