Acostumbrarse

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Habíamos corrido hasta encontrar un salón que estuviera solo, sabía que estábamos en alguna parte del segundo edificio, pero al ser mi primer día, nada de eso me resultaba familiar, era una especie de laboratorio, había mesas largas a cada lado del lugar y al fondo había estanterías llenas de envases de vidrio.

No podía distinguir lo que eran a esa distancia.

Habíamos apagado todas las luces y cerramos la puerta con el seguro, nos ocultamos justo al lado, buscando que desde ninguno de los ángulos de la pequeña ventana en la parte de arriba de la puerta pudiéramos ser visibles.

Me encontraba respirando hondo, intentando recuperar el aire.

Escuché una risita a mi izquierda, y cuando volví la mirada, Fassier estaba cubriéndose los labios, mientras sonreía.

-¿Qué es gracioso?- Alden preguntó, se encontraba al final de los cuatro.

Todos estábamos en una especie de fila, con las espaldas pegadas a la pared.

-la cara que puso aquel chico... -soltó una carcajada- no se esperaba el golpe.

-ninguno de nosotros esperaba el golpe- suspiré.

Willow sonrió, y luego de unos segundos todos estábamos sonriendo.

-no quiero recibir uno de esos de ti- Fassier miraba a Willow.

Ella se llevó una mano a la nuca y con una sonrisa avergonzada bajó la mirada.

Todos nos mantuvimos en silencio por algunos segundos, intentando escuchar si alguien se acercaba por los pasillos, pero luego de no poder identificar ningún sonido, nos relajamos.

Terminamos sentados en el suelo, todavía intentando recuperar el aire.

Volví la mirada hacia ellos, no me había detenido a mirarlos bien, quizá porque los primeros minutos de conocernos, cada quien se encontraba con la mirada baja, incómodo antes la atención no deseada de todos los que se nos acercaban.

Willow era solo un poco más baja que yo, cabello ondulado y oscuro y piel morena clara, sus ojos oscuros se podían ver por entre los mechones de cabello que le caían en el rostro y Fassier, era de mi tamaño, tenía ojos un poco rasgados, piel blanca pero el cabello intensamente naranja, los cuatro éramos realmente diferentes, entre nosotros, y entre los demás, no me sorprendía que incluso fuera del salón, llamáramos la atención.

-¿Por qué lo golpeaste?- pregunté luego de unos segundos.

Estábamos intentando alejarnos y luego de un segundo todo se fue al demonio.

Hubo una pausa.

-Nos llamó Wards- Willow tensó la mandíbula y apoyó la cabeza de la pared a su espalda.

-¿Qué significa eso?-fruncí el ceño.

-¿Nunca lo has escuchado?

Negué con la cabeza.

-viene de Wayward, significa rechazados, con comportamientos perversos e incontrolables- Alden suspiró mientras miraba hacia el suelo, empezó a jugar con las agujetas de sus zapatos.

-¿Y eso es malo?- el dios había aparecido de nuevo, sentado sobre una de las mesas, con un pie arriba de la mesa, apoyando su brazo de él, y la otra pierna colgando hacia abajo.

-Ward, lo usan para referirse a nosotros como manchados, imperfectos, malévolos... demonios- Willow susurró.

Bajé la mirada.

No lo sabía, jamás había escuchado el término, quizá porque cada que alguien hablaba de ese tema yo intentaba perderme en mis pensamientos, no sabía que el estigma era tan grande para los protegidos de los dioses de la oscuridad.

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