Quién eres?

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Subí a mi habitación luego de llegar a casa.

Nana solo dijo un par de palabras en el camino, me dedicó una sonrisa y una pequeña caricia en el cabello, luego hubo silencio.

Ni siquiera nos quedamos a la celebración que ocurriría luego, las miradas de todos se sentían como dagas perforando mi cuerpo, así que le dije a Nana que nos fuéramos, y eso hicimos.

Cerré la puerta de la habitación tras de mí, luego de escuchar un suspiro profundo viniendo del piso de abajo. Me llevé las manos a los ojos, aun de pie a mitad del lugar, sabía que mi elección había sido la incorrecta, ninguno de los otros chicos había recibido la atención que yo había experimentado luego de salir del bosque de los Ethereos, ninguno de ellos tenía marcas en su piel, al menos no visibles.

-mmhh, las cosas han cambiado mucho desde la última vez que vi tu mundo- la voz de aquel dios apareció de nuevo, esta vez no en mi mente, sino a mi alrededor.

Aparté las manos de mis ojos y ahí estaba él.

-no se supone que pueda verte fuera de tu... reino- susurré.

Las paredes de esa cara eran bastante delgadas, si hablaba demasiado fuerte, Nana me escucharía.

-¿Eso te dijeron?- se rio- si los otros dioses no quieren mostrarse ante sus adeptos no es mi problema, tú me verás a menudo.

-¿Adeptos?

-seguidores, fans, discípulos...- empezó a enumerar los sinónimos.

Tensé la mandíbula, podía notar la curiosidad con la que tomaba cada cosa en mi habitación y la inspeccionaba, sus ojos naranjas se movían con rapidez.

Si no supiera que era un dios, y uno de la oscuridad, en realidad parecería agradable.

-¿Qué...Qué ocurrirá ahora?- pregunté secando mis palmas del vestido que algunas horas atrás había dejado de ser blanco.

-¿A qué te refieres?

-tu... como mi... guía- intentaba escoger las palabras adecuadas.

-¿Guía?

Empezaba a desesperarme, no contestaba a ninguna de mis preguntas, solo respondía de forma sarcástica o con más preguntas, empecé a morderme la parte interna del labio, tenerlo ahí me causaba ansiedad.

-si, guía... se supone que me ayudarás con mi vida, futuro, destino... no lo sé- suspiré dando un paso hacia él, pero deteniéndome cuando volvió la mirada hacia mí.

Sus ojos se quedaron fijos en los míos por unos segundos y luego se acercó un poco en mi dirección.

-eres la primera humana que me elige como su... guía- musitó- aunque fue al azar y debería sentirme decepcionado con ello, me has concedido la posibilidad de volver al mundo humano luego de...

Pareció incomodó ante lo que estaba diciendo, por lo que sus palabras fueron cortadas.

-me tendrás que perdonar, Yena- su mirada se suavizó un poco- pero no tengo experiencia en lo que este vínculo entre nosotros signifique.

-entonces...

-lo único que sé es que ahora este vínculo te une a mí y no pienso soltarlo- una mueca de superioridad cruzó su rostro.

Se apartó y volvió a recorrer mi habitación. Lo vi acercarse a mi mesita de noche y abrir uno de los cajones.

Sentí un escalofrío en mi espalda, y sin pensarlo llegué hasta él y cerré el cajón de madera con velocidad.

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