O n c e

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—¿Estás segura de que quieres hacer esto? —me pregunta Kol, mirándome con duda.

Respiro profundamente.

—Claro. Es una buena idea.

—¿Segura que lo es?

No, la verdad es que no lo creo.

Me miro a mí misma en el espejo de la sala, vestida con jeans, tenis y una sudadera negra con capucha para cubrirme. Incluso tomé mis lentes más oscuros y los llevo puestos. Parece como si fuera a acosar a alguien lo que, me temo, no está tan lejos de la realidad.

Hoy es el primer partido de Caelan.

Tuve que ver muchos canales de deportes para enterarme, pero ahora sé la fecha y el lugar. Por supuesto que los boletos ya estaban agotados, pero conocer a uno de los hombres más millonarios del mundo, y al presidente de Estado Unidos tiene sus ventajas. Usualmente no hago mucho uso de esa clase de influencia, excepto cuando es muy necesario. Lo cual es ahora.

Ya ha pasado una semana desde que Caelan estuvo aquí. Mi mente maquinó ideas sobre qué hacer o decir para hacer lo que me recomendó Raquel, pero no se me ha ocurrido nada lo suficientemente bueno. Pensé en una cena, o tal vez en ir a las oficinas que me mencionó, sin embargo no es suficiente. Mientras tanto, quiero estar en su primer partido. Podría verlo por la televisión, claro, pero no sería lo mismo que estar ahí para apoyarlo. Aunque él no lo sepa.

—Sí —respondo, mucho más segura de lo que había estado sonando.

—Ya sé que Raquel habló contigo, pero si no te sientes cómoda para hacer nada, es mejor que no lo hagas.

Yo me giro hacia él, alzando una ceja.

—¿De qué hablaste con Caelan la otra noche?

—Sobre ustedes.

—¿Y qué le dijiste?

—Lo que ya te he dicho a ti.

Entrecierro los ojos, dudosa. Kol es un hombre de negocios, por lo tanto ha desarrollado un talento nato para ocultar puntos importantes de un tema.

—¿Solo eso?

—¿Qué más podría decirle?

—No lo sé, Kol. Es lo que te pregunto.

Se acomoda mejor en el sillón y suspira.

Leonel y Eleonor se fueron hace unos días por temas de trabajo, pero ellos se quedaron aquí. La verdad es que a Kol le sienta muy bien la vida doméstica, no se ve tan preocupado ni formal como todos los días, y aunque lo noto muy cómodo con ello, sé que pronto se irán. Desde que pasó lo de Caelan se ha encargado personalmente de muchos temas importantes de sus universidades, lo que consume más su tiempo, pero no parece molesto por ello, al contrario, creo que disfruta mucho estar más involucrado.

—¿Sabes por qué se quedó esa noche? —alzo una ceja y él continúa—. Dijo que quería ver uno de los días más importantes de tu vida. Ya que se perdió de la mayoría.

Retuerzo los dedos dentro de mi sudadera.

—¿Y ya estaba borracho?

—Aún no.

Suspiro, y me siento a su lado en el sillón.

Lejos de que las palabras de Kol me causen la felicidad, la verdad es que es lo contrario. Caelan se quedó esa noche porque yo le arrebaté todo lo demás. Debió formar parte de esos momentos, estando a mi lado, apoyándome. Al igual que yo con él. Aunque supongo que entiendo bien su necesidad de hacerlo, porque es básicamente lo que estoy haciendo yo ahora. Quiero verlo en el mundo que creó, tal vez así tome las fuerzas que necesito y hago justo lo que me pidió.

El poder del amor #2 B.P [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora