Capitulo 44

3 0 0
                                    

-Levana.

Alma: tía que se ha cortado cuéntamelo otra vez.

Levana: seguro, seguro no me lo creo.

Alma: venga cuéntamelo

Levana: tía pues eso él me dio el anillo y me pidió salir de rodillas delante de nuestra familia y tal.

Alma: que mono tía pero, ¿delante de sus padres y todo?

Levana: si, si.

Alma: pero ¿cómo sabía que ese anillo te iba a gustar tanto?

Levana: creo que le ha preguntado a mi hermana, ese es el anillo que siempre he soñado desde muy pequeña tiene un color azul, tan mar, tan el.

Alma: lo más bonito de el anillo es vuestros nombres grabados, es precioso.

Levana: sí tía lo es.

—¿Con quién hablas guapa? —preguntó Edgar yendo a la cocina, donde yo estaba hablando con Alma.

—¿Yo? con nadie —mentí riéndome.

Alma se rió desde el teléfono.

—Si claro —dijo Edgar entrando— estáis hablando como dos brujas por teléfono.

Alma: tú si que estas como un brujo.

Edgar: ahora mismo, me ha crecido la nariz tanto cómo a ti.

—Amor no seas malo —le dije cogiéndole de una oreja.

—Auch auch, vale, vale tú ganas.

Alma y yo nos reímos.

—Viejas brujas —soltó Edgar

—¡Oye! —nos quejamos las dos a la vez.

—Una que es muy pija —me dijo mirándome.

Me acerca hacía él y me besa, aguantandome de la espalda y cintura baja, después de besarme, me mira con intensidad, unos ojos azules que ardían de una manera espectacular.

Alma: ¿podéis no daros el lote? Se escucha lo que viene siendo un poco todo.

Ambos nos reímos.

Edgar: Vale, vale ¿te recogemos y comemos pizza? —ofreció.

Alma: Ya ve que sí, ¿dónde firmo? —respondió con su tono andaluz.

Al final Alma e Iker se vinieron a comer pizza a el piso de ellos, habíamos hecho un intercambio de pisos muy rápido, yo ya me había acoplado a la habitación de Edgar, habían dejado gomillas del pelo por la habitación, y mi champú ya estaba al lado del suyo en el baño. Tenía cepillo de dientes en su casa, y hasta mi mascarilla del pelo, ya no era todo azul, si no una mezcla de nosotros juntos, las sábanas olían a él , aunque él siempre dice que huelen a mi, ya no se hacían solo su comida favorita ni lo que a él le gustaba si no lo que nos gustaban juntos. Con él a su lado me sentía mucho más cómoda de lo normal, se había convertido en una persona tan importante para mí, él me entendía en la mayoría de las situaciones, y me hacía sentir cómoda en todos los aspectos posibles, por que lo que tenemos junto brilla.

Como las estrellas que estando unidas son mucho más bonitas.

—Tengo algo que decirte preciosa —me dijo Edgar mirándome mientras veía la película.

—¿El que? ¿Ha pasado algo que deba saber? —pregunté preocupada apagando la televisión.

—Es más una sorpresa no te preocupes —me dijo sonriendo.

—Vale, menos mal —respiró aliviada.

—Cierra los ojos —me ordena.

Yo cierro los ojos delante suya.

—Ya puedes abrirlos —me dijo

Mire y vi unos billetes de avión, los cogí y los mire.

—¡Nos vamos de viaje! —le dije super feliz.

—Si

Nos miramos y nos besamos, íbamos dé viaje juntos Hawaii.

—Estoy mirando que llevarme en la maleta.

—Levana que faltan un par de meses aún.

—¿Y?

—Levana de verdad.

—Hay que combinar outfits

—Levana de verdad —dijo riendo.

—Es que hace años que no salgo y me hace mucha ilusión, aunque también una parte de miedo.

—¿Una parte de miedo? ¿Por qué? —me preguntó alarmado— si quieres puedo cambiar el dest-

—No, no es eso no te preocupes, yo quiero ir a Hawaii —le corté.

—¿Pues qué es?

—Me dan miedo los aviones.

—Lo siento no lo sabía, si quieres podemos no ir.

—No, Edgar tengo que superarme, no puedo ir en coche ni en bus o metro a todos lados.

—¿Te has apuntado a la academia?

—Afirmativo.

—Joder Levana que no me cuentas nada.

—Me apunte ayer tonto.

—Vale vale, eso si que no lo sabía. —me dijo sonriendo.

Durante los días, era imposible no pensar en Hawaii, en el vuelo y en lo bien que nos lo vamos a pasar juntos viajando por alguna de sus islas, Edgar no me quiso dar más detalles, el dice que es mejor si es una sorpresa aunque yo me muero de ganas de descubrir el hotel, y todos los planes que vamos a hacer, ahora sé que me tendré que poner una flor colorida detrás de la oreja izquierda, espero que la flor del hibisco quede bien com mi pelo rubio liso, mientras miramos las siluetas que tiene el mar Hawaiiano. Las garlandas hechas con flores de colores mientras paseamos por las calles de Hawaii, ¿visitaremos la famosa playa de Waikiki? Diremos juntos a los Hawaianos Aloha con las garlandas de flores y la flor de la hibisco mientras recorremos juntos todos esos lugares misteriosos de Hawaii, tenía muchas preguntas pero ninguna respuesta.

—¿No me vas a decir nada de nada? —pregunté emocionada

—No.

—Que aburrido eres.

—Cariño que es una sorpresa. —me dijó.

—Ya pero, es que quiero saber muchas cosas.

—¿A ver cuales?

—¿Vamos a llevar la flor del hibisco?

—Puede.

—¿Y las garlandas?

—Puede.

—¿Vamos a ir a la playa de Waikiki?

—Puede.

—¿Y a qué isla vamos a ir?

—Puede.

—Te estás riendo de mí —me dijo molesta

—Cariño es una sorpresa.

—Eres aburrido.

—No lo soy —me dijo dándome un beso.

—Un poco si.

Y nos besamos nos fundimos en un beso tan íntimo y tan especial que nuestros cuerpos vibraban con calor, sus manos recorrían mi cuerpo con delicadeza pero agilidad. Rápido nos fundimos en la cama, con delicadeza mientras nos miramos, el acabo dentro de mí de una forma tan maravillosa, mientras se hundía nos  mirabamos y besabamos, el subió la intensidad de mientras que me miraba, su respiración agitada y su manera desesperada por tocarme me derretía de una forma única y especial, una forma nuestra, nuestras respiraciones se juntaban, a la vez que nuestro cuerpo, el no paraba de mirarme.

—Eres preciosa joder —me soltó de un momento a otro.

No pude evitar reírme.

—Vaya momento —le dije

—¿Y?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 02 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En el fondo, te gustaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora