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⚠️Este capítulo contiene violencia, léelo bajo tu propio riesgo⚠️
Gareth ingresa a la habitación, pero se detiene a los dos pasos. No está solo, Andy lo tiene abrazado por los hombros como si fueran dos amigos inseparables.
—Y no solo eso, Eddie le ha estado surtiendo droga. —Su mirada cae al suelo.
—¡¿DROGA?!—Grita mi padre tan fuerte, que retumban mis oídos.
—Si, señor. Eddie Munson es un peligro para su hija, ¡para todos, de hecho! —Esta vez es Jason quien habla, situándose en medio de los chicos. —Mi querido Gareth, acudió a mi, en busca de ayuda. —Se gira contemplándolo con una sonrisa hipócrita y muy llena de falsedad. —¿No es así, chico?
Gareth se queda pensativo con los labios comprimidos, Jason vuelve hacerle la misma pregunta, esta vez hablando entre dientes.
—Si, yo acudí con ellos porque estoy harto de lidiar con Eddie Munson y sus retorcidas ideas de venderle drogas a los estudiantes o meterse en problemas con todo el pueblo— presiona los puños a sus costados.— No querrá saber lo que hace con las chicas después de drogarlas.
Y entonces el recuerdo de Eddie acostado a mi lado aparece en mi mente. Esto me hace quedar mucho más pensativa que antes.
—¡¿Dónde tienes la droga ___?!—El jaloneo de papá hace girarme de golpe.
—N-No la tengo... —En automático me cubro la mejilla, por instinto de que quiera volver a golpearme.
—¿Ah, no? —Sacude mis hombros con fuerza. —¡¿AH, NO?—Me suelta y avanza hacia el cajón de noche, barriendo todo con la mano. —¡TE ESTOY HABLANDO JODER! —Toma mi lámpara y la estampa contra el suelo, quebrándola al instante. —¡¡CONTÉSTAME MALDITA SEA!!
Tengo mucho miedo, el pánico me invade completamente, porque no quiero que la encuentre y me suceda algo peor. O incluso a Eddie.
—Retírense. —Escucho a Jason susurrar, Gareth suelta un corto jadeo tocándose a un costado de su costilla, pero entonces Andy ríe y le coloca su gorra encima como si estuviera simulando algo.
Inmediatamente salen de la habitación, en cuanto la mirada de Jason se encuentra con la mía vuelvo a girarme hacia el desastre que ahora invade el suelo. Libros, perfumes, maquillaje, una pequeña muñeca de porcelana, los cajones abiertos totalmente saqueados. Todo está hecho un triste desastre.
Los pasos de mi ex novio se detienen detrás de mi, rodeándome la cintura con sus brazos.
—Quiero creer que Gareth está equivocado mi amor. Quiero creerlo... —lo dice con un tono de preocupación fingida, que ni su propia madre sería capaz de creérselo.
—Aléjate de mi. —Musito entre dientes, mirando horrorizada mi pequeña caja musical entre las manos de papá.
—¿A dónde fue mi dulce niñita? —la destapa, haciendo sonar la melodía musical junto con la bailarina que comienza a girar. —Siempre he querido lo mejor para ti, ___, siempre. Y lo único qué has hecho es decepcionarnos como hija. —Sigue contemplándola.
