La bienvenida

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Llegamos a los diez minutos al teatro, tuvimos que pasar por dos de los edificios principales, la cafetería, y caminar mucho más hasta alcanzar los campos que se encontraban al finalizar el tercer edificio.

Estábamos cerca de uno de los bosques, y justo cuando los pasillos dieron paso al aire libre, pudimos ver el teatro a la izquierda, todo al aire libre.

Muchos estudiantes ya se encontraban sentados en los asientos de piedra que formaban un círculo alrededor del escenario, había al menos cinco pisos de estos, parecía un estadio, de esos que se encontraban afuera de Ravine; Alden y yo nos sentamos en el último escalón, manteniéndonos alejados del centro, pero lo suficientemente cerca para escuchar a la directora.

Alrededor el ambiente era de energía y felicidad, había grupos reunidos a cada par de metros, por alguna razón había algo similar en todos ellos.

-deben tener alguna clase de... detector... se encuentran los unos a los otros...-Alden empezó a susurrar, tan bajo que incluso yo que estaba a su lado no podía escucharlo bien.

-¿Qué?

Vi que su mirada se dirigía a un grupo justo frente a nosotros.

-Todos se dividen aquí, ¿No lo notas? - respondió sin dirigirme la mirada- aquellos, los de enfrente, los diez chicos, son de Zeus... aquellas de allá, las que llevan todas vestidos, son de Afrodita, los de la izquierda son de Odin, Brahma está al lado de ellos...las chicas de abajo a la derecha, Amaterasu.

Seguí la mirada cada que mencionaba otro dios y el grupo de estudiantes bajo su protección.

-¿Cómo lo sabes?- pregunté frunciendo el ceño.

-todos tienen cosas en común con su dios- se encogió de hombros- es fácil saberlo cuando sabes diferenciarlos.

-¿puedes adivinar el dios protector de todos aquí?

-no de todos- negó con la cabeza apoyando los codos sobre sus rodillas- los que tienen como dios a alguien de la oscuridad no lo muestran tan abiertamente como los demás.

Pasó su mirada por algunos grupos un tanto apartados, a comparación con los demás, no eran ni el diez por ciento de los alumnos.

-no todos se juntan por dioses claro...- respiró hondo- los protegidos por los dioses menores suelen juntarse con otros en su misma categoría.

De nuevo su mirada pasó hacia otro grupo, todos en ese grupo lucían realmente diferente los unos de los otros, pero parecía que se llevaban bien.

-tiene razón- la voz del dios sonó detrás de mí.

Cuando volví la mirada se encontraba sentado a unos cuantos metros en los asientos de nuestra izquierda.

-todos muestran a sus dioses como si fuera un premio que ganaron- soltó, claramente irritado- deben sentirse orgullosos de que los protegen los grandes...

Su mirada estaba enfocada en un grupo de cinco estudiantes que se encontraban hasta abajo en el primer nivel de los asientos, en sus abrigos tenían la marca de algo que parecía un ojo.

Fruncí el ceño.

Aquel dios parecía enojado.

-un consejo...- la voz de Alden me regresó de mis pensamientos- si necesitas ayuda, si algo ocurre... ellos te ayudarán, no busques nunca a los grandes.

Señaló el grupo de estudiantes que eran protegidos por los dioses menores.

-¿Qué podría pasar?

Su mirada se enfocó en la directora, se encontraba caminando hacia el micrófono que se encontraba en el escenario. No respondió a la pregunta.

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