V e i n t i u n o

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A l y s s a

¿Es posible morirse de felicidad?

Porque yo siento que estoy a punto de hacerlo.

Caelan lo dijo, al fin lo dijo.

Él aún me ama.

Me equivoqué, arruiné todo lo que teníamos y seis años después aún sigue amándome. Probablemente es algo que no me merezco, él tiene un corazón demasiado bueno y por esa misma razón es que me siento afortunada de que siga amándome, y que crea que merece la pena expresarlo en voz alta.

Mientras me pongo de pie, las piernas me tiemblan porque simplemente estoy demasiado emocionada como para mantenerme de pie, pero Caelan me ayuda, poniendo una mano en mi codo para sostenerme.

Una sonrisa orgullosa se cuela en mis labios.

—Yo te cuido, Allen.

Mierda...

Ni siquiera sabía que necesitaba tan urgentemente que me llamara de nuevo por mi apellido, pero lo disfruto demasiado. Me gusta que me diga preciosa, pero mi apellido en sus labios siempre suena tan jodidamente bien.

Ambos caminamos hacia Denzel y Bruno, quienes han estado comiendo pastel a escondidas todo este rato. Tuve que ponerme de pie porque mi hijo está empezando a bostezar. Comer mucho siempre le da sueño.

Aún sostenida de la mano de Caelan, me agacho a un lado de Bruno.

—¿Cariño?

—¿Uhm? —parpadea lentamente, tratando de enfocarme—. ¿Maly?

—Aquí estoy.

—Comí mucho pastel.

Sonrío.

—¿En serio?

—Sí. Denzel dijo que se puede hacer malo si no nos lo comemos.

Miro a Denzel, irritada. Él solo sonríe de forma inocente.

—Bueno, Denzel dice muchas cosas, ¿cierto?

—No actúes como si fuera mentira.

No digo nada más porque Caelan se encarga de darle un pellizco por mí.

—Vamos, cariño. Te llevaré a la cama.

Trato de cargarlo pero él pone sus manos en mis antebrazos, deteniéndome.

—¿Dónde está Caelan, Maly?

Frunzo las cejas.

Suena preocupado.

—Aquí, cariño.

Caelan se inclina hacia él para que lo mire.

—Hola, pequeño.

—Caelan —una sonrisa somnolienta se forma en sus labios—. ¿Te irás?

—No. Me quedaré aquí para abrir tus regalos, ¿recuerdas?

Asiente lentamente y estira sus brazos hacia él.

—¿Me llevas a dormir?

Abro la boca, ofendida.

—¿Qué?

Caelan y Denzel se ríen de mí.

—Mira eso.

—Maly, es que tú siempre te cansas mucho cuando subes las escaleras conmigo.

—Bueno, sí... pero...

No tengo nada bueno que decir. Él tiene razón. Cada vez crece más rápido y cuando lo cargo por las escaleras siento como si mis piernas estuvieran en llamas.

El poder del amor #2 B.P [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora