ENZO
Apago el despertador en el primer segundo en el que suena, parpadeo un momento para alejar el sueño de mis ojos y me incorporo lentamente para no despertar a Dina, la cual duerme acurrucada a mi lado.
Steven, el pequeño consentido de mi hija, duerme acurrucado a Dina en el otro lado de la cama.
Este chico es muy intenso con mi pequeña señorita, nunca se separa de ella.
Camino hasta el baño para lavarme el rostro y cepillarme los dientes, me quito el pijama y la sustituyo por unos pantalones de chandal y una camiseta.
Después de vestirme, respiro varias veces para calmarme hasta que baje la erección mañanera que tengo, no puedo andar por la casa con el pene marcado en el pantalón.
Salgo de mi habitación dejando la puerta abierta para no asustar a los pequeños cuando se cierre, pues ellos siguen durmiendo plácidamente en mi cama.
Bajo las escaleras, en la encimera de la cocina está un vaso de jugo verde recién hecho por mi cocinera.
Justo cuando termino de tomarlo escucho el ruido de patitas apresuradas que bajan las escaleras.
Dina y Steven llegan reclamando mi atención y jugando entre ellos.
Les doy unas cuantas caricias y salgo al jardín con ellos siguiéndome de cerca.
Piso el césped sintiendo las fibras en las plantas de mis pies desnudos, el calor de la mañana me envuelve, subo los brazos sobre mi cabeza para estirar los músculos.
Me quito la playera y camino hasta quedar justo en medio del espacioso jardín.
Entre semana me ejercito en mi gimnasio privado, pero los días sábados, como hoy, me gusta meditar y hacer un poco de yoga, siempre acompañado de mi Dina y ella acompañada de Steven.
Empiezo con la postura del guerrero, con los brazos hacia arriba, inicio un ciclo de respiración, inhalando, reteniendo y exhalando.
Steven permanece echado en la sombra observándonos a mí y a Dina, bueno, más a Dina que a mí.
Mi pequeña Dinamita está situada a mi lado estirándose curiosamente, como si también estuviera haciendo yoga, pero a su estilo.
Trato de concentrarme en mi respiración solamente, pero mi mente no la abandona cierta mujer de cuevas exuberantes y melena rojo intenso.
Conseguí su foto de las cámaras del edificio, que por cierto aún no sé qué hacía allí, y ya tengo a un investigador privado trabajando en buscarla para, no tiene permitido indagar nada de su vida privada, solo su nombre y un número de teléfono en dónde pueda contactarla, hasta ahorita no me ha reportado nada, pero soy paciente.
Paso a la siguiente posición cuando mi teléfono suena interrumpiendo mi tiempo de reflexión, camino hacia la mesa en dónde lo dejé y contesto.
— Isaac —contesto alegremente.
— Hijo, te escuchas animado, ¿Qué ha pasado que no me has contado? — No había tenido oportunidad de platicarle sobre lo de Elvira, tengo miedo por como sucedieron las cosas ese día, pero debo tener fe en que la voy a encontrar y me voy a disculpar por mi estupidez.
— Oh amigo — suspiro — ya tendré tiempo de contarte.
— Ese suspiro indica que hiciste una travesura — señala riendo.
— Travesura es decirlo menos.
— Está bien, te llamaba porque te tengo una noticia.
— Te escucho. — tomo asiento y el servicio inmediatamente me trae el desayuno, picoteo un poco de fruta mientras empieza a hablar.
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SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓
Romance|LIBRO 2: BILOGÍA HUBIERA| •A pasado un año desde de la tragedia y Emilia se dedica en cuerpo y alma a su carrera y a crear un vínculo con su padre, no le interesan las relaciones amorosas y a penas tiene contacto con sus amigos, pero no espera cr...