Diez.

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La bicolor lamió la mano del de esvástica con cuidado entrecerrando los ojos centrándose más en cómo este la miraba con atención, así que se atrevió a acariciar un poco su mano cuando vió que estaba limpia del chocolate tan dulce que hacía un contraste en su paladar.

Notando esto él arqueó una ceja afilando su mirada con algo de tranquilidad, retirando su mano para inclinarse nuevamente a succionar los pechos de la polaca con mayor atención al estar manchados con dulce, jugueteó y los apretó cuanto quiso oyendo cómo esta suspiraba o se encogía a momentos pero manteniéndose obediente de no moverse. Una vez la albina estuvo limpia regresó a sus labios, por alguna razón había algo en la acción de besarlos que le gustaba así que pasó un rato más en ello con momentos para respirar cuando sentía que a la más baja se le estaba acabando la respiración pues sería desagradable que le tosiera en la cara por ahogarla.

Desde entonces le agarró gusto, llamándola a su oficina para devorar su boca teniéndola sentada en las piernas mientras ella lo masturbaba, sentarse en el sofá antes de dormir a untarle algo dulce en esos grandes pechos suyos que luego acababa en besos hasta que la mandase a dormir o cuando la follaba contra el escritorio de su oficina tomándola con fuerza del cabello para hacer que se arqueara y así callar su escándalo cuando estaba cerca al orgasmo.

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La de ojos azules bostezó sentándose frente al espejo del tocador en su habitación, como cada mañana al despertar se cepillaba el cabello durante un rato antes de ir a ducharse.

—..Mi nombre es Olesia Rutkowski, nacida en Wroclaw y soy la actual…. Polonia.. –Murmuró mirando los colores en su rostro, los llevaba en vano, no había siquiera intentado salir de allí para volver a su hogar—.

Solo que… estaba acostumbrándose a ser tratada como una mascota, ya no recibía gritos pero con frecuencia volvía a su habitación a limpiarse luego de que el alemán cumpliera todos sus deseos del día, podría ser peor y quejarse por ello…. pero le avergonzaba pensar que en parte también disfrutaba lo que sucedía en cuanto a eso. Sabía que debía estar muerta, había oído tras la puerta de la oficina ajena cuando este hablaba por teléfono con alguien más…. mencionando "Haber eliminado con seguridad a Checoslovaquia y Polonia de su camino" por lo que… probablemente fuera de esa mansión se creía que estaba muerta, recordándole cuando la primera vez el azabache entró con un arma en la mano mientras estaba atada en el suelo tras ser raptada por los soldados.

Siguió con su rutina vistiéndose al salir de la tina, el dueño del territorio no estaba así que se le había permitido usar ropa interior completa y un camisón de tela invernal que la cubría por completo sintiéndose más segura, tomó también un abrigo y calcetines largos todo en blanco siendo el único color en el clóset. Entonces salió de la habitación para ir rumbo a la mesa en donde el desayuno ya estaba servido en un inicio plato cubierto por una tapa metálica, claramente no sería el buffet que hacían a diario para el carmesí pero los pequeños sándwiches de carne y fruta picada la saciarian hasta el almuerzo.

Se dedicó a comer tomándose su tiempo entre cada bocado para admirar la nevada desde el ventanal, todo el jardín estaba cubierto de puro blanco pulcro y algunas estalactitas de hielo en los árboles a causa de un par de lluvias durante las madrugadas de esa semana, al terminar el contenido del plato suspiró profundamente levantándose para volver a su habitación pues no tenía más que hacer allí sin el de traje negro además de preferir evitar a todo el personal del lugar de ser posible. Se quitó el abrigo y escondió bajo las mantas descansar hasta que el mayor llegase probablemente en la tarde, quedándose profundamente dormida aferrada a una de las pomposas y suaves almohadas en la cama.

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El sonido de la puerta abriéndose y el posterior peso en el lado libre de la cama la hizo despertar asustada hasta ver una mano carmesí sosteniendo su pecho fue que relativamente se calmó, él no había entrado a su habitación desde el incidente de las migajas así que le extrañaba que ahora estuviese allí pero se mantuvo en silencio sintiendo cómo este se frotaba contra su trasero hasta que suspiró y sintió un ligero aroma a alcohol que la hizo buscar la mirada ajena. Teniendo los ojos entrecerrados el de esvástica trataba algo torpe de quitarse el cinturón para así desnudarse sobre la cama entre maldiciones gruñidas hasta que lo logró y entonces tomó a la menor de las piernas para hacer a un lado su ropa interior sin tomarse la molestia de quitarla antes de entrar robándole un jadeo que lo hizo soltar una risa baja mientras comenzaba a mover su cadera con brusquedad aún aferrado a su pierna teniéndola acostada de lado.

—Maldita reunión… esos imbéciles hablaban demasiado y yo solo quería venir a follarte. –Se quejó el de ojos rubí de mala gana sobre su irritante día, estaba algo ebrio debido a que lo hicieron beber a pesar de su falta de costumbre ante esas costumbres– Tus suaves piernas y tus grandes tetas me calientan demasiado..

Dicho esto se mordió el labio mirando rebotar lo segundo mencionado y usó la mano izquierda para apretar ambas un poco oyendo el ruido de sus cuerpos chocar y los gemidos chillones de la polaca, hacía bastante ruido pero eso lo excitaba más por alguna razón al igual que cuando se ponía a lloriquear entrando al clímax hasta que se le pasaba y entonces se dejaba caer jadeante mostrando la lengua.

—Vamos Blau, gime para tu amo. –El germano usó la misma mano para darle una sonora nalgada dejando una marca de su mano en la piel contraria que observó orgulloso—.

—Mgh!, su.. suave, Ahh… –Vocalizó esta tratando de silenciarse contra la almohada cuando fue girada sin cuidado para quedar boca abajo levantando la cadera de la que era sostenida con fuerza sintiendo a su vez como entraba más rápido a su interior—.

Reich se inclinó amoldándose al pequeño y delicado cuerpo de la polaca solo para dejar marcas de succión en su cuello y sujetarle las manos a los lados de la almohada durante un rato antes de usar la diestra para tomarla del cuello como estaba y apretar un poco durante sus últimas embestidas hasta correrse. Luego bufó con pesadez y se acostó al lado en lo que ella tosía un poco recuperando la respiración estando ya también acostada totalmente sobre el brazo derecho ajeno de quién acabó por dormirse abrazándola posesivamente de la cintura apoyando el rostro en su espalda.

Augen Himmel (T.R × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora