Capítulo 2: El vuelo al futuro

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Falta un día para irnos y ya era el momento para preparar las maletas, porque el vuelo a Hawai es mañana a las ocho de la mañana.

Romina sacaba toda la ropa que tenía en el armario, no se dónde va a guardar todo eso, tiene mil prendas, lo último de cada marca, y que a veces ni sabe que la tiene.
Yo tengo ropa, pero no como ella que hay que forzar las puertas del armario para que cierre.

-¿Dónde pensas guardar todo eso? - le dije, poniéndole una cara de horror ante todo ese desastre.

- Tengo una maleta más. -dijo sonriente.

- ¿Solo una? Creo que vas a precisar un contenedor para llevar todo eso. - dije sarcásticamente.

Romi estaba tan entusiasmada por este viaje que tenía que ponerme tapones en los oídos para no escucharla hablar todo el día sobre Hawai.

Si bien yo estoy más motivada que cuando me enteré, me aterra la idea de no poder relacionarme y quedarme sola. Aunque apuesto que algo aprendí de todo lo que me pasó y sabré elegir mejor a las personas que formarán parte de mi vida a partir de ahora.

Ya tengo bien empaquetada la tabla de surf, que irá en la bodega del avión.

Tomé las fotos de la familia y todo lo que necesitaba.

Hice una especie de room tour porque era la última vez que iba a ver este cuarto.

Amo tanto esta casa, es dónde pasé toda mi infancia y mi adolescencia hasta el día de hoy.
El dormitorio es grande, porque lo compartía con mi hermana.

Las paredes son de color lila, con una biblioteca al lado de cada cama y una televisión arriba de la puerta. Miré el escritorio en el que me quedé noches dormida estudiando para los exámen, la hamaca que colgaba de una viga, y con Romi nos peleábamos para ver quién la usaba primero. El ventanal que daba para la ciudad, que tanto amaba mirar al atardecer.

- Chicas... ¿Ya tienen todo listo? - dijo mi madre desde la puerta de la habitación.

- Si, ya tenemos todo listo -añadió Romi con su radiante sonrisa.

Mi padre pidió pizza para cenar y despedirnos de nuestro lugar que tanto amamos.

Nos fuimos a acostar porque nos tenemos que levantar temprano, aunque no pude dormir en toda la noche por los nervios.

Son las 5:00 a.m, hecho un vistazo a todo el lugar deseando que los minutos sean mas largos para recordar cada momento vivido.

- Voy a extrañar esta casa -murmuré.

Romi vino hacia mí y me abrazó.
- Yo sé,Vicky...ojalá en Hawai nos podamos sentir realmente como en casa.

Ojalá...

En un rato viene mi tío a
buscarnos para llevarnos al aeropuerto.
El viaje en auto no es tan largo pero se me hizo eterno. Fué como si toda mi vida haya quedado atrás.

Cuando llegamos al aeropuerto Flor estaba con un cartel en la puerta.
Que chica tan increíble.

Vino corriendo hacia mí y nos abrazamos tan fuerte que quedamos violetas. Ambas llorabamos. Momentos melancólicos.

- Vicky... - decía ella entre lágrimas. - Te voy a extrañar tanto...así que te hice esto...para que tengas un recuerdo de nuestra amistad...

Me dió el cartel lleno de fotos nuestras, desde el primer día en la escuela, nuestra primera
pijamada, el primer concierto que fuimos a ver juntas, la patada que le dí sin querer y le quedó un moretón, la torta que quisimos hacerle a Romi por su cumple y quedo horrible, y otras fotos más de momentos que pasamos juntas.
No pude evitar llorar, no me salían las palabras.

Un atardecer contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora