Las noticias sobre lo que había pasado en el hotel se esparcieron como pólvora al día siguiente, pero dejaron de lado algunas cosas cruciales para el beneficio de Ravine, para evitar el caos, supongo.
No habían mencionado que las víctimas formaban parte de la Marea.
No habían mencionado que las causas de muerte eran claramente propiciadas por un dios de la oscuridad.
No sabía cómo les ocultarían semejantes actos a sus familiares, pero una cosa era segura, los que se enterarían de todo iban a ser los que estaban a cargo, los que se sentaban en las sillas más altas de poder en Ravine.
Mantendrían a todos tranquilos, mientras una caza de brujas empezaría a construirse en los rincones ocultos de la ciudad. Y esa caza de brujas era para cazarme a mí.
A Aris.
A todos nosotros.
Acordamos escondernos y mantenernos ocultos hasta que todo se haya olvidado, nadie sabía que habíamos sido nosotros, claramente, pero no podíamos simplemente seguir una vida semi normal cuando todo aquello estaba pasando.
Pasaron un par de días.
Solo teníamos noticias de Nana de vez en cuando, y lo único que decía era “Todo en calma”
Llamadas de tres segundos que nos hacían a todos respirar hondo y continuar con la monotonía de una vida en el exilio.
Empezaba a pensar en Aris y su vida. Así es como debía haber vivido por siglos, solo en su reino, con él mismo como compañía. Los dioses y humanos debieron tener una buena razón para exiliarlo, después de lo que había pasado empezaba a ver lo peligroso que en realidad era bajo esa apariencia perfecta. Pero, de todas formas, no me sorprendía el odio y el deseo de venganza que hervían en su interior.
Porque en ese momento, era el mismo que yo había estado sintiendo los últimos días, ahí encerrada, sin salir de mi habitación.
Pero hoy era sábado y no podía olvidar que tenía una cita ese día.
Me levanté antes de que saliera el sol, mientras todos estaban aún dormidos en sus habitaciones, tendría que caminar mucho para llegar al departamento de defensa desde los bosques, y ni pensar en tomar el auto.
Era terrible conductora y no iba a arriesgarme a dañar el auto de Fassier en el proceso.
Las horas pasaban en calma mientras mis pies me llevaban primero por entre los árboles, luego por entre las calles y avenidas.
Al final, cuando pude llegar a un lugar lo suficientemente poblado, subí a un taxi. Cuidando de que no me viera completamente el rostro o las manos.
Y no fue sino hasta medio día que alcancé a ver a la distancia la enorme plaza de piso de piedra oscura que se encontraba frente al edificio del departamento de defensa.
-Esto no es una buena idea- Aris a mi espalda llevaba repitiendo lo mismo minuto tras minuto, desde que habíamos salido de la casa.
Todavía sonaba enojado, pero yo también lo estaba, así que decidí ignorarlo. Llevaba ignorándolo desde esa noche luego del hotel. No tenía la fuerza para lidiar con él desde entonces y tampoco tenía la fuerza para lidiar con él el día de hoy.
Me senté sobre una banca en aquella solitaria plaza, para esperar a David.
Estaba en ese lugar porque necesitaba saber sobre Aris, necesitaba saber quién era en realidad. Aquel dios con ojos de fuego y deseos de venganza estaba empezando a manchar también mi alma, no podía permitirlo.
Tenía que averiguarlo.
-¡Yena!- la voz de David llegó a mí antes de que mis ojos lo distinguieran a mi izquierda.

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Claroscuro
FantasiaTodos los jóvenes que cumplen la mayoría de edad deben elegir un dios de la luz o de la oscuridad como su guía. Yena lo sabía, pero ese día llegó más rápido de lo que pensó y tomando una decisión al azar, terminó con un Dios sin nombre a su lado y u...