-Edgar
Cuando había llegado a mi habitación, le dejé que se cambiará, lo que no me iba a imaginar en la vida era que la iba a sentir.
Encima suya, besándola sintiendo el sabor de su boca, deslicé mi mano debajo de su sutil camisa, viendo que con mis roces, su piel blanquecina se erizaba. Lo peor de aquí era quitar ese dichoso sujetador nada más que lo ví, batallé para quitarlo.
—¿Te ayudo? —me sorprendió
—Quiero verlas.
Ella desabrochó su sujetador con un movimiento, me quedé atolondrado.
—Si haces magia no es mi problema —susurré un poco molestado.
—Es solo un movimiento.
—Me tendrás que enseñar.
No la deje responderme, con las yemas de los dedos toque sus duros pezones, mientras veía su reacción.
—¿Alguien te ha tocado los pezones alguna vez? —pregunté curioso.
—No —me gimoteó.
—¿Me estás diciendo que nadie te ha tocado nada? —pregunté sorprendido
—No.
Levante su sujetador y lamí sus pezones.
—Edgar joder —gimió
—¿Pasa algo princesa?
—No nada —gemía avergonzada.
En poco tiempo acabé dentro de ella, hundiéndome y rozando esas paredes con satisfacción, rozandola y jadeando dentro de ella. Sus paredes húmedas me dominaban y realmente no podía, no podía parar, la quería, con el Alma.
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En el fondo, te gusta
RomanceDespués de tanta infancia juntos, se vuelven a encontrar, por un error, ella maldice la biología marina, y el le enseña a amarla. ¿Amar la biología o a el?