Decidí poner de lado todo lo que había dicho Aris aquella noche por algunos días, en ese momento no podía hacer nada para cambiarlo. Pero había decidido que esto lo teníamos que hablar, no solo él y yo, sino junto con el grupo.
No podíamos simplemente seguir con la vida luego de aquello. No cuando todos podrían estar en peligro.
Volver a la Academia había sido difícil, todos habían oído lo que había pasado, así que las miradas se volvían hacia mí cada que pasaba a su lado. Decidí ignorarlos, y por suerte, a los días todos volvieron a su habitual tarea de ignorarnos.
No podía decir cuál era mejor o peor.
Casi dos semanas habíanpasado luego de aquello, Alden había mejorado mucho desde entonces, y ese sábado le iban a dar el alta. Mis heridas también habían sanado, excepto la del hombro, esa tenía que tratarse con cuidado por unos días más, pero no era un gran problema.
Nos encontrábamos en la entrada del hospital, Alden caminaba con lentitud, su herida todavía corría el riesgo de que se abriera ante un movimiento brusco, por lo que nos tomamos el tiempo necesario y lo subimos a un taxi para no tener que tomar el tren.
-te llevaremos a casa- Nana se acomodó en el asiento de copiloto, y volvió la mirada hacia atrás- ¿Cuál es la dirección?
Alden bajó la mirada, su mano tamborileaba sobre su pierna mientras se mordía la parte interna del labio inferior.
-motel Dosojin- se movió un poco para acomodarse sobre el asiento.
Nana frunció el ceño, volvió la mirada hacia mí y lentamente negué con la cabeza, le había comentado que Alden se encontraba en una situación complicada con sus padres, pero no le había dicho que lo corrieron de casa.
Volvió su cuerpo para delante con un suspiro.
-Cruce del rio, número 174. En la colonia central- Nana le indicó al aparato de navegación del taxista, y rápidamente mostró el camino más corto a nuestra casa.
Alden volvió la cabeza hacia mí, sus dedos habían dejado de moverse. Sonreí.
Nadie habló en todo el viaje, y cuando el taxi estacionó frente a nuestra casa, bajamos los tres.
-te quedarás con nosotras- Nana ordenó mientras abría al puerta principal- no pienso dejarte así en un motel cerca de una zona de bares, ese lugar de seguro ni limpieza le hacen, si tus papás no se quieren preocupar por su hijo entonces yo me preocuparé por ti- bajó la voz, como si estuviera hablando para si misma- que clase de padres... debería llamar al departamento de protección infantil, ah, pero ya tiene dieciocho, de nada servirá...
Alden no había tenido tiempo de decir nada cuando Nana lo tomaba del brazo para ayudarlo a entrar lentamente a la casa.
-tenemos una habitación extra, te quedarás ahí, no te preocupes por nada- le tomó el hombro dirigiéndolo hacia las escaleras.
-Nana... yo no, no puedo aceptar...- su voz se cortó y pasó a un quejido de dolor al subir el primer escalón.
-mira, no puedes ni subir escaleras- Ella negó con la cabeza- ¿Cómo pensabas alimentarte, bañarte, limpiar la herida? Jux... no te atravieses en las escaleras, gato molesto.
Alden volvió la mirada hacia mí, que no podía evitar sonreír. Nana no había estado muy activa últimamente, pero esto le había devuelto las energías.
-ah, tranquilo niño, no te voy a dar duchas. Hasta yo tengo mis límites- se rio, justo cuando abría la puerta de la habitación disponible, frente a la mía.
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Claroscuro
FantasyTodos los jóvenes que cumplen la mayoría de edad deben elegir un dios de la luz o de la oscuridad como su guía. Yena lo sabía, pero ese día llegó más rápido de lo que pensó y tomando una decisión al azar, terminó con un Dios sin nombre a su lado y u...