D i e c i s é i s

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Esta noche no me molestó en lo absoluto no poder cerrar los ojos para dormir. Caelan y yo hablamos un poco, sobre mi trabajo, cómo fue la carrera, cómo fue la suya, en cuanto menos lo pensé, él ya había caído en un sueño profundo. Es satisfactorio verlo dormir, sus pestañas largas descansan sobre sus pómulos, tiene una apariencia angelical y su brazo se siente muy voy rodeando mis hombros.

No puedo dejar de verlo.

Pero tengo que hacerlo.

En dos horas tengo que ir a trabajar y apenas me va a dar tiempo de arreglarme.

Quisiera dejarlo dormir también, se notaba muy cansado, pero no quiero irme de ese modo. No quiero que parezca como si... no me importara lo que pasó, porque lo hace, me importa muchísimo. Además, sé que él preferiría llevarme a casa a que pida un Uber. O eso es de lo que me convenzo mientras lo remuevo en su lugar.

—Caelan —empieza a quejarse y yo insisto—. Caelan.

—¿Mm? —me atrae con más fuerza hacia él, pero no abre los ojos.

Me río.

—Tengo que irme.

—No.

De repente se gira y quedo debajo de su cuerpo. Entierra su rostro en mi cabello y se aferra a mí con fuerza, sin intenciones de dejarme ir.

—Tengo que ir a trabajar.

—No tienes que ir a trabajar.

—Y tengo que ir a ver a mi hijo.

Aloja el agarre y alza la cabeza, mostrándome su puchero.

—Qué linda suenas cuando te portas responsable.

—Yo soy muy responsable.

—Eso lo puedo ver.

Finalmente abre los ojos y se me queda mirando por más tiempo del que puedo soportar. Porque aunque yo hago lo mismo, siento que nunca podría asimilar la fiereza con la que me mira. Lo hace como si quisiera devorarme, o cuidarme, no estoy muy segura. Pero cualquiera de las dos opciones, me encanta como suena.

—¿Qué? —susurro.

Él sacude la cabeza, una sonrisa boba formándose en sus labios.

—Nada, es que... eres preciosa —me dice, con los ojos brillantes.

Es demasiado temprano para que mi corazón lata tan rápido. No se siente saludable, aunque me encanta.

—Soy un desastre.

Frunce las cejas.

—Eso no es verdad. Nunca te había visto tan preciosa. Y siempre luces así.

Siento que mis orejas empiezan a calentarse, pero trato de disimular los nervios muy bien.

—Creo que aún estás soñando.

—Sería un buen sueño.

Me da un corto beso en la frente y luego se levanta justo como Dios lo trajo al mundo. Esta vez aparto la mirada porque ya lo he sentido desnudo sobre mí, y si lo veo, sé que saldremos más tarde de aquí de lo recomendado. Veo como busca en su armario ropa limpia y yo también me pongo de pie, para recolectar toda mi ropa tirada en la habitación. Al notarlo, deja rápidamente lo que está haciendo y me detiene.

—No. Yo lo haré.

—Yo puedo hacerlo.

—Es muy temprano para llevarme la contraria, Alyssa.

Guardo silencio y lo observo recoger toda mi ropa, la deja a mi lado en la cama y noto que también hace un esfuerzo por no mirarme.

Es bueno darme cuenta de que nos encontramos en la misma posición.

El poder del amor #2 B.P [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora