Bʀᴇᴀᴋ Tʜᴇ Dɪsᴛᴀɴᴄᴇ -[Tabi x Agoti]

37

Cursaba la madrugada, Tabi se mantenía despierto, paseándose de un lado a otro por la casa cargando a su hijo mientras le mecía, llevaba cerca de una hora en ello, y el infante aún no dejaba de llorar con gran intensidad, ya comenzaba a temer de que los vecinos reclamaran o denunciaran el ruido.

— Vamos, mi amor, ¿qué pasa? —Dijo con evidente cansancio.— ¿Quieres leche, un cambio de pañal, tu peluche?

Recuperando el aliento, el bebé volvió a llorar a todo pulmón, esta era la realidad de la paternidad, definitivamente no tenía idea de que era lo que quería, y ya estaba entrando en desesperación total.

Revisándole, chequeo el que no tuviera alguna herida que le doliera o algo por el estilo, obviamente no tenía nada, lo trataba con extremo cuidado, era imposible que pudiera lastimarse con algo.

— Ahh, santo cielo, me harás llorar a mi, por favor, ¿qué pasa? —Mimó su mejilla.

— Tabi.

— ¡Ah! —Volteó a ver al pasillo, encontrándose con una oscura figura.— ¡AAAHH!

— No, Shh. —Se apresuró a hablar Agoti, acercándose a él para darse a ver.— Soy yo, carajo.

— Hijo de puta, ¿cómo estás aquí? Tengo el ordenador apagado desde hace días.

— Tu teléfono. —Tomó a Anton, apegándole a su pecho para mimarle.— ¿Por qué llora tanto?

— ¿Qué sé yo? —Se acercó a ver al bebé.

Fue cuestión de segundos en donde el pequeño bebé fue calmando su llanto, para finalmente restregar su rostro en el pecho de Agoti mientras sus manitos se aferraban a su ropa y su colita se movía enérgicamente de lado a lado.

— Bueno, ya sabemos quien es el favorito. —Dijo Tabi antes de alzar su mirada al rostro de su pareja.

No le costó mucho darse cuenta que algo lo agobiaba, y estaba en su derecho, era padre de un bebé siendo famoso, y para peor el acoso no había reducido ni un poco, había pensado en decirle sobre los inconvenientes que había estado teniendo durante los últimos días, pero no estaba seguro de sí sería buena idea hacerlo ahora.

Ladeando un poco su cabeza, acercó una de sus manos a la mejilla de Agoti, acariciándole con suavidad para posteriormente volver a hablar, esta vez con más suavidad.

— ¿Está todo bien?

— ¿Mh? —Desvió su mirada de su bebé.— Ah, sí, es solo que... Creo que tengo que hablar contigo sobre algo.

— ¿Algo serio?

— Algo muy serio.

— Si me dejas me mato. —Se apresuró a decir.

— ¿Qué? No, no es eso.

Suspiró, bajando nuevamente su mirada para observar al consentido bebé en medio de ambos, sabía que toda la responsabilidad de la paternidad era producto de su decisión, pero no había medido bien las consecuencias de cómo podría afectarle emocionalmente todo esto después de un tiempo, ¿había sido buena idea tener a este bebé en ese periodo de tiempo?

Haciéndole un gesto, Tabi le dio a entender que se pusieran cómodos sobre la cama, a lo cual no pudo negarse, había dormido pésimo durante los últimos días y necesitaba descansar en un lugar donde se sintiera cómodo y protegido.

Acomodándose juntos, Agoti dejó que el bebé estuviera reposado sobre su pecho, podía percibir su tierno respirar, mientras su cola se mantenía tratando de envolverse en su muñeca sin poder lograrlo con total éxito, Tabi se acomodó a su lado, apoyando su cabeza sobre su hombro, y tras unos lentos movimientos sus manos se tomaron y posteriormente sus dedos se entrelazaron.

— Empieza cuando quieras. —Dijo el ruso.

Asintiendo, Agoti tomó una pequeña bocanada de aire para luego expulsarlo, alzando su rostro para observar el techo decorado con pequeñas estrellas que emitían una leve luz de adorno para el bebé, y habían rendido totalmente para captar la atención de Anton en las noches, creaban un ambiente tranquilo.

— Tengo mucho miedo, miedo de mis decisiones, de la gente que me rodea, no sé en quien confiar. —Confesó.— Invadieron mi privacidad en la gira, y fue uno de mis empleados, no se sabe con exactitud quién fue, y ahora no puedo evitar sentirme incómodo con todos ellos.

— ¿No has pensado en darte un tiempo de la música? —Preguntó acariciando suavemente la mano de su pareja con su pulgar.— Al menos hasta que las cosas se calmen y puedan organizarse mejor.

— No puedo... Ahora tengo un hijo que mantener y-

— Y no estás solo, yo también soy su padre, y como tu pareja me preocupa esta situación. —Se incorporó un poco para verle.— ¿Sabes lo asustado que estoy teniéndote tan lejos? Ni siquiera sé que es lo que te puede pasar, podría suceder cualquier cosa y yo no me enteraría, así como aquí, tengo un miedo constante a que alguien rompa las ventanas y le haga daño a Anton, daría mi vida por ustedes dos, pero si no nos organizamos bien no llegaremos a ningún lado.

— Pero... Necesitamos el dinero...

— Tenemos dinero, mucho dinero. Lo que necesitamos ahora es estar juntos... Estás pasando por un mal momento y quiero estar ahí para ti, y que tú estés aquí para... Anton y para mi, ¿es mucho pedir?

Arqueando sus cejas, el digidevil desvió su mirada, sabía que su pareja tenía mucha razón, pero no podía acreditar tener el mismo éxito luego si daba un paso atrás ahora.

Las manos de Tabi atraparon sus mejillas, la expresión de su pareja era sincera, expresaba lo desesperado que estaba, y lo comprendía, él estaba igual, pero tendría que pensarlo, hablarlo con su manager y sus trabajadores para realizar todo un proceso de devolución para los boletos de concierto que los fans habían comprado, la mercancía no era tan problemática, pero lo demás sí.
Probablemente sufriría un gran quiebre en su carrera, los números se vendrían abajo, pero antes de todo estaba su familia, si se encontrara solo en una situación de acoso podría seguir, pero su pareja e hijo estaban involucrados lo quisiera o no, y tenía que ser consciente.

— Lo hablaré con Solazar, te mantendré al día con lo que ocurra... ¿Está bien? —Sonrió débilmente.

— Me quedo satisfecho, sé que no puedo forzarte, pero debido a las circunstancias me gustaría estar cerca para protegerte adecuadamente. —se acomodó nuevamente, atrayendo la cabeza de su pareja para que la apoyara sobre su hombro.

Asintiendo lentamente, Agoti cerró sus ojos, la calma que le hacía sentir Tabi era increíble, se sentía seguro, comprendido, no podía permitirse el dormirse ahora, tenía que volver para quedarse con su padre y hermano, pero... Estaba tan cansado que su cuerpo no respondía.
Una corta siesta no haría daño, ¿verdad?