V e i n t i s i e t e

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A l y s s a

Que Caelan volviera a Rupit con nosotros es la mejor opción. Esta parte de la ciudad es pequeña, nuestra casa está bastante apartada de todo y será difícil que los reporteros lo encuentren aquí. Además, no quiero que esté lejos de nosotros. No quiero que se quede solo y sus propios pensamientos lo estén atormentando. Si estoy con él sé que al paso de los días se podrá convencer a sí mismo de que no fue culpa suya.

En realidad, ni siquiera deberíamos perder el tiempo tratando de buscar culpables. Tenemos que enfocarnos en resolver todo esto sin que sufra ninguna consecuencia. Una semana parece muy poco tiempo para eso. Pero aun así haré todo lo que esté en mis manos para lograrlo.

Después de dejar a mi pobre hijo dormido, bajo a mi estudio donde Caelan ya me espera. Cuando llegó a su departamento se veía tan... alterado. Es muy extraño verlo molesto, pero en ese momento lo estaba y no me gustó en lo absoluto. Él es demasiado bueno como para cargar con esa clase de emociones, por desgracia no pude hacer nada para que no viviera nada de eso.

Sacudo mi cabeza, enfocándome.

Nada de culpas, Alyssa.

—Cayó rendido —le informo, cerrando la puerta detrás de mí.

—Debe estar muy agotado por el viaje —se gira hacia mí y me da gusto ver que ha logrado tranquilizarse un poco.

Estar aquí, con nosotros, parece que siempre lo relaja.

—Oye... eh... tengo que decirte algo.

Alza una ceja.

—¿Qué pasa, Allen?

—Las vacaciones de Bruno terminan el próximo miércoles.

Se pasa las manos por la boca y casi odio habérselo dicho, pero tiene que saberlo. No quiero que lo tome por sorpresa.

—Mierda.

—Lo sé, pero... —me acerco rápidamente a él, sujetando sus manos—, me encargaré de esto.

—Le pedí a Antony que trabajara con nosotros.

La verdad es que yo también lo había pensado ya.

—¿Y qué te dijo?

—No dijo nada. Pero quizá con todo el estrés que cargarán esta semana, me llame. Si no lo hace, conseguiré a alguien que te acompañe todo el tiempo. No quiero que tú y Bruno anden por ahí solos.

Asiento, porque tiene razón.

Nel se deshizo de sus guardaespaldas desde que venimos a España, y aunque Leonel enloqueció, al final lo aceptó porque en realidad no corríamos ningún peligro. Pero ahora... ya no estoy tan segura.

—Está bien —asiento con una sonrisa para tranquilizarlo—. ¿Tú estás bien?

—Contigo siempre estoy bien, preciosa —toma mi mano y deja un beso en la palma.

Sé que no me está mintiendo, pero aún hay una sensación de tristeza en el aire que no me deja en paz.

—Lamento que estés pasando por esto. Me imagino que tu vida era mucho más tranquila cuando estabas en Nueva York.

—No quiero esa vida, nunca la querré, porque tú no estabas en ella.

No, no lo estaba.

En gran parte estoy molesta con Maya por estarle haciendo esto, pero la otra parte... sabe bien que ella está haciendo todo por el bienestar de su carrera. Supongo que eso es lo que me causa tristeza, que ella es muy buena en su trabajo y dudo que después de que esto se resuelva Caelan quiera seguir haciendo equipo con ella.

El poder del amor #2 B.P [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora