PRÓLOGO

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IKNAS

Subo la cremallera del traje especial de piloto y dejo que el negro de la prenda me envuelva, enfundo mis manos con los guantes, sostengo en mis manos el pasamontañas fabricado con material  ignifugo  mientras contemplo mi reflejo en el espejo.

Doy un repaso detallado a mis facciones y me miro fijamente  a los ojos pensando en lo jodido de mi situación.

Lo tengo todo para ser feliz, tengo una carrera exitosa en la F1, mis cuentas bancarias resguardan mi patrimonio, el cual compite con el de un país entero, en casa hay una mujer que me espera todas las noches y haría cualquier cosa para hacerme feliz, hay un pequeño de casi dos años que me llama papá y para el cual tengo que ser el mejor ejemplo, sin contar al bebé que ella está esperando.

Sin embargo no soy para nada feliz, no me conformo con nada ni con nadie que no sea Emilia Castelar, pero por más que  quiera ella y yo no podemos estar juntos .

Aprieto la prenda en mis manos haciendo un puño  hasta que mis nudillos se vuelven blancos, preguntándome hasta cuándo seguiré usando esta maldita máscara.

Hasta que te retires y te largues a vivir a una isla desierta con la familia que tienes.

Me paso la capucha por la cabeza, antes de que alguien toque la puerta, son tres golpes consecutivos, la señal que me indica que después abrirán la puerta.

Lo hacen a petición mía, nadie de mi escudería me ha visto la cara, es parte de mi estrategia el que mi identidad sea un misterio, al principio  los ejecutivos no aceptaban, pero lo cierto es que nunca necesité de su dinero, ahora que han visto los dulces y jugosos frutos del misterio que conlleva portar una máscara , aunado a mis habilidades como piloto, se han lanzado a mí queriendo patrocinarme.

La persona en la puerta asiente hacia mi, indicándome que es hora del espectáculo.

Paso por la zona de boxes hablando con los ingenieros y mecánicos sobre los ajustes que se tenían que hacer al monoplaza.

En cuanto el auto es empujado a la parrilla  los gritos se vuelven ensordecedores, corean mi nombre como si fuera el aleluya.

Me coloco el casco y entro al auto, inmediatamente mi equipo comienza a hablar a través de la radio del casco  dando indicaciones, suspiro y aprieto el volante, evito pensar y me concentro en el ahora, el motor ruge acompañado del sonido de los motores de los demás competidores, las luces rojas  al apagarse   indican que es hora y arranco dejando que mis alas me lleven a la meta como si ella me estuviera esperando allí para festejar mi victoria.

Es en lo que siempre pienso antes de una carrera, pero siempre es la misma decepción cuando atravieso la meta primero y ella no está.

Y no tendría que estarlo,  no sabe que hay un hombre a kilómetros de distancia obsesionado con ella, con sus ojos, su sonrisa, sus manos y su cuerpo.

No sabe que al otro lado del mundo hay un hombre que desde que la vio por primera vez no se la ha podido sacar de la cabeza.

Piso el acelerador ganando velocidad, tomando la delantera, en esta carrera no empecé en la pole position, lo cual no me preocupa ,  empecé en la posición dos y en la quincuagésima vuelta al pasar por la parte Interna en una curva me cuelo en el camino de mi rival colocándome a la cabeza dejando atrás a los demás competidores, tan atrás como se puede hacer en una carrera de F1, ya que la diferencia entre cada auto  es por fracciones de segundo y cuando llego a la meta un sabor agrio aparece en mi lengua, ella no está aquí para festejar.

Hago el recorrido de enfriamiento de rigor.

He ganado un  campeonato mundial  y  eso no me hace sentir regocijo.

SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora