CAPÍTULO XIV - FUÉ UN TÉ

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EMILIA

Salgo por la puerta y me recargo en ella tomándome un minuto para estabilizarme, las rodillas las tengo temblorosas, si sigo caminando temo que mis pies cederán y caeré de lleno al suelo.

No puedo creer lo que acaba de pasar, hedonismo en todo  su  esplendor.

Me tocó los labios hinchados y sensibles, mi mente me jugó una mala pasada ahí dentro, lo cual me hace darme cuenta lo jodida que estoy.

Me jodiste muy bien, pienso y sonrío con amarga ironía.

Tomo varias respiraciones profundas cuando escucho que un teléfono suena al otro lado.

— ¿Ya están mis cosas en mi nuevo departamento? — indaga Iknas, quisiera irme pero mis piernas aún no están lo suficientemente estables para sostenerme.

Se queda en silencio, muy seguramente escuchando lo que su interlocutor le contesta.

— Porque quiero estar acostado en la comodidad de mi cama mientras la miro a través de sus ventanas.

¿Qué? ¿A quien se refiere? Será posible que…

— No, yo soy la enfermedad — Este hijo de puta.

No quiero darme tanta importa, pero ¿qué probabilidades hay de que se esté refiriendo a mí? y ¿qué significa eso de ver a través de las ventanas?

La humedad persistente en mi entrepierna me empieza a molestar por la ausencia de mi ropa interior, me separo de la puerta y busco el baño para limpiarme un poco antes de encontrarme con Jake,  quien ya debe estar buscándome.

Me retoco el labial, arreglo un poco mi cabello con los dedos y miro mi reflejo en el espejo.

¿Qué está mal conmigo?

Por qué mi mente trata de jugar así conmigo, ¿estoy atrofiada para siempre?

Sin embargo lo que creí que se sentiría mal, como una traición se sintió tan bien, como si fuera lo correcto.

— ¿En dónde estabas? Creí que te habías marchado — me dice Jake cuando llego a dónde se encuentra.

— Lo siento, tuve una emergencia femenina — miento sintiéndome culpable inmediatamente cuando se muestra genuinamente preocupado.

— ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? — se acerca más a mi y me rodea con su brazo en un gesto protector, mi teléfono suena con la llegada de un nuevo mensaje. Niego con la cabeza a sus preguntas y saco el aparato para comprobar el mensaje que recibí.

Dile que si aprecia en algo sus sucias manos; que te las quite de encima.

Guardo el teléfono sin responder el mensaje.

— Ya me quiero ir —le informo — ¿Puedes llevarme de vuelta? — me dedica una de sus atractivas sonrisa y me acaricia el brazo tratando de reconfortarme.

— Tus deseos son órdenes, preciosa.

No deja de abrazarme y yo tampoco le pido que lo deje de hacer, una parte perversa que desconozco de mí, me dice que no lo haga, que presione más a Iknas.

Ahora no tengo duda de que está jugando un juego aquí, lo que no sé es si para él soy un jugador más o el juego mismo.

Sean cuáles sean sus intenciones debe de saber que el jugador también forma parte del juego.
Y esta noche voy a comprobar cómo está la situación en el tablero.

Salimos al aire frío de la noche, el cambio de temperatura, o eso quiero creer yo, me hace estremecer, Jake lo nota y como todo un caballero se quita el saco y lo pone sobre mis hombros, mientras esperamos a que el servicio de aparcamiento traiga el auto.

SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora