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—Entrégame la maldita camisa, quedas expulsado de hellfire.
—No puedes hacerme esto —lo miró confundido con los ojos cristalizados.
—Ya lo hice, Gareth, y no pienso repetirlo una vez más —Eddie extendió la mano, esperando que se la entregara.
Todos rodearon a Gareth, estaban muy decepcionados con él. Al final, no tuvo de otra, mas que retirarse la playera y echarle un último vistazo con los labios fruncidos y la mandíbula tensa. Creímos que se la entregaría a Eddie en la mano, pero no fue así, Gareth enrolló la prenda para estamparla en el suelo y escupirle.
—¡No sabes el error que has comedido, estoy seguro que te arrepentirás de vetarme por esa perra manipuladora! —exclamó con el pecho subiendo y bajando, e inmediatamente se retiró del lugar azotando la puerta, todos nos quedamos en silencio después de presenciar aquella escena.
—Eddie... estoy segura que él no tuvo nada que ver —a pesar de como me había tratado ese chico, le creía, y no dejaría que existiera rivalidad entre ellos, por culpa de los tigres.
—¿Qué no tienes una presentación por hacer? —cuestionó sin mirarme— Jeff, recoge la playera y ustedes —señaló al resto, excepto a Lucas— Limpien el lugar.
—Debemos irnos, ___ —susurró Lucas, únicamente para mi.
—No iré —respondí decidida.
—Debe ser una maldita broma —Eddie se frotó las sienes entornándome una mirada fría, muy irreconocida de él—. Ve con tu noviesito, y de paso dile que se vaya a la mierda, junto con su estúpido equipo de malnacidos —sacó una caja de cigarrillos y un encendedor, después salió del lugar, dejándonos solos.
Con todo el dolor de mi corazón lo dejé ir, no lo perseguí, porque sus palabras me habían dolido, como si de la nada hubiera dejado de creer en mi, y también mandara a la mierda todo esto que teníamos.
—Ya se le pasará, estoy seguro que solo está enfurecido por lo de Gareth—Dustin me acarició el hombro de manera reconfortante.
Sonreí con tristeza, intentando no partir en llanto, me despedí de cada uno y salí de ahí, buscándolo con la mirada, quizá se encontraría fumando en la banqueta o recargado en alguna pared, pero no, estaba vacío el lugar.
Ingresé a las duchas, me bañé el cuerpo, me vestí y me maquillé en el tocador. Entonces unas cuantas lágrimas brotaron, haciendo que mi maquillaje se volviera un completo desastre. Hasta que la puerta se abrió, mi madre ingresó y Chrissy se encontraba detrás de ella.
