Dedicado especialmente para: GiselleVelazquez4 y a todas esas chicas que viven enamoradas de Joseph Quinn🤍✨
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"Jason despertó"
Fue lo primero que mencionó mi madre cuando llegué a casa esta mañana. Pues resulta que el odioso de mi ex novio, había reaccionado al tratamiento en la tarde anterior y por la noche volvió a recuperar la conciencia.
Quise reprimir mis emociones pero no logré conseguirlo porque terminé llorando frente a mi madre, ella me abrazó consolándome con sus ignorantes palabras de aliento: "Dios le dio una segunda oportunidad, fue un milagro, un maravilloso milagro por parte de nuestro señor"
Al mediodía me encontraba en el hospital, obligada a visitarlo porque según la señora Carver, mi nombre fue lo primero que Jason pronunció al despertar. Él estaba insistente en querer verme. Phillip Carver no dejaba de quitarme los ojos de encima desde que que llegué, era sumamente incómodo y aterrador en como me carcomía con la mirada. ¿Se habrá dado cuenta del saqueó nocturno? espero que no.
Una enfermera atravesó las puertas deslizables invitándome a seguirla con un gesto que realizó con la mano. Por respeto a la voluntad del rubio, querían que fuera sola sin sus padres o los míos.
La verdad no me sentía lo suficiente lista para encarar al maldito monstruo que me destruyó.
—Procura no alterarlo, todavía se encuentra delirando por la alta cantidad de medicamento en su sistema. Dentro de poco mejorará y podrá volver a su casa, como también realizar sus actividades diarias —informó el médico que se encontraba saliendo de la habitación de él.
Que lo altere, dice.
Asentí con la cabeza, llenando con suficiente aire mis pulmones y soltarlo al momento de entrar al cuarto. Jason se encontraba vendado de la frente, cubierto hasta el torso con una sábana blanca, a un lado tenía una mesita deslizable con una charola cubierta de alimentos y un jarrón con flores.
—Baby... —murmuró al verme en la entrada.
—Jason —respondí en seco.
—Acércate, ven aquí, quiero...quiero verte más de cerca —le faltaba el aire y la voz muy apenas era audible.
—Aquí estoy bien, Jason. ¿Para que querías llamarme? tengo ensayo en media hora —me crucé de brazos—. Ve al punto.
—Sigues igual de necia como la última vez, mi amor —giró la cabeza a un lado para toser. Nuevamente volvió a mirarme.
Suspiré.
—¿No dirás nada importante?
—Por eso, acércate, no puedo esforzarme para hablar —titubeó con los labios temblorosos.
