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— ¿Dónde dices que estás? —Preguntó el ruso moviendo la mira con el mouse tratando de buscar a Agoti dentro del juego.

Jueves libre para ambos, por aburrimiento habían asignado una hora para ponerse a jugar algún videojuego juntos, a elección de ambos básicamente fue Minecraft, el juego favorito de Agoti, aquel día había transcurrido bastante lento, sintiendo que el calor los mataba lentamente tras cada segundo que pasaba, lo mejor era no salir por el momento, el sol pegaba bastante fuerte, además compartir tiempo juntos les hacía bien, disfrutaban de la compañía del otro, y de paso Tabi aprovechaba más de conocer sobre los gustos de ese entusiasmado chico.

— En la granja de experiencia. —Respondió Agoti, presionando repetidas veces el clic para matar a los monstruos que se iban generando.

— ¿Dónde quedaba eso-? ¡Ah! —Observó a su gatita treparse por su pierna y subirse al teclado.— Mi amor, no, papá esta jugando. —la bajó con cuidado para luego dejarla sobre sus piernas.

— Pasada la cascada artificial, esa que construimos hace media hora.

— . . . Estoy en la sala de encantamientos, joder, ¿cuál es tu manía de hacer las casas tan grandes? Tienes más terrenos que el propio dueño de Rusia.

— Minecraft es mi pasión, y Vegetta777 mi maestro. Una casa no es perfecta si no es exageradamente grande, y tomó lo que merezco, no me conformo con pequeñeces.

Abriendo la barra de mensajes, activó el comando de teletransportación trayendo a Tabi a su posición actual, simplemente sonrió algo enternecido al verle correr de largo y chocarse con la pared, no era malo jugando, solo no lograba agarrarle el ritmo a su velocidad de acción, en parte era su culpa, era literalmente un jugador profesional de ese videojuego, si se pudiera tener un título ya lo habría recibido.

Jugaron un rato más, al menos hasta que Tabi se aburrió un poco, Agoti podría jugar todo el día y no aburrirse en lo absoluto.
Dejando a Agoti minando, Tabi se levantó del asiento, cargando a su gatita hasta la cocina, tomando una bolsa de papitas fritas que había comprado con anticipación.

Era raro, Agoti le había invitado a una extraña cita virtual, así que antes de que el sol pegara más fuerte había ido a comprar algo de comer para así darle en el gusto a ese muchacho, jugar juntos un rato y luego disfrutar de una picoteo de comida mientras hablaban, ya habían jugado por horas, era lindo después de todo, pero ahora prefería hablar con ese chico, tenía curiosidad por saber más sobre él, plantear preguntas en llamada era más cómodo que por mensaje.

— Volví. —Aviso activando su micrófono en discord.

— Genial, te conseguí una espada encantada. ¿Te la dejó en el cofre?

— Gracias, pero el cofre ya me lo llenaste, mételo en el otro, el que puse en la habitación de Lobito.

Abriendo sus frituras, simplemente tomó una de ellas, comiéndola con calma antes de dejar la bolsa de papitas junto al teclado en aquel escritorio, acomodando a su gata sobre sus piernas nuevamente quito la pantalla de menú del juego para incluirse nuevamente, siguiendo por la enorme cada que habían terminado de construir en apenas unas horas, admiraba la imaginación de ese chico.

— ¿No vas a comer? —Preguntó Tabi, dejando a su personaje mirando al de su pareja para así continuar comiendo.

— Enseguida, estoy organizando el cofre.

Asintiendo, Tabi simplemente comió de sus papitas, alcanzando el vaso de gaseosa que había traído anteriormente, bebió de la bombilla para así limitarse a mirar la pantalla de juego, la skin que tenía se le hacía familiar por alguna razón, pero no sabría deducir de donde había visto antes aquella apariencia.

Bʀᴇᴀᴋ Tʜᴇ Dɪsᴛᴀɴᴄᴇ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora