Sentado en medio del set de grabación, Agoti simplemente sostenía una caja de jugo que su hermano mayor le había traído, moviendo la mordisqueada pajilla que ahora poca utilidad tenía, había perdido el apetito pero no habían podido negarse a recibir el jugo, Aldryx le había obligado a tomar algo.
Había pasado aproximadamente una semana desde la última vez que había visto a Tabi, por cuestiones de trabajo y entregas musicales había estado muy ocupado como para pasar a visitarle, y no quería someter al ruso a la presión de los paparazzis, más porque su padre le había comentado sobre un acosador particular que se había enfocado en tratar de filtrar información personal sobre él, era raro, había tenido acosadores que trataban de meterse por su ventana a sacarle fotos en la ducha, pero ¿uno que quería filtrar las fotos de su pareja? Lo mejor sería tener más cuidado la próxima vez que vea a Tabi.
Intentando beber de la cajita de jugo, arrugó un poco el entrecejo, últimamente cada comida le producía unas inmensas ganas de vomitar por la acidez que le generaba cada alimento, o al contrario, también sentía algo de estreñimiento o demasiadas ganas de hacer pis, era algo preocupante, jamás le había pasado eso.
Llevando su mano a su boca, cubrió un poco ésta mientras se mantenía pensativo, era raro, no había comido nada fuera de lo normal durante los últimos días, pero aún así seguía sintiéndose mal, tal vez debería empezar a comer menos.
— Agoti, ¿estás listo, campeón? —Preguntó el director del filme.
Ese es José, el director de sus constantes grabaciones de los videos musicales, algún comercial en el que participe o cualquier otro tipo de negocios relacionado con las cámaras, era extraño, a veces lo sentía un poco entrometido en su vida, se creía joven y capaz de bromear con los actores más jóvenes del set, pero nadie había tomado la iniciativa de decirle que solamente incomodaba, en especial porque por alguna razón ese sujeto siempre estaba ahí, era como una mancha en la camiseta que no se podía quitar aún con el químico más fuerte.
— Sí, sí. Terminemos con esto. —Dejando su jugo a un lado, se estiró un poco.
Metiendo sus manos en sus bolsillos, soltó un suspiro pesado, esto de grabar tantas horas seguidas no estaba haciéndole bien, tal vez eso era lo que le tenía tan agotado y mareado.
De pronto, sus piernas temblaron un poco, tuvo que tomarse una pequeña pausa, se sentía fatigado, y algo mareado, era jodidamente molesto.— Agoti, ¿te sientes bien? —Preguntó Solazar acercándose rápidamente.
— Ah... Sí, solo... —Se agarró del brazo de su padre.— Solo es algo de fatiga. No te preocupes, enseguida sigo con las grabaciones.
— ¿Bromeas? Estas pálido, detendremos esto aquí, podemos seguir otro día.
Agarrando el pliegue de su propia sudadera, Agoti tomaba pequeñas bocanadas de aire, por alguna razón comenzaba a sentirse ahogado, la gente que se acercaba a su alrededor tratando de conseguir algo con el solo lo empeoraba, odiaba a los demás trabajadores de su edad por eso, no sabían cuando parar.
Siendo arrastrado por su manager, se reencontró con su hermano, quienes rápidamente le guiaron hasta su camerino para que pudiera recomponerse, algo estaba mal con el, y eso le estaba asustando.
Entre todo el caos en el set, cierta persona se mantuvo alejado de todo el resto, levantando la caja de jugo que anteriormente Agoti había bebido, llevándola hasta su propia boca para beber de esta.
(...)
Terminando de envolver la comida en la bolsa de papel para el envío, Tabi se acercó a el mesón de las entregas de delivery, tocando una campaña para llamar la atención de los repartidores que esperaban reunidos en una mesa.
— Pedido número 86. —Alzó la voz, repitiendo esto un par de veces hasta que el repartidor se acercó a él.
Una vez el asignado hombre se acercó, le enseñó el pedido por la aplicación en la cual habían pedido la comida, así Tabi revisó los datos para confirmar que ésta era la comida, levantándole el pulgar le entregó la bolsa con la comida, dándose la vuelta para acercarse a la bandeja de comida servida, la recogió y tras leer la mesa a la que correspondía se apresuró a llevarla, deteniéndose para devolverse a revisar otros de los platos servidos confirmando que había más de uno que correspondía a esa mesa, le irritaba ser el único trabajador aquel día, pero comprendía que su compañero se tomara un día libre como mínimo, también debía tener sus cosas personales y no iba a reclamarle por nada.
Entregando dichos alimentos, se devolvió detrás del mostrador, apoyando sus manos sobre dicha superficie y encorvándose un poco para suspirar nuevamente. Estaba agotado, había trabajado como loco los últimos días solamente para tener la mente ocupada y no resultar ser encimoso o una molestia para su pareja, llevaban días sin verse, y lo extrañaba mucho, tenía miedo de que lo suyo fuera a terminar por lo laboral, literalmente Agoti ni siquiera había tenido energías como para responderle mensajes o durar durante una llamada, quería darle su espacio, pero ¿y si había conocido a alguien más de su nivel?
Negando con un movimiento de cabeza simplemente alzó el rostro, viendo cómo un hombre bien vestido entraba en el local, por un momento pensó que se trataría de Solazar, que susto. Este sujeto llevaba una camisa blanca, una mascarilla, gafas y una tonta gorra, pero no iba a ser él quien hablara o criticara las gorras tontas.
Se enderezó, acomodando su uniforme para finalmente mirar al cliente al rostro, le entumeció encontrarse con la extraña mirada de ese sujeto a pesar de que traía unas gafas, no eran lo suficientemente oscuras como para disimular su extraño mirar, parecía querer ver más allá de lo evidente en él, ¿qué esperaba de un trabajador de un local de comida rápida? No iba a bailar para llamar mas la atención de la clientela, ese trabajo le correspondía a la mascota del local, la cual por cierto, ¡no había llegado a trabajar!
— Buenas tardes, ¿qué puedo servirle? —Dijo, tratando de mantener la figura estándar que los empleados estaban obligados a usar.
El hombre seguía mirándole en silencio, y alzando su mano lentamente señaló las pantallas que ponían lo platos del día y los combos disponibles.
Frunciendo el ceño, simplemente miró el pedido que había señalado, volviendo a ver al hombre completamente extrado levantó los hombros y lo anotó como su pedido, no le pagaban lo suficiente como para tratar a clientes así, si fuera mudo habría utilizado el lenguaje de señas, al parecer había aprendido para nada.— ¿Para servir o llevar? —Preguntó, dando golpes impacientes con su pie sobre el suelo.
Haciendo un gesto que señalaba a la puerta supuso que hablaba de llevar, así que terminó por anotarlo de esa manera.
Imprimiendo el número de pedido se lo entregó al caballero, señalando una de las zonas y mesas disponibles donde podía esperar.— Puede esperar por allá, cuando suene la campana y diga su número venga a buscar su pedido.
Se produjo un silencio incómodo, asintiendo, el hombre se dio la vuelta con calma, parecía drogado.
— Gracias, Tabi. —Dijo antes de retirarse a la zona de espera.
Raro, generalmente lo clientes no le llamaban por su nombre, llevando el pedido a la ventana que daba a la cocina, abrió la ventanilla y dejó el papel colgado donde correspondía. Al cerrar la ventanilla se detuvo un poco al notar su reflejo.
La placa que señalaba su nombre en su pecho no estaba ahí, ¿cómo es que ese cliente había adivinado su nombre? Era imposible, ni siquiera lo conocía.Volteando lentamente, se encontró con el mismo sujeto viéndole desde lejos, aquello le hizo sentir un escalofrío, quería pensar que había oído mal, y que el cliente estaba drogado y ese era el porque de su extraño comportamiento.
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Bʀᴇᴀᴋ Tʜᴇ Dɪsᴛᴀɴᴄᴇ -[Tabi x Agoti]
FanfictionDespués de lo ocurrido con la familia Dearest, Tabi se volvió un sujeto solitario en cuanto a vida amorosa, sin embargo, el interés por experimentar algo nuevo, tal vez en broma desde cierto punto, decidió instalar una app de citas; jamás imaginó fi...