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—¡¿Eddie?! —exclamó Wayne sorprendido desde la entrada. Eddie no tuvo de otra mas que mirarlo por encima del hombro, pues estaba dándole la espalda. Y yo estaba muriéndome de la vergüenza, quería que se abriera un agujero en el piso y me tragara, no me importaría si me escupía en China o me asfixiara hasta morir.
—¿Tío? ¡¿por que no tocó?! —Eddie seguía sin soltarme el cabello, estaba pálido el pobre.
—Creí que te estabas convulsionando, no lo se, me asusté y corrí lo más rápido que pude. Por cierto, salí temprano del trabajo y traje comida, la dejé sobre la mesa.
—Estoy bien... —pensó una mentira rápida—. Sólo practico mis cuerdas vocales para la presentación del martes.
—¿Desnudo?
—¡Para mayor concentración!
—Eres taaan raro, hijo, pero bueno así te quiero, Edward —escuché que se removió de la puerta— te estaré esperando en el comedor.
Por favor señor Wayne, ya váyase ¿no ve que me estoy asfixiando con el amiguito de Eddie?
—Dame cinco minutos —Eddie devolvió la vista hacia mi, seguía arrodillada apresando su miembro con la boca. Muy, muuy incómoda.
—Ok, te espero, muchacho —cerró la puerta y rápidamente la volvió abrir— dile a tu novia que también venga a comer con nosotros —nuevamente la cerró.
¿Novia?
Liberé al "mini Eddie" soltando una fuerte, pero muy intensa exhalación. No quería que Eddie me mirara a los ojos, mucho menos su tío, quién ya sabía de mi presencia. ¿Y si me corre? ¿le dirá a mis padres? ¿le di una mala impresión?
Eddie se llevo ambas manos a la cabeza, dejándose caer hacia atrás mientras se soltaba a reír abiertamente.
—Munson, esto no es gracioso —sentencié buscando mi ropa en el suelo. Pero entonces recordé que la dejé a plena vista justamente en el otro borde de la cama. Con razón se dio cuenta. Eddie seguía riéndose apoyando una mano en su abdomen—. Saldré por la ventana, y nadie sabrá nunca de mi. Ojalá me partiera un rayo ahorita, o me llevara un monstruo —me levanté del suelo rodeando la cama para tomar mis prendas y vestirme ahí mismo.
—Oye... oye... —apenas pudo continuar cuando dejó de reír—. No pasa nada, mi tío también fue joven. Estoy seguro que él hizo cosas peores.
—¡Como puedes decir eso de tu tío! —le lancé un pequeño cojín.
—¿Qué? es normal, no es ningún tema tabú.
—Pero como quieraa —cerré mis ojos evitando ver "aquello" que aún seguía despierto.
—Oh si, justo en su máximo esplendor.
—¡Eddie! Yaaa —le di la espalda— mejor, mejor vístete —él soltó una risita divertida.
