CAPÍTULO XXIV - TE LO CONTARÉ TODO

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EMILIA

— Max —susurro.

Su semblante es asustado y preocupado, estudia mi rostro por unos segundos, sus ojos me escudriñan vagando frenéticos y estoy segura que los míos hacen lo mismo.

— Kätzchen — musita.

Me tapo la boca con las manos para acallar un sollozo, no sé qué hacer, ni como reaccionar.

— Siempre fuiste tú — susurro. Mi manos pican por el deseo irrefrenable de tocarlo para comprobar que sea real y no un espejismo.

Se que tengo muchos pares de ojos mirándome y las chicas me observan confundidas,  pero en  este mismo instante es como si todas hubieran desaparecido y solo estuviéramos él y yo.

Noto que lo liberan de sus ataduras.

Él intenta abrazarme pero me alejo un paso fuera de su alcance, no hay otra cosa que quiera más en este mundo que poder tocarlo, pero no puedo.

— Mein Schönes   kätzchen  — pronuncia de sus labios las palabras que creí que jamás volvería a escuchar de él. — déjame explicarte.

Un movimiento en la periferia me hace enfocarme en Isabel, un dolor agudo me atraviesa el pecho cuando me vuelvo aún más consiente de su embarazo.

Vuelvo a mirar a Max y parpadeo un par de veces como si mis ojos me estuvieran mintiendo y él se fuera a desvanecer y su rostro se convierta en el que yo creí que era el esposo de Isabel.

Sé que tiene que explicar muchas cosas, el cómo es que sobrevivió, es una de ellas, pero  no necesito que me diga  lo que estuvo haciendo todo este tiempo, eso ya me quedó muy claro por el estado de Isabel, pero tomando eso en cuenta, no creo que me importe saber lo que pasó para que lo creyéramos muerto.

Si ya tiene una familia y rehizo su vida, era mejor que así hubiera permanecido.

Él tomó sus decisiones, es hora de que yo tome las mías.

Él ya eligió y no fue a mí.

Retrocedo otro paso y me doy la vuelta alejándome.

— Emilia — grita y escucho sus pasos tras de mí cuando la grava cruje. — déjame explicarte.

— No — es la única palabra que el nudo en mi garganta me deja pronunciar, sin mirar atrás escucho que sus pasos se detienen, el forcejeo a continuación me indica que lo detuvieron, lo cual les agradezco a las chicas.

Sabina me alcanza cuando llego a la camioneta en la que originalmente me iba a marchar.

— No sé qué está pasando, pero dime ¿qué hacemos con él?

— Déjenlo libre para que se reúna con su familia — indico — pero antes ¿puedes llevarme a la ciudad?

Ella asiente solemnemente y se gira hacia el resto de las chicas y con una simple seña les da las indicaciones.

Lo escucho gritar mi nombre cuando se ve retenido nuevamente ,  me subo a la camioneta y ésta arranca. Sus gritos se vuelven más fuertes, al grado que pienso que se va a desgarrar las cuerdas vocales.

Mi cabeza está maquinando al mil por hora, hago una recapitulación del último año, iniciando desde aquella maldita noche del accidente, pero no le encuentro sentido, la camioneta avanza por el camino de terracería, los últimos rayos del sol se filtran entre los árboles alargando sus sombras, el paisaje es mágico, pero no me puedo concentrar en eso cuando siento que me falta el aire, la ventanilla está abierta, el aire me golpea el rostro, pero no soy capaz de llevar el oxígeno a mis pulmones.

SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora