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Desplazándose por los pasillos de aquel supermercado, Tabi agachó un poco su mirada para comprobar el estado de su hijo.

Anton estaba acomodado en una cangurera para bebé, por ende se mantenía apegado al pecho de su padre, y parecía curioso por lo que alcanzaba a ver a su alrededor, en especial por los objetos que presentaban el mínimo brillo, pero su objeto principal de atención era la gorra que Tabi usaba.

— ¿Cuáles eran los pañales que te quedaban bien? —Preguntó, aún sabiendo que no recibiría respuesta.

Mirando la gran sección del pasillo para cuidados de bebé, Tabi se sintió un poco abrumado, no era porque le faltara dinero, sino porque habían tantas cosas que podía comprar que realmente empezaba a considerar el ir a uno de los cursos de paternidad, aún sabiendo que ya había asistido a varios antes del nacimiento de su retoño.

— ¿Estos te gustan? —Le enseñó un paquete de pañales con diseñitos de dinosaurio.

El pequeño infante alzó sus manos para tomar aquel paquete de pañales, sin embargo las desvió rápidamente al rostro de su figura paterna, siempre le había causado mucha curiosidad su rostro, pero en lugar de asustado parecía encantado. Su colita se movió enérgicamente al mismo tiempo en el que lo hacían sus piernas, era muy enérgico, otro dato más que se sumaba a la lista de cosas que había heredado de Agoti.

Dejando el paquete de pañales en el canasto, el ruso soltó un suspiro pesado, algo que había aprendido era que los chupetes en los primeros meses no era algo recomendable, así que evitaría comprar aquel tipo de objetos para su hijo.

— ¿No quieres alguno de estos juguetes que suenan, o ya tienes muchos? —Volvió a preguntar, meneando una de las opciones.

El bebé no se vio interesado, además ya tenía varios peluches y juguetes con los que podía entretenerse, supuso que no haría mal saltarse ese capricho por ahora.
Aún tenía talco para bebé en su hogar, pero decidió meter un envase más para prevenir el tener que salir de compras nuevamente; no debía llamar mucho la atención, Anton era igual a Agoti, si muchas personas se fijaban en él podrían correr los rumores y no era la idea provocarle más problemas a su pareja.

Bostezando ampliamente, el bebé reposó su cabeza en el pecho del ruso, se habían agotado sus baterías, ya era hora de dormir y cargarlas nuevamente. La forma en la que sus manitos se aferraban a la ropa de su padre era adorable, incluso Tabi, quien solía ser bastante insensible con los niños, había caído totalmente enternecido por este crío.

Dando pequeñas y suaves palmaditas en la espalda del bebé, se desplazó nuevamente, era gracioso el cómo antes solía saltarse ese pasillo y ahora era lo que llenaba su carrito de compras.
Mirando las opciones de la leche, frunció un poco el ceño, habían dos envases iguales, pero la tapa era de color diferente, ¿había algún dato que se estaba saltando o era simple decoración?

Tomando ambos, revisó lo que contenía cada uno de estos, sintiendo un leve escalofrío trepar por su espalda, cosa que le hizo girar un poco el rostro, viendo de reojo la figura de un hombre desviar rápidamente la mirada fingiendo ver algo del mismo pasillo.

— Carajo, no de nuevo. —Suspiró, sacando su teléfono de su bolsillo para apresurarse a enviar un mensaje.

Viendo nuevamente de reojo, bajo su mirada al bebé que dormía apegado a él, esto de pasar desapercibido se hacía cada vez más complejo.
Metiendo el tarro de leche correcto al carro, se apresuró a salir del pasillo rápidamente, el autoservicio era un proceso más rápido, las filas estaban eternas en las cajas normales, así que se saltaría esa opción.

No le veía, pero sabía que ese sospechoso hombre seguía manteniéndose cerca, fingiendo ser un comprador más para así mantenerse cerca, para su mala suerte, no era tonto.

Embolsando todo, hizo un pequeño esfuerzo en levantar la bolsa, apoyando su mano detrás de la cabeza de su bebé para pasar mínimamente desapercibido en caso de que hubiera alguien más con alguna cámara.

El hombre se tensó al perderle de vista unos segundos, maldiciendo en voz baja, sus nervios se redujeron cuando lo visualizó en la salida del supermercado, acomodando su gorro y mascarilla, apresuró el paso para no perderle en la calle, sin embargo, se detuvo en seco al ver al chico calavera subiéndose al auto de un alto e intimidante chico pálido el cual volteó a verle en su dirección.

Haciéndole un gesto amenazante al anónimo hombre, Flux cerró la puerta de los asientos traseros en donde iba el ruso, dando la vuelta para llegar al asiento del conductor y finalmente retirarse del estacionamiento, checando por el retrovisor como el hombre trataba de tomarle una foto a la patente de su auto.

— Pobre diablo, si supiera que la patente que traigo es falsa... —Se mofo, mirando a Tabi de reojo.— ¿Estás bien? —Preguntó antes de volver a ver al frente.

— Sí, solo un poco... Preocupado. —Respondió el chico calavera, observando sus manos temblar por el nerviosismo.

— No te preocupes, mientras me tengas de tu lado no dudes que "volaré" para ayudarte en lo que requieras.

— Gracias...

Cerrando sus ojos, Tabi alzó un poco el rostro, dando caricias en la espalda del dormido bebé, su pulso no se había regulado, ser pareja de una celebridad no era fácil, pero ser hijo no era más sencillo.

(...)

Removiendo su tenedor, Agoti mantenía su vista perdida en el contenido sobre su plato, no había podido dormir bien, aún no encontraban al culpable de la invasión a su privacidad en su cuarto del hotel, y la tensión lo estaba matando.

— Agoti, ¿te sientes mejor? —Habló José, el director de los filmes.

— No lo sé, realmente estoy asustado, no me siento mejor. —Respondió sin mirarle.

Para su mala suerte, el comedor del hotel era de acceso público, y no evitaría que el entrometido director estuviera metido siendo un lamebotas como acostumbraba a ser siempre.
Su mandíbula se tensó al notar como el hombre atraía una silla junto a la suya, recibiendo ahora unas palmadas sobre su espalda.

— Supe lo que pasó, lamento mucho que tengas que estar pasando todo esto. —Expresó.— ¿Estás seguro de que quieres seguir con la gira? Podríamos hacer una-

— No puedo devolverme así como así, si me voy de vuelta a casa estaría dándole la oportunidad al invasor de retomar su asquerosidad, y estaría fallándole a mis fans. —Suspiró algo frustrado.— Todos... Todos pasan por estas cosas, solo... Solo debo verlo desde el ángulo correcto.

Una sonrisa comprensiva se embozó en el rostro contrario, al menos ese tipo parecía aprobar su forma de pensar, pero... ¿Era normal que le incomodara el cómo ese hombre tocaba su espalda? Tal vez solo estaba siendo ansioso, pero... No le hacía sentir a gusto el tenerle tan cerca, no sería la primera vez que lo hacía.

Bʀᴇᴀᴋ Tʜᴇ Dɪsᴛᴀɴᴄᴇ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora