Capitulo 8

16 2 0
                                    

-Levana

Decidí llamar a mamá después de hablar con Alma, ya que tenía tantas cosas que decirle , que al escribirlas me quedaba muy corta, o eso pensé, lo que no pensé muy bien era la hora.

Levana: Hola mamá...

Mamá: pero tu estas loca levana, llamarme a las doce de la noche, menos mal que es viernes por que si no, no te lo cojo —me dijo algo alterada.

Levana: Perdón, perdón esque me quede hablando con Alma de un asunto y se me pasó de hora.

Mamá: ¿A qué hora pretendías llamarme?

Levana: A las once, pero Alma me interrumpió.

—Mentira yo no fui, fue cosa del chisme semanal —me interrumpió en medio de la conversación.

Mamá: bueno lo bueno es que me has llamado llevas sin llamarme una semana y media, donde estas que te pierdes por las montañas.

—Más bien por las playas —grito Alma interrumpiendo.

La mire mal con la mirada.

Mamá: ¿qué playas qué dices? Si a ti no te gustan las playas.

Levana: la biología en general —la corregí.

Mama: si eso, por que siempre la suspendes, por eso no te gusta.

Levana: y por que es una mierda y es muy aburrida.

Mama: Levana que has dicho —me dijo en un tono un poco autoritario.

Levana: nada, nada —respondí súper nerviosa.

Mamá: eso espero, por cierto que tal va viviendo con Alma.

Levana: bastante bien.

Mamá: ¿coméis lo justo?

Levana: mama que se cocinar, tranquila

Mamá: eso espero, que no te alimentes de pizza, hamburguesa y comida basura, que eso al final te afecta al cerebro.

Levana: no, mamá como comida normal.

Alma me miró con una risa en la cara, sabía perfectamente que comíamos comida basura, mínimo todos los findes, "findes de peli" solía llamarle ella.

Mama: bueno y cuando vas a venir a vernos.

Levana: después de las pruebas, de mandar el cuadro.

Mama: ¿y eso? es...

Levana: en verano, antes de que termine.

Mamá: pues menos mal, porque tu hermano no está en casa y tu hermana se ira dentro de poco, estoy más sola que la una.

Levana: ¿y papá?

Mamá: papá está trabajando o si no cocinando, le tiene mucho cariño al restaurante.

Levana: y la abuela ¿qué pasa con ella?

Mamá, pues tiene demasiado tiempo libre a pregunta si se te puede enviar croquetas por correo, ella dice que sus croquetas catalanas no las supera nadie.

Levana: no se puede, por mala suerte.

Mamá: y bueno ¿por qué me has llamado? siempre que me llamas es para contarme algo.

Levana: ¿te acuerdas de María?

Mamá : para no acordarme de esa vieja, será hija de pu... tiene menos arrugas que yo.

Levana: pues Edgar me lo he encontrado.

Mamá: ¿¡Edgar el hijo de Maria!?

Levana: el mismo

Mamá: ¿María Páez?

Levana: Maria Páez

Mamá: pues tu sabes lo guapo que se a puesto niña

Levana: si, lo sé

Mamá: le has echado el ojo ya no —me dijo en un tono "romantico".

Levana: que dices mamá

Mamá: mientes muy mal Levana y encima soy tu madre.

Mamá: que sepas que de esto se entera Mar, mira que buena suegra vas a tener.

Levana: ¡mamá no!

No sirvió de nada, me acabo colgando como si nada, ahora venía llamarlo a él y contarle como mi madre había adivinado que me atraía de una manera importante, bastante importante y mira qué solo lo vi en la playa, al final marque su  número y lo llame.

Edgar: hola levana que haces llamándome a estas horas —me dijo en un bostezo.

Levana: bueno esque queria llamarte para decirte algo.

Edgar: ¿no sería mejor mañana cuando vaya a recogerte?

Levana: si, pero me hace ilusión —confesé.

Edgar: suéltalo —dijo entre medias de un bostezo.

Levana: ¿Quieres venir el domingo a desayunar?

Edgar: ¿a qué bar?

Levana: el de mi casa

Edgar: ¿tu casa?

Levana: si.

Edgar: vale, ¿a qué hora?

Levana: las once o algo asi

Edgar: ahí estaré

Levana: gracias

Edgar: me gustaría no colgarte, pero me muero de sueño pija.

Levana: ya empezamos, íbamos muy bien —me quejé.

Edgar: tenía que hacerlo —me confesó.

Levana: bueno, buenas noches portero.

Edgar: ¿portero?

Levana: si

Edgar: ¿por qué?

Levana: mides un metro noventa.

Edgar: manda que, bueno, buenas noches anda, descansa.

Colgó y solté un resoplido de alivio.

—Alma, Alma, Alma.

—Me  cago en la puta, hija mía que son las una de la mañana pasadas, que quieres —me respondió con ese acento gaditano que tanto la distinguía.

—Edgar viene a desayunar —le dije super feliz.

Ya me salía otra vez la ilusión y la sensación extraña, que sentía dentro de mi, aveces hasta me apretaba los pulmones y las palabras adecuadas no me salian, para intentar hablar con él, es como si mil mariposas de colores revoloteaban dentro de mi estómago pidiéndome salir una y otra vez en varias ocasiones. Aunque el nudo en el estómago no se me quitara para nada en ningún momento, y se ensanchará por el camino liando a las palabras para no poder salir de una manera adecuada.

—te ha dicho que si, ole' hija.

—si —la miré ilusionada.

Me fui a la cama con esa sensación rara apoderada de felicidad, entusiasmo, y muchas más cosas que iban a explotar dentro de mí, me sentía como si volviera a tener 15 años y el chico que me gustase me hubiese sonreído, pero era mayor mucho mayor, se venía a mi casa para desayunar, juntos el y yo. Haber que nos habíamos visto más veces, pero esque sigo ilusionada, demasiado diría yo, me cuesta hasta cerrar los ojos y solo puedo imaginar el desayuno  y a él. Estaba pensando que color me quedaría mejor, si el típico blanco veraniego, o el azul típico también muy de mar, o el lila que me hace resaltar el gloss de brillantina que ya me he puesto varias veces con él, mi mente seguía dudando y dudando hasta que me e quedé dormida, con las dudas en la mente, abrazando las sábanas hasta la mañana siguiente.

En el fondo, te gustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora