Adrenalina

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Bajé corriendo los escalones, parte por la adrenalina del momento anterior y parte por el miedo de lo que pudiera estar pasando en la enfermería.

Cuando llegué al pasillo, la puerta estaba cerrada, pero podía escuchar una conversación apagada detrás de ella, no había nadie cuidando la puerta como lo había tenido yo.

-muy valientes... los protegidos de Odín... enfrentándose dos contra una- la voz de Willow parecía estar quebrada, como si se hubiera quedado sin aire.

Abrí la puerta, entrando con rapidez en la habitación.

No era muy grande, un par de camillas al fondo, un par de estanterías con medicinas y utensilios médicos, y por último, un escritorio que supuse debía ser de la enfermera, estaba cubierto de papeles y con una computadora algo vieja que parecía que estaba a nada de caerse a pedazos.

Willow se encontraba a mitad del lugar, un chico detrás de ella, tomando sus brazos y doblándolos hacia atrás, impidiendo que se moviera, y otro al frente, sujetando su cabello con una de sus manos y llevando su cabeza hacia atrás.

Volvió la mirada hacia mí, pude ver que estaba temblando, intentaba ocultarlo, pero sus labios la delataban.

Tomé el perchero de madera que la enfermera tenía al lado de la puerta con rapidez, fue lo primero que vi que podía usar como arma y no tenía tiempo de ser creativa con mis opciones.

-¡Hey!- gruñí

Y cuando el chico que se encontraba frente a ella se volvió hacia mí, moví el perchero con fuerza, golpeándolo en el estómago, haciendo que cayera hacia atrás.

Willow aprovechó esto, y con un gruñido empujó su cuerpo hacia atrás, haciendo que el chico que la tenía tomada de los brazos chocara con el escritorio de la enfermera.

Lanzó un grito de dolor, sus brazos se habían doblado más hacia atrás por el golpe, me acerqué con velocidad y empujándola con mi cuerpo fuera del alcance del chico volví a impulsar el perchero hacia delante, esta vez golpeando justo en el pecho, haciendo que se quedara sin aire.

Vi como el otro intentó levantarse del suelo, pero Willow con su puño le dio justo en la nariz.

-¡la próxima vez no seremos tan razonables!- gruñó el chico al que le había sacado el aire con el perchero, tosía con fuerza.

-Quizá deba asegurarme de que no habrá próxima vez- gruñó Willow cerrando ambas manos en puños.

Me coloqué frente a ella para impedir que algo mucho más grave pasara, tendríamos problemas por esto, y mandar a alguno al hospital nos pondría un objetivo en la frente mucho más grande que el que ya teníamos.

-¡vámonos...!- le indiqué a Willow la puerta.

Ella lució irritada pero luego de un par de segundos asintió.

Ambos chicos se encontraban en el suelo, quejándose del dolor, y aprovechamos eso para salir de la enfermería, corrimos por un par de pasillos hasta que estábamos seguras de que no nos seguían.

Sentía los latidos del corazón retumbar en mis oídos luego de todo aquello y el dolor de mi mano no parecía calmarse.

-hey, hey...¿Estás bien?- volví la mirada hacia Willow cuando redujimos la velocidad.

Sus manos temblaban, podía ver como sus ojos estaban cristalizados, como si estuviera a punto de llorar.

Respiró hondo y negó con la cabeza.

-duele- tensó la mandíbula, sujetándose los brazos.

Debieron haberla lastimado lo suficiente como para que incluso caminar le causara problemas.

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