CAPÍTULO XI- HADAS

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HORAS ANTES

EMILIA

— ¿Cómo te quedó el vestido? — Pregunta una Cony mal humorada a través de la línea.

— Me quedó bien Cony, muchas gracias. — contesto condescendiente.

— Nada de gracias, por lo menos hazme una video llamada. ¡Me la debes! — reclama y me la imagino con una mano en la cadera y dando golpecitos con el pie.

Cony está enojada porque no pude asistir a la mañana de compras que había organizado con las chicas, no fue intencional, me surgió una asesoría con un par de mujeres que me platicaron sobre la labor que están haciendo, me sorprendió mucho y no sé qué pensar al respecto, básicamente nos dedicamos a lo mismo, solo que yo me desarrollo en lo legal y ellas… bueno digamos que muy muy legal lo que hacen no es.

En resumen, como no pude ir le pedí a Cony que me comprara un vestido. Mi castigo es aceptar el vestido que ella quiso comprarme, pues obviamente no es lo que le pedí.

Cuelgo la llamada y le hago la video llamada que solicita.

Su teléfono está posicionado de tal forma que se le  puede apreciar a ella sentada en su cama con edredón rosa, de hecho su cuarto está pintado y decorado con varios tonos de rosa, la verdad me gusta parece el tipo de habitación que encuentras en pinterest, mi amiga está con los brazos cruzados y haciendo un puchero.

Me río porque parece muy infantil con ese gesto y acomodo yo también mi teléfono para que le pueda mostrar cómo me quedó el vestido.

Es un hermoso vestido largo color plateado, escote en V y tirantes delgados con una abertura en la pierna derecha y espalda descubierta, es demasiado sexy para mi gusto, yo hubiera preferido algo más reservado y discreto, pero a Cony le pareció el adecuado, sinceramente no podía quejarme, solo agradecerle por sacarme del apuro, además admito que me gusta como se me ve.

— Hola— vuelvo a saludar y me doy una vuelta para que pueda apreciar el vestido.

— Te quedó hermoso — borra el puchero de su rostro e incluso se acerca más al teléfono para verme mejor. — y tú qué estabas renegando.

Ruedo los ojos.

— Te dije que quería algo discreto y sobrio que me hiciera pasar desapercibida, que no llamara mucho la atención.

— Mami, eso es imposible — ahora es ella la que blanquea los ojos. — tu llamarías la atención aunque usarás pans, tenis y una chamarra.

— Exageras.

— No lo creo —se inspecciona las uñas y finge masticar un chicle imaginario de manera exageradamente.

— Como sea, me tengo que ir.

— Está bien, pero solo recuerda que nos estás debiendo una salida, la próxima vez no te vas a escapar.

— De acuerdo.

Corto la llamada y me pongo las zapatillas, mi padre no tarda en pasar por mi.

* * * * *

Cuando llegamos al evento me maravillo por la creatividad y habilidad  que tienen los pintores para hacer  tan hermosos cuadros, yo no seria capaz de hacer algo igual ni en un millon de años, no tengo idea de lo que hace que un cuadro sea un buen ejemplar o no, para mi todos son hermosos, pero ciertamente no todos son capaces de llamar mi atención, hay un cuadro de una mujer el que me hace detenerme, hablo con mi padre al respecto y él me da su opinión, me parece hermoso pero no lo suficiente como para querer comprarlo, creo que porque en el fondo veo un parecido con mi vida últimamente, sonriendo ante los demás, cuando en realidad sufro por lo que un día fue pero ya no volverá a ser.

SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora