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Este era el momento perfecto para irrumpir cada rincón en la vivienda de los Carver, o bueno, no ahora porque todavía nos encontrábamos en la caravana de Eddie esperando la hora exacta para partir al lugar. Chrissy no dejaba de morderse las uñas sin dejar de mirar el televisor apagado, Eddie no dejaba de masticar cereal con desesperación y yo solo me encontraba existiendo como un pequeño gnomo de jardín, solo que permanecía sentada en medio de ellos dos.
—Ya me estresé —espetó Eddie visualizando su reloj de muñeca— que día más lento, aún faltan tres horas para que sean las diez —se llevó una cucharada a la boca masticando de mala gana.
—La verdad tengo mucho miedo, nunca había ingresado de esa forma a una casa, jamás me pasó por la mente —musitó Chrissy girándose a nosotros. Tenía pánico, mucho pánico para ser precisa, aunque me impresionó la manera en la que decidió arriesgarse y no abordar la misión al último momento—. Y si... ¿mejor le pagamos a alguien para que haga el trabajo por nosotros?
Negué con la cabeza.
—Definitivamente no hay que involucrar a terceros, mucho menos contratar a desconocidos ¿qué tal si tienen relación con el señor Carver? el viejo es un mafioso.
—Cierto.
—Ay mi chica la mas inteligente —Eddie sonrió estirando su brazo para dejar el recipiente ya vacío sobre una mesita. Se levantó y sacudió sus manos antes de dar un corto estiramiento—. ¿Estás segura que nadie dormirá en esa casa?
Asentí con total seguridad.
—Por supuesto, mi madre me informó esta mañana que ambos pasarían la noche en el hospital. La señora Carver se lo dijo ayer en la hora de visita.
—Tu madre es una verdadera chismosa —Eddie soltó una carcajada—. Sigo sin poder creer que seas la única con neuronas en esa casa.
Chrissy no pudo evitar reír y yo rodé los ojos divertida levantándome del sofá para abrazarlo. Era un tonto, pero tenía razón.
—Eso fue grosero —estiré un mechón de su cabello—pero tienes razón.
—Siempre la tengo, princesa, siempre la tengo— tomó mi rostro entre sus manos y plantó un beso en la punta de mi nariz. Ya no estaba tenso como hace minutos atrás, ahora se miraba seguro y listo para invadir el territorio ajeno.
Eddie nos propuso mirar la película del exorcista, porque tenía dos horas de duración y además de ser entretenida. Chrissy se opuso porque aparte de darle miedo le causaba asco, pero Eddie no se quedó callado y le replicó que no fuera una niñita cobarde, solo se trataba de ficción, pero Chrissy seguía oponiéndose y negando dramáticamente con la cabeza mientras que Eddie seguía diciéndole de cosas.
Suspiré yendo hacia el reproductor de películas, coloqué la primera que tuve a la vista, se trataba de Star Wars episodio V, muy buena de hecho.
Ni siquiera se dieron cuenta que la película había comenzado. Hasta veinte minutos más tarde que se quedaron sin argumentos y por fin cayeron en cuenta que la única que prestaba atención al televisor era yo.