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Bostezando, Tabi cubrió su boca con una de sus manos, estirándose un poco sobre la cama, sonrió levemente al ver a su gatita durmiendo a los pies del colchón.
Como de costumbre, alzó su mano a la mesita de noche, tomando su teléfono para revisar si había algún mensaje pendiente de su novio, como siempre, habían varios, algunos bastante mimosos y otros eran memes, para su sorpresa, el joven seguía en línea, era raro verlo conectado tan temprano, apenas iba a ser las 6:30 de la mañana.

Presionando el icono de llamada, acercó su teléfono a su oído, escuchando el insistente sonido de llamada saliente, para después de unos segundos oír el cómo contestaba la llamada.

— Buenos días, amor. ¿Cómo estás? —Saludó rápidamente el más joven, pero era evidente que estaba cansado.

— Hola, cariño. Bien, despertándome para alistarme, ¿qué haces despierto a esta hora?, ¿dormiste?

— Ehh... —alejó el teléfono de su oído viendo la hora para luego acercarlo nuevamente, riendo algo nervioso.— Se me pasó la hora...

— Pero- Dios... Agoti, ve a dormir, necesitas descansar, estás chiquito. —se levantó de la cama.

— Mira quien habla. —Agregó con un tono burlesco.

— Jajaja, que hijo de puta. Anda, ve a dormir, ¿si? Se un buen chico y hazme caso.

La cola de Agoti se movió un poco, ligeramente ruborizado por aquella forma en la que comenzaba a tentarle por su forma de hablar, se sentía seducido. Se acomodó de costado sobre la cama, asintiendo a su orden.

— Está bien, pero ¿podemos vernos hoy? No nos vemos desde que te presenté a mi padre, y ya casi pasó una semana.

— Ehh, claro, pero déjame ir a por ti. Hoy el local estará más lleno, habrá descuentos por el aniversario.

— Está bien. —Sonrió un poco jugando bobamente con uno de sus mechones de cabello.

— Nos vemos luego, descansa, te amo. Mándale saludos a tu papá y a tu hermano.

— Está bien, Tabs. Te amo mucho, mucho, mucho.

— Y yo a ti, hermoso.

Colgando la llamada, Tabi dejó su teléfono nuevamente sobre la mesita de noche, acariciando a su gatita para luego dedicarse a seguir su rutina mañanera.

Agoti, por otro lado, dejó su teléfono sobre su cama, cubriendo sus ojos con su antebrazo, ese chico le gustaba mucho, seguía sintiéndose seducido por su voz, tal vez era por el tiempo que habían estado lejos por sus responsabilidades, pero quería estar nuevamente en contacto con el, abrazarlo y darle muchos besos, deseaba sentirlo con él y así disfrutar de su varonil aroma.

Ahora solo debía ser paciente, dejando su teléfono y consola fuera de su cama, se estiró un poco, sintiendo satisfacción en sus piernas y brazos, se cubrió un poco con sus mantas para cerrar sus ojos y así suspirar, estaba ansioso por ver a Tabi.

...

Con los pies sobre la mesa de centro, Aldryx mantenía un cigarrillo entre sus labios, dejando que el humo se escapara entre sus labios, simplemente reposó sus brazos en el respaldo de aquel sofá, cerrando sus ojos y alzando su rostro para disfrutar de la comodidad que vivía, oía como su hermano se preparaba apresuradamente, puesto que por distraerse en la computadora había olvidado que su novio iría por el.

Abriendo sus ojos, miró a la escalera, viendo a su hermano saltarse varios escalones para subir nuevamente. En definitiva no entendería nunca el afán de dejar todo a ultimo momento, pero bueno, Agoti era joven, y Tabi era su primer romance, es de esperar que no sea tan experto en calcular los tiempos para todo; aunque personalmente, no podía decir ni regañar nada, ni siquiera tenía pareja, pero así estaba mejor, no lo necesitaba. Ni que sus pulmones fueran a fallar por no tener novio.

— No se fuma en la casa. —Reclamó el hombre fuego, quitándole el cigarrillo para luego partirlo por la mitad.

— Tsk. —expulsó el resto de humo que retenía en su boca.— No se puede hacer nada en esta casa. —Dijo dramáticamente.

— Puedes barrer, cocinar, y varias cosas más. La casa es grande, entretén tu día en algo sano. —le dio pequeñas y suaves palmaditas en la cabeza.

Fulminándole con la mirada, simplemente guardó silencio hasta perderle de vista, para luego quejarse en voz alta, no haría un berrinche, pero que le digan que hacer le hacía hervir la sangre. Sabía que se lo decía por un bien, y no solo por el, sino por el bien de Agoti y un buen ambiente hogareño, pero por alguna razón le frustraba demasiado.

Jalando un poco de su binder, se dio un respiro como correspondía, poniéndose de pie al oír el timbre de la puerta principal, simplemente se acercó, abriéndola con calma, para luego mirar a Tabi, quien inclinó un poco el rostro en saludo.

— Hola, Al. Vengo por Agoti, ¿podrías llamarlo?

— Ve por el, esta en su cuarto. Anda, no seas tímido. —le jaló del hombro, dándole un empujón dentro de la casa.

El ruso pareció dudar, pero finalmente se adentró en la propiedad tras decir un alto "permiso".
El mayor de los hermanos simplemente se rió en voz baja, cerrando la puerta para así volver a la sala.

No mucho después la parejita bajó por las escaleras, hablando tranquilamente entre ellos para así salir de la casa. Definitivamente Agoti no volvería hasta bastante tarde, o incluso no volvería hasta mañana, pero bueno, ese no era su problema. Mientras sepan cuidarse y Agoti tenga en consideración todo sobre su propia especie todo estaría bien.

(...)

Cargando la gatita, Agoti la abrazó con mucho cuidado, dejando que la mimosa felina se restregara en su pecho y barbilla, movió enérgicamente su cola, había extrañado desde la última vez a ella felina igualmente, y al parecer era mutuo.

— Tabi, prepárate. Algún día te voy a robar a esta hermosura. —Insinuó un tono burlesco, mirando al ruso que se acercaba con la correa.

— Sueña. Iría hasta el fin del mundo a buscar a mi pequeña gatita. Es como mi hija, nadie la apartara de mi lado. —Mencionó, chasqueando sus dedos para llamar la atención de la felina.

La gatita miró a Tabi, removiéndose un poco entre los brazos de Agoti para así subirse al hombro del digidevil, sentándose en espera de que el ruso le pusiera el arnés, ya estaba bien educada y entrenada, Agoti parecía fascinado por eso.

— Mira, es como un pokemon. —Señaló a la gatita sobre su hombro.

Entre risas, Tabi simplemente asintió, poniéndole aquel arnés a la felina, ofreciéndole el agarre de la larga correa a su pareja, quien sin dudar la tomó. Pasear a la pequeña de la casa era su pasatiempo favorito estando con su novio, lo sentía algo único.

Tomando la mano del ruso, salieron del acogedor hogar, dejando que la pequeña baje de su hombro, caminaron tranquilamente por la fresca calle de la tarde, entrelazando sus dedos, el más bajo miró al digidevil a su lado. Seguía sorprendiéndole el cómo pudo conseguir llamar la atención de un famoso artista musical.

Esperaba que esto durara para siempre, no quería ser algo pasajero. Había compartido tanto con el, que todo perdería sentido si es que Agoti algún día se iba.

Bʀᴇᴀᴋ Tʜᴇ Dɪsᴛᴀɴᴄᴇ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora