SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓

CAPÍTULO XXX- TE AMO KÄTZCHEN

MAX

La sostengo entre mis brazos temiendo que escape en cualquier momento, su cálido cuerpo se amolda perfectamente al mío.

—Aquella noche—, empiezo con mi relato—  Matías y yo escuchamos tras la puerta que Isaac le decía a Enzo que le había sido infiel a mi madre con Natalia y que no estaba listo para decirnos que tenía un hijo ilegítimo, yo estaba cegado por la rabia provocada por sus acciones, siempre supimos que fue por las infidelidades de él que mi madre lo dejó y, aunque le guardaba cierto rencor, nunca lo había odiado tanto como aquella noche cuando pensé que tú eras mi hermana, así que en lugar de quedarme y hacer algo innombrable, me fui sin escuchar su explicación. Ahora me arrepiento de haber sido tan impulsivo y no haberme quedado, me hubiera quedado pero no tiene caso decir eso, porque…

—El hubiera no existe—. Concluye por mi y yo asiento, le quito un mechón de  cabello de la cara y lo aseguro tras su oreja.

— Fui a parar al apocalipsis—, continúo — y me dediqué a beber sin control — un nudo se empieza a formar en mi garganta al recordar la última vez que  vi a mi hermano — al salir, Carlos se ofreció a llevarme como cada vez que bebía de más y no estaba en condiciones de conducir, me negué rotundamente pero insistió hasta que me convenció, recuerdo que me decía sobre una beca en el extranjero y que pronto se iría, siempre que recuerdo lo emocionado que estaba aquella noche se me aprieta el pecho por el dolor, él era mi hermano, él era el hijo del que Isaac estaba hablando, siempre estuvo ahí conviviendo con Matías y conmigo como un amigo, pero nunca como lo que fue, nuestro hermano, sin embargo no supe que él era mi hermano hasta hace poco.

» Antes de llegar al club hice una parada rápida en la tienda dónde semanas antes había ordenado un anillo de compromiso para ti — la sostengo aún más fuerte entre mis brazos y ella se aferra por igual a mi chamarra con capucha — no  le conté nada de lo que estaba pasando, pero sí le dije que te iba a pedir matrimonio y le platiqué cómo iba a ser, pero justo cuando saqué la caja con el anillo y él la tomó, un camión nos impactó  justo del lado del conductor, recuerdo el dolor recorrer mi cuerpo por el impacto, miré a Carlos y supe de inmediato que había muerto, sus ojos sin vida estaban fijos en mí, pero no me veían.

» No  estoy muy seguro de lo que pasó a continuación, ni como salí del auto, pero vi a una mujer que se parecía a ti, no lo entendí en ese momento, yo la llamaba por tu nombre, pero ella solo negaba con la cabeza, le pedía que me llevara contigo y solo sonreía, entonces empecé a escuchar ladridos lejanos, era Steven, y la mujer me dijo que aún no era tiempo, cuando sus dedos tocaron mi mejilla desperté, Steven estaba a mi lado, ladrando y lamiéndome la cara. A lo lejos se veía el resplandor de las llamas y entonces tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida y de la cual me he arrepentido desde que me enteré de la verdad y te pido me perdones por favor, mi amor, se que me voy a escuchar como un enfermo, incluso depravado, pero a mí no me importaba que fueras mi hermana, mi amor por ti seguía intacto a pesar de todo, pero no sabía cómo tú te sentías, no iba a soportar tu rechazo hacía mí por nuestro supuesto lazo sanguíneo, así que, tomé todo lo que pasó como una señal y me alejé.

» Me despedí de Steven, nuestro pequeño, y le dije que te cuidara y te dijera que te amaba y siempre te iba a amar, después me alejé, caminé sin rumbo lo más que pude hasta que me desplomé y no supe más de mí hasta que desperté en una cama desconocida, a mi lado había un niño pequeño de casi dos años que se entretenía en picarme los ojos con su pequeño dedito.

—Simón — musita.

—Mi monito — confirmo — su madre, Isabel, fue quien me encontró tirado en alguna parte y me llevó a su casa, era un cuarto hecho de lámina con goteras y piso de tierra, ella me curó hasta que me  recuperé, fueron dos semanas aproximadamente, en ese tiempo me enamoré profundamente de Simón, me seguía a todas partes y nunca se separaba de mí, siempre mirándome con ojos curiosos y preguntándome en su idioma de bebé, qué era lo que hacía.