Capítulo 25: Casi la verdad

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Quedé inmóvil. No podía procesar toda la información que ahora pasaba por mi mente.

Me sentí diminuta. Indefensa. Él, al parecer también porque lo atrapé en un problema muy grande del cual no tenía escapatoria y yo no iba a callarme lo que había visto.

El pelinegro no dejó de mirarme. Su nuez subió y bajó tragando saliva.

— Vicky... — carraspeó y evitó mirarme.

No quería pronunciar ni una sola palabra.

— ¿Leo...? — apenas logré decir.
Negué con la cabeza, estoy sumamente confundida.

Pasó una mano por su pelo y sus ojos verdes me miraron sin ninguna emoción.
Tiene un aspecto terrible. Parece agotado y tiene unas ojeras que lo tiran aún más abajo.

Suspiró y se cruzó de brazos.

— ¿Tu escu...? — comenzó a decir pero la voz de Luke nos interrumpió.

— Vicky, pensé que...— volteé para verlo y su expresión cambió por completo.

— ¿Que estás haciendo aquí? — frunció el ceño y se acercó lentamente.

Leo no dijo nada, solo desvío la mirada y tensó la mandíbula.

Hasta yo me puedo imaginar como se debe estar sintiendo, tan nervioso y sin excusas.

— Luke, vámonos, ahora. — lo miré suplicándole. Solo quiero que esta noche termine y  que mañana no me acuerde de lo que pasó ahora.

Lo tomé del brazo y nos alejamos.
No miré atrás, él si, pero no vió lo que yo vi y no está confundido como lo estoy ahora.

Lo oí maldecir por lo bajo.

Salí a paso rápido y Laila nos siguió poco después.

Luke me tomó de la muñeca para que frenara.

— Vivky, espera. No entiendo por qué estás así ¿te hizo algo? Porque si es así, te juro que...— empezó a decir pero lo corté.

— No, no me hizo nada — Cerré los ojos y tomé aire.

— Tu primo... — no pude continuar. No sé como hacerlo o como se lo va a tomar Luke.

Teagué saliva y bajé la mirada.

Me miaraba fijamente y un poco confuso, se que estaba esperando algún comentario de mi parte pero, de verdad, es como si me hubieran quitado la capacidad de hablar.

— ¿Mi primo qué, Vicky? Por favor no alargues más esto. — empezaba a sonar alterado.

Este no era el momento ni el lugar de decirlo. La música aún alta, la gente pechándondos...

— ¿Demoran mucho? Ya vámonos. — nos grita Zac desde el bote.

Agradecí que hiciera eso.
Todos nos miraban espectantes de la situación.

— Mejor ya vámonos...te lo digo luego cuando lleguemos. — hice un gesto para tranquilizarlo.

Me miró a los ojos como si qusiera  entrar en mi mente. No sé si estaba enfadado, confuso o las dos a la vez aceptando irnos.

Subimos al bote donde estaban todos.
En el camino, nadie habló, la incomodidad se sentía.

No sé si los chicos pensaban que habíamos peleado con Luke o qué, pero hasta ahora nadie sabe más que nosotros dos que Leo apareció en la fiesta.

Me abracé porque ya empezaba a tener frío y los nervios me jugaban en contra.

Luke que estaba a mi lado lo notó y me ofreció su suéter.

Un atardecer contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora