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Y la bofetada no se hizo esperar.

—¿Por qué no la alejaste?

—Estaba en shock.

Otra bofetada tronó sobre mi mejilla e intenté detener sus manos, pero él no permitió que le tocara.

—Tú no estabas en shock, tú lo estabas disfrutando...

Jungkook daba vueltas por la habitación, intentando ordenar sus ideas.

Despuésde lo sucedido, le pedí a Jungkook que fuéramos a hablar a un lugar tranquilo, y en lo único que pensé fue en mi departamento.

—¿Cómo podría disfrutarlo?

—Era tu ex, Taehyung.

—¿Y? Yo ya no tengo sentimientos por ella...

Aterrizó la tercera bofetada sobre mi rostro y yo ya estaba listo para sujetar sus brazos, cuando sus labios se apoderaron de los míos con una intensidad salvaje.

Jungkook tomó lugar sobre mi regazo y así como siempre lo he deseado, comenzó a menear sus caderas sobre mi entrepierna que comenzaba a despertar con tan agradable fricción. Mis manos sujetaron su trasero con posesión y apretaron lazona con fuerza al compás de las mordidas sobre nuestros labios.

Su respiración se mostraba irregular y yo solo pensaba en follármelo.

—Júrame que no dejarás que otra persona te bese...

—Lo juro.

—Tae, ¿te dolieron las bofetadas?

—Sí, ¿sabes que jamás en la vida he permitido que alguien me abofetee?

—No...

Su boquita formó una "o".

—Tendré que castigarte...

Jungkook mordió la comisura de sus labios de una forma tan seductora, que mi pene exigió ser liberado de inmediato.

Tomé su cintura y lo llevé entre mis brazos hacia mi cama, donde deposité su cuerpo con algo de torpeza. Jungkook me miró de una manera tan inocente que dudé por un segundo en continuar, pero recordé que esto ya no era nuevo para ninguno y jalé de sus tobillos hasta que su trasero rozó el borde de la cama y mi entrepierna despierta.

Mis dedos se dirigieron hacia el zipper de su pantalón, el cual deslicé sin paciencia y en cuestión de segundos su pantalón junto al bóxer desaparecieron del lugar. 

No sé si fue porque la luz de mi ventana se internaba en la habitación, mostrando la claridad del día y que me dejaba apreciar cada centímetro de la preciosura que estaba a punto de cogerme o los hechos suscitados, que me excitó como nunca me había pasado.

—Tae... —Ronroneó.

—Mierda...

—Soñé contigo...

Jungkook dejó reposar su espalda sobre las sábanas y abrió sus piernas, dejando a exposición su rosada entrada... sus dedos recorrieron sus muslos hasta tocar su objetivo, uno que otro dedo se internó en el lugar y su boquita dejó escapar un jadeo.

Me quité la estúpida camisa blanca del instituto y la tiré muy lejos.

—¿Qué soñaste?

Tomé sus piernas con fuerza y extendí un poco más sus piernas.

—Que me partías en dos.

Mierda sí.

Dos Gotas De Agua || «VKOOK» [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora