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Seguía caminando a toda velocidad y cuando estuve a punto de girar la cuadra, me detuve en seco. Efectivamente las pisadas también se detuvieron, alguien me había estado siguiendo desde que salí de la preparatoria. Entonces me giré y para la sorpresa que me llevé, dos chicos se escondieron detrás del contenedor de basura situado a un costado de la banqueta.
—¡Oigaan! —Grité con la voz temblorosa, temiendo que se tratara de los amigos de Jason, quienes probablemente me hayan estado siguiendo por órdenes de él.—¡Si no salen de ahí en tres segundos iré directamente a la comisaría!
—¡Venimos en acción de paz! —Uno de los chicos exclamó, alzando ambas manos. Su voz era desconocida.
—No te estamos siguiendo porque seamos acosadores, es solo que...
—Queremos disculparnos.—El chico que habló primero culminó la frase.
—Muéstrense.
Lentamente salieron de su escondite dejándose mostrar. Uno era pelinegro, delgado, el otro era rizado, gordito. Entonces los recordé a la perfección, ellos estaban sentados en la mesa de Eddie, solo que el rizado ya no portaba su gorra.
—Me llamo Dustin y él es Mike. —El rizado señaló a su acompañante. Mike sacudió la mano en el aire, ambos sonrieron apenados.
—¿Por qué me han estado siguiendo, saben que eso es acoso?—Me crucé de brazos mirándolos con desconfianza.
—Técnicamente si lo es, pero es por una buena causa. ¿Verdad Mike?. —Dustin tosió con falsedad, golpeándole el hombro a su acompañante. Este reaccionó inmediatamente.
—Ah, si, si. Queremos disculparnos contigo, no porque te hayamos hecho algo malo. Si, no, por lo que sucedió con Eddie en el comedor.
—Exactamente. —Dustin señaló con obviedad.—Él a veces no suele medir sus palabras.
A lo lejos pude notar a dos de los amigos de Jason conversar cómodamente mientras cruzaban la calle en mi dirección.
—Saben que... dejemos esta conversación para otro día, o quizá nunca. —Volví a girarme para seguir con mi trayecto. Pero los chicos me siguieron, interponiéndose en el camino.
—Solo queremos tus disculpas, estamos cansados de las guerras tontas entre los equipos todo el tiempo. —Dustin entrelazó las manos rogándome con la mirada. —Por favor. En el nombre de hell fire, perdona al gran Eddie.
Esta vez volví a retroceder sin darles la espalda, supuse que estos mini frikis no me dejarían en paz, hasta que lograra perdonar a su friki mayor.
—¿De casualidad Eddie los mandó a disculparse conmigo, porqué él no tiene la suficiente dignidad para hacerlo? ¡Que patético! —Los chicos miraron por detrás de mi hombro, ambos con expresión de terror y los ojos muy abiertos. —Díganle que se puede meter las disculpas en lo mas profundo de su...
