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Voy tarde para mi ensayo, corriendo pasillo por pasillo. Y todo por culpa de Jason, quién se detuvo a comprar unas malteadas antes de volver al instituto.
"Ese chico no me gusta para ti"
Las palabras de mi madre rondan por mi mente, pero entonces las de mi padre interfieren dentro de mi subconsciente:
"Con él tendrás un futuro asegurado"
"Serás una buena ama de casa, no necesitarás más"
Cruzo el pasillo de la cafetería y algo se roba mi atención. Es un cartel pegado en la pared, como soy total curiosa me acerco para leerlo.
"El club de hellfire abre sus puertas para reclutar nuevos miembros. ¿Crees tener la capacidad de ser uno de nosotros?"
—El club de los raros —Jason choca la palma de su mano contra el papel—. No me extraña que hayan vuelto —añade arrancando el cartel y lo hace bolita.
—¿Qué haces aquí? —me giro mirándolo con extrañeza—. Creí que estabas en tu entrenamiento.
—Si... bueno, pasé al gimnasio y solo vi a Chrissy—suspira—. No creí encontrarme contigo.
—Eres un pésimo mentiroso—le digo. Él ríe y me besa desesperadamente acorralándome contra la pared—. Jason~—aparto su cuerpo, revisando que nadie ronde por el pasillo.
—¿Te da vergüenza que me vean contigo?
—Jason... ya casi cumplimos siete meses de novios ¿enserio preguntas eso?
—Solo estoy bromeando, no seas aburrida.
Sonrío con falsedad apartándome de él. Me ha costado ascender como capitana de porristas, por lo cual no pienso decepcionar a nadie por una calentura adolescente.
Pero entonces me toma del brazo.
—Tan solo serán cinco minutos, sabes a lo que me refiero —señala su entrepierna con la mirada.
—No puedo, tendrás que esperarme hasta que termine mi ensayo —no me suelta, al contrario, me presiona con más firmeza— Jason, voy tarde—exclamo señalando el final del pasillo.
—Eres una maldita egoísta —murmura con la voz ¿triste?
—Jay...
—De haberlo sabido antes, no hubiera pasado por ti esta mañana. Pero no, a los chicos los hice a un lado —me señala con un gesto de víctima—. Porque tú, tú eres primero antes que todo. Baby, eres mi prioridad.
