Capítulo 9: La mudanza

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Me costó muchísimo despertarme hoy porque ayer llegamos a casa como a las doce de la noche. No porque nos hayamos quedado hasta tarde en la playa, sino porque la camioneta de Caleb se apagó en medio de la ruta; y bueno estuvimos como una hora intentando repararla.
Cuando llegamos nuestros padres nos dieron el rezongo de la vida, pero como le contamos lo que sucedió nos entendieron.
Siguiendo aún en la cama mi despertador animal viene, me lame la cara y me salta arriba para que le de su comida
- Ya voy Kimba, espera. - le digo peresosamente.
Cuando por fín logro incorporarme en la cama, me quedo mirando un punto fijo de la habitación, reiniciándome.
Bueno, esto me pasa siempre que en la noche anterior me acuesto tarde.
Me froté los ojos porque tenía la vista nublada. Mi hermana ya no estaba en el cuarto y su cama ya estaba hecha. Sus cosas tampoco estaban, de seguro las guardó en cajas por la mudanza.
Voy al baño con el paso pesado y cuando me miro en el espejo casi grito. Tengo el pelo más enredado que Rapunzel, bueno Rapunzel nunca tenía el pelo enredado; y no lo entiendo si eran kilómetros de pelo.
Ya un poco más activa, bajo a la cocina y veo que están todos ahí tomando el desayuno.
- Buenos días. - digo y me siento en la barra.
- Me encanta tu look. - comenta mi hermana sarcásticamente.
- Si, hermoso - río irónica.
La verdad, estoy destruida. Me tomé dos cafés para tener más energía; un poco ayudó.

- ¿Ya está o te hago otro café? Aunque creo que si te bebes otro vas a quedar lunática. -dice mi madre.

- No gracias, ya estoy bien.

- Menos mal, porque todavía tenés que empacar tus cosas.
Ay la mudanza, que pereza.

- Juro que contrataría a alguien para que guardara todo. - digo y apoyo la cara en la mesa.

- Yo las puedo guardar por vos si estás tan cansada. - propone mi buen amigo Luke.

- Te lo agradecería, pero parecerías mi esclavo... y está mal.

- Mientras me pagues lo soy.

- ¿Serías un esclavo por dinero?

- ¿Me pagas o no?

- Dejame pensar...no.

- Igual voy a guardar todo por ti.
- ¿Enserio?

- Dejame pensar...no.

- No me iluciones.

Si, no me iluciones.

- Mentiiira, guardo tus cosas solo si después... - hizo una pausa que me dió miedo a lo que iba a decir - me dejas enseñarte a andar en patineta.
No me iluciones más.
Siempre quise andar en patineta asi que no sería tan mala idea.
- Bueno...acepto.
- Yessss! Ya quiero ver como te caes.
Puse cara de berrinche y en eso vino hacia mí y me rodeó la cabeza en sus brazos para abrazarme.
- Shh shh, no llore.
Si Luke es así, hago berrinche todos los días.
Me hice la dura para disimular que me estaba derritiendo.
- Soltame, soltameeeee.
- Ay bueno loca.
En eso voy yo a él y le salto sobre los hombros para quedar colgada como un mono y le tiro del pelo.
- ¡AYUDAAA! ¡SAQUENME A ESTA LOCAAA!

- Shh shh no llore. - le digo y en eso me suelto.
Nos empezamos a reír tanto que parecíamos dos borrachos.
- Ay...no puedo más...me va a dar algo.
El se seguía riendo y yo luchando por mi vida ya que mi estómago estaba contraído por tantas risas.
En un momento Luke se puso a toser y pensé que se moría.
- Ayuda... - dice él mientras sigue tosiendo y queda rojo.
Aún asi es lindo.
- Tomá agua. - le digo y le doy un vaso con agua.
Mientras daba un sorbo se volvió  a reír e hizo que le saliera agua por la nariz.
- ¡¡AY QUE ASCO!! - digo y suelto una carcajada.
Estuvimos unos 10 minutos más riéndonos y luego subimos para ordenar todo. No podíamos distraernos más porque sino mis padres se irían sin mí y sin mis cosas.
Mientras mi buen amigo hacía el trabajo por mí, fuí al baño y me vestí. Me puse un top verde y un short, que compré en una tienda con Laila.

Un atardecer contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora