EMILIA
Siento su cálido aliento golpear mi nuca.
Aun sin abrir los ojos sonrío cuando respiro nuestro aroma entre las sábanas, huelen a mí, a él, a nosotros juntos.
La suavidad de las telas acaricia mi piel adolorida, la temperatura es la adecuada, ni frío ni calor, lo que nos permite dormir desnudos cubriéndonos solo una sábana delgada.
Estoy apoyada en uno de sus brazos utilizándolo como almohada, la mano de ese brazo sujeta posesivamente mi teta más cercana a ella, mientras que la otra acuna mi coño.
Todas las veces que hemos dormido juntos despierto con él sosteniéndome de esa forma.
Algunas cosas nunca cambian y sinceramente no quiero que lo hagan.
Anoche fue salvaje, hicimos el amor en el mar, después lo intentamos en la playa pero la arena lo volvió incómodo, así que vinimos a su hotel donde lo hicimos hasta cansarnos cuando el sol ya empezaba a pintar el cielo con sus rayos.
No sé qué hora sea, pero seguro es mas de medio día, la luz entra a raudales por la ventana iluminando la habitación de tonos blanco y beige.
Mi vejiga me avisa que debo ir al baño, no quiero despertarlo, así que con todo el cuidado del mundo trato de apartar primero la mano que sostiene mi teta, una vez que lo logro quitó la que sostiene mi cosita. Agradezco que tenga el sueño pesado, gracias a eso en las veces anteriores he logrado escapar antes de que despierte.
Cuando me he liberado de sus brazos, balanceo mis pies para bajarme de la cama, pero algo me detiene.
— Que demonios — maldigo y al mirar mis pies no puedo creerlo.
Me giro rápidamente para ver a Max quien no sé cuánto tiempo lleve despierto, pero me mira con una sonrisa torcida en los labios.
— ¿Ibas a alguna parte Kätzchen? — casi gimo al escuchar su voz adormilada y ver esa sonrisa en su rostro mientras sus bíceps se flexionan cuando pone las manos tras la cabeza.
— No lo puedo creer — le reclamo indignada. — Máximo, me esposaste.
Levanto mi pie para mostrar mi tobillo esposado al suyo.
¡El sicópata me esposó!
— No iba a correr el riesgo de despertar en la cama vacía y con la noticia de que me has dejado otra vez, como estoy seguro que planeabas hacer ahora.
— Me estoy orinando, simplemente iba al baño — lo miro con ojos entrecerrados. Sé acerca a mí y me besa los labios con suavidad.
— Muy bien, pues entonces ve.
— Quítame las esposas.
Tuerce los ojos y se estira para tomar algo en la parte de debajo de la cama.
Ya lo tienes traumado.
Las veces anteriores tenía motivos.
En cuanto me libera corro al baño, después de hacer mis necesidades me arreglo un poco el pelo, el cual parece un nido de pajaros, está hecho un desastre.
Mis mejillas están sonrosadas, mis ojos tienen un curioso brillo y mi piel bronceada luce tan suave que incluso parezco más joven.
Sonrío a mi reflejo, es la primera sonrisa genuina en mucho tiempo, después de arreglarme un poco salgo del baño para encontrar a Máx aún acostado en la cama.
La sabana le cubre la parte inferior, pero está levantada como si fuera una carpa de circo a causa de su prominente erección, él la mira por un segundo y después me mira a mí regalándome otra sonrisa ladeada.
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SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓
Romance|LIBRO 2: BILOGÍA HUBIERA| •A pasado un año desde de la tragedia y Emilia se dedica en cuerpo y alma a su carrera y a crear un vínculo con su padre, no le interesan las relaciones amorosas y a penas tiene contacto con sus amigos, pero no espera cr...