Claroscuro

Blancos

Era domingo, por lo que al día siguientes teníamos que ir a clases. Sabíamos que Alden no iría, por obvias razones, pero el problema era yo. No quería tener que lidiar con profesores, alumnos y todas sus preguntas sobre lo ocurrido el viernes.

Había hablado con Vallie minutos atrás, contándole todo lo que había pasado, se oyó muy preocupada en el teléfono y me dijo que me tomara la semana para mejorar, lo cual agradecí, pero la verdad no pensaba tomarme toda la semana.

Iba a esperar a sentirme lo suficiente bien como para regresar, la idea de estar todo el día en casa o en el hospital me causaba indisposición.

-hablé con la Academia Theos, con la directora...

-Lorett- completé la oración de Nana.

-si, ella... Alden, cariño, por tu herida y tu situación con el hospital, te dieron permiso de faltar hasta que los doctores recomienden que es seguro retomar con tus actividades- Nana luego se volvió hacia mí- Mi dalia, te dieron el lunes y martes, al parecer el hospital envió copias de las cartas de los doctores y ya estaban enterados hasta cierto punto de lo que había pasado.

Asentí, era más que suficiente.

No ocurrió mucho el resto del día, Alden dormía mucho, lo cual era entendible ya que la medicina que le estaban suministrando era bastante fuerte.

Pasé mi tarde viendo las noticias de Ravine, en busca de otro ataque; las palabras que había proferido aquel psicópata se habían quedado rondando entre mis pensamientos, sabía que algo ocurriría, los ataques no se iban a detener con nosotros dos, eso había quedado más que claro.

Pero no había pasado nada, al parecer en los últimos dos días, todo había quedado en silencio, a excepción de la noticia sobre nosotros; solo la pasaron una vez esa tarde, sin decir nuestros nombres, ni nada relacionado con nosotros, aparte de que éramos protegidos de la oscuridad.

-Me quedaré esta noche con él, Nana- dije ya cuando empezaba a anochecer.

-No hay un lugar donde puedas descansar aquí, ¿No sería mejor que yo me quedara?

-No puedes dormir en el sofá, tu espalda no lo permitiría- me reí, negando con la cabeza- está bien, no me siento mal, puedo quedarme esta noche.

Pareció que lo estaba considerando, un poco ansiosa por dejarnos a ambos solos en ese lugar.

-bueno, bueno... pero si necesitan algo, me llaman, vendré en la mañana- asintió mientras tomaba sus cosas de una de las sillas.

-gracias por hoy, Nana- dijo Alden, con una sonrisa.

-descansen, niños- nos sonrió y salió, cerrando la puerta tras ella.

Todo quedó en silencio.

Pero este fue roto por el teléfono de la habitación, y cuando lo levanté, escuché las voces de Willow y Fassier al otro lado, preguntando como estábamos.

La conversación duró casi cuarenta minutos, entre temas variados para hacernos pasar el rato y algunas noticias de Ravine, ellos habían prometido venir mañana luego de la academia, y luego de unas buenas noches, todo volvió a caer en el silencio.

Me senté en el sofá, intentando buscar la forma en la que pudiera acostarme, y mi hombro no resintiera la posición.

Lancé un pequeño quejido cuando di un mal movimiento.

-si quieres... puedo darte un espacio en mi cama- dijo Alden, al verme intentar recostarme.

Alcé la mirada hacia él, algo asombrada por la proposición.