Capítulo 1

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El día que comienza esta historia, fue una tarde como cualquier otra de invierno. Estaba nevando y el frío te calaba hasta los huesos. La mayoría de las personas corrían a refugiarse en su hogar después de un largo día laboral. Los más pequeños disfrutaban jugando con la fina capa de nieve que se hallaba en los coches, lanzándose bolas de nieve unos a otros. Era uno de esos días en los que solo te apetecía estar en casa en pijama, tomando una bebida caliente mientras veías una película. Pero había gente a la que le era inevitable que el trabajo no les persiguiese a casa.

Jeon Jungkook era uno de ellos. Él, a sus 25 años, era el famoso cantante del momento. Había terminado de grabar unas canciones para su nuevo disco y, aunque nunca lo hacía, hoy había decidido volver andando a su departamento. No tenía ni idea del porque. Lo achacaba a que, con la nieve, no habría mucha gente en la calle. Su mánager no estuvo de acuerdo, y mucho menos cuando comenzó a llover, pero el joven Jeon era un muchacho bastante terco, por lo que no le quedó de otra más que ceder a sus deseos. La lluvia no caía con demasiada fuerza, aunque amenazaba con hacerlo, pues las nubes a lo lejos eran bastante oscuras. Por obra y gracia del destino, cuando las frías gotas comenzaron a caer, estaba en frente de un estudio de danza y decidieron esperar allí hasta que escampara un poco.


–Te dije que no era buena idea venir caminando, pero tu nunca me haces caso. Aún faltan canciones por grabar. Si te resfrías me caerá una buena por no haberte cuidado. ¡Podrían despedirme, Jeon!

–Lo primero, no me llames Jeon, no eres mi madre. Lo segundo, no me voy a resfriar por algo como esto. Este local tiene cafetería, y es justo a donde vamos para entrar en calor. Y lo tercero... –Suspiró– Nadie te va a despedir, Tae. Yo te contraté, no la empresa. No estaría en esta empresa si no me hubiesen dejado contratarte. Si deciden echarte, sabes que yo voy detrás, y te aseguro que eso es lo que menos quieren. Relájate. ¿Hace cuánto no disfrutas de un día como este? Me sorprende que, recién a tus 20, no te maravilles con este tiempo.

–Claro que me gusta. Pero me gusta más cuando no tenemos trabajo de por medio que se puede truncar por un maldito resfriado.

–No quiero que el trabajo te consuma siendo tan joven. Eres mi hermano pequeño, tu madre me matará si te ve tan estresado. Pensé que trabajar conmigo sería mejor que estar dieciséis horas en una oficina... ¿Sabes que puedes dejarlo cuando quieras si ves que esto es demasiado para ti, cierto?

–Lo sé. Me lo dices cada vez que discutimos. Y te lo digo desde ya, esta vez no pienso caer por tus encantos. Sabes que tengo razón. Sabes que ha sido una estupidez volver a casa caminando. Lo menos que puedes hacer es admitirlo.

–Esta bien... –Suspiró cansado– Tienes toda la razón. Pero es que tampoco puedo explicarte el porque. Simplemente me apeteció de la nada. Igual nos hubiera pasado algo malo en el coche y yo he evitado nuestra muerte gracias a este capricho... –Sonrió– Voy a dar una vuelta por el estudio. ¿Puedes pedirme un café? –Le dio su tarjeta– Tu puedes pedir lo que se te antoje, no tardo.


Su hermano quiso quejarse, pero tan pronto como levantó su vista, había desaparecido. Solo le quedó suspirar y pedir lo más caro que tuvieran en la carta a modo de venganza. Aun que tampoco podía enfadarse mucho con su hermano, ya que era cierto que le encantaba la nieve.

El joven Jeon paseaba tranquilamente por las aulas, aunque la gran mayoría estaban cerradas, pues era casi la hora del cierre. En otras habían chicas bailando ballet y, aunque no era de su estilo, se quedó a verlas un rato, pues admiraba todo el trabajo que conllevaba. Eso fue hasta que escuchó a lo lejos una melodía que conocía a la perfección, ya que él mismo la había creado. Se trataba solo de la base instrumental de una de sus primeras canciones, por lo que pensó que sería otro grupo de chicas. Pero aun así, siguió la música y grata fue su sorpresa cuando llegó a dicha aula.

Estaba escrito... ººKOOKMINººDonde viven las historias. Descúbrelo ahora