El resto de la semana fue algo complicada, los cuatro nos mantuvimos en el salón la mayor parte del tiempo, siempre con un profesor a la vista, en caso de que alguien se acercara demasiado.
Las noticias sobre lo que había ocurrido en la bienvenida se habían esparcido como fuego, y ahora todo el último año nos dedicaba miradas de desprecio a donde fuera que fuéramos.
Aquel chico que Willow había golpeado no había aparecido frente a nosotros, pero nos habían dicho otros de nuestro salón, que siempre nos buscaba en los descansos.
No todos en nuestro grupo se comportaban como si tocarnos les traería mala suerte, en realidad un par de ellos nos ayudaban cuando aquel chico o uno de sus amigos se acercaban mucho al lugar en donde estábamos, pero de todas formas no se acercaban mucho, no querían ser apartados por los demás.
Los únicos momentos en los que convivíamos fuera de nosotros cuatro, era cuando los profesores colocaban actividades en grupos aleatorios.
De resto, nos manteníamos al final de salón.
Ese viernes no había sido diferente, pero al acercarse el final de las horas recordamos que teníamos que asistir a una clase extra, "Conciencia del Erebo", Alden había discutido como por diez minutos el miércoles con una de las secretarias de dirección sobre el nombre y la razón del curso, esa había sido la única vez de la semana en que salimos del salón sin pensar en que alguien podría aparecer de la nada.
Esperamos a que la Academia se vaciara casi por completo antes de dirigirnos al salón de la clase, estaba en el sótano del segundo edificio, lo cual nos hizo sentir incómodos una vez pusimos un pie en las escaleras en forma de caracol que nos llevarían al lugar.
Abajo, la iluminación era muy buena, a pesar de estar en un lugar sin ventanas, pudimos ver que en realidad había muchos salones ahí abajo, parecían hechos para clases especializadas lo cual nos calmó los nervios un poco.
-¡Ah, son los del salón 202!- Un joven había salido de uno de los salones al fondo del pasillo principal, y con un movimiento de las manos nos indicó que lo siguiéramos.
Fassier fue el primero en empezar a caminar y todos le seguimos.
-bienvenidos a la clase de Conciencia del Erebo-dijo el mismo joven cuando entramos al salón.
Era un lugar de piedra oscura, en forma de círculo, la pizarra estaba colgada del techo y en la parte opuesta a la puerta; los escritorios estaban esparcidos por la totalidad del espacio, había solo otros siete alumnos ahí, todos lucían miserables.
-Siéntense, siéntense, solo nos faltaban ustedes- con una sonrisa, el joven que había supuesto era el profesor, nos indicó los asientos vacíos.
-no se por qué está tan feliz de impartir este tipo de clases...- Alden susurró en mi oído.
Nos sentamos en los escritorios y nos mantuvimos en silencio, mientras él se colocaba de pie frente a la pizarra.
-Mi nombre es Darius, me alegra tenerlos a todos aquí en su primera clase de esta materia en la historia de la Academia Theos.
-no, lo siento...-uno de los estudiantes alzó la mano, interrumpiendo- tengo que preguntar... ¿Qué fue lo que ocurrió para que la Academia de repente decidiera formar una clase con los protegidos de los oscuros...?
-y llamarla así...¿Enserio?- otra siguió.
-¿De qué se tratará esto...? ¿Oscuridad mala, luz buena?
-ya de por si tenemos que medir nuestros pasos arriba en las clases normales...
-Chicos...- el profesor alzó las manos al nivel de su pecho, intentando calmarnos.
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Claroscuro
FantasíaTodos los jóvenes que cumplen la mayoría de edad deben elegir un dios de la luz o de la oscuridad como su guía. Yena lo sabía, pero ese día llegó más rápido de lo que pensó y tomando una decisión al azar, terminó con un Dios sin nombre a su lado y u...