CAPÍTULO XXVI -NECESITO DECIRTE ALGO

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EMILIA

Olvidé tomar una pastilla, ¿cómo me pudo pasar eso? Ni siquiera lo noté en el calendario, simplemente seguí con normalidad, me recrimino mientras me sostengo la cabeza con las manos, sentada en la fría sal de espera del hospital.

Estamos jodidas.

Bien jodidas.

— Te pasa algo Emi — me pregunta Elvira quien está sentada a mi lado —te noto un poco pálida.

— Estoy bien —miento — bueno dentro de lo que cabe — corrijo.

— Sé que nos conocemos de muy poco, pero quiero que sepas que puedes confiar en mí. — le regalo una débil sonrisa, talvez hablar del tema ayude a aliviar un poco la presión que siento.

— Elvira yo… este,— tartamudeo — no le vayas a decir nada a mi papá, pero he está viendo a alguien en el último mes — su cara se ilumina con una sonrisa cómplice, pero cambia  inmediatamente cuando nota que no estoy sonriendo. — bueno he estado haciendo algo más que solo verlo ¿Me entiendes?

— Si — dice dubitativa a la vez instándome a continuar.

— La cosa es que tengo un retraso, estaba tomando pastillas para regular mi ciclo desde hace algunos meses y, en algún momento en el último mes, olvidé tomar una — se acerca más a mí y me sostiene las manos entre las suyas.

— ¿Has tenido algún síntoma?

— En realidad, solo un mareo justo cuando recordé que no me había bajado.

— Por lo que entiendo, no eras regular ¿cierto?

— Así es.

— Linda, puede ser solo eso,  te estás sugestionando, no estarás segura hasta hacerte la prueba.

— Ésta tarde compré un par, estaba a punto de hacérmelas cuando me llamaron para avisarme sobre Isaac.

— Emi cariño, tranquila, se que las probabilidades son altas, pero ¿qué te parece si por la mañana aprovechamos que estamos aquí y te acompaño a hacerte una prueba de sangre?, son más efectivas. Podemos inventar una escusa para Enzo y sea cual sea el resultado, tu decides en qué momento se lo dices, ¿te parece bien?

— Si — asiento con la cabeza — pensé que me ibas a preguntar sobre si lo quería o no.

— Linda, esa es una pregunta que no tiene caso hacer en este momento, porque estoy segura que  aún no lo sabes.  Y decidas lo que decidas si el resultado es positivo, yo y estoy segura que Enzo también, te vamos a apoyar.

Sin pensarlo la abrazo, decirle a alguien sobre el tema lo hizo más real, pero de alguna manera también lo hizo más fácil de llevar, ella no sabe cuánto agradezco que no me preguntara sobre mi postura ante está situación, en cambio solo se enfocó confirmar mis sospechas y nada más.

En alguna ocasión me habló sobre la pérdida de un bebé y que ahora no puede tener hijos, en este momento está bien con el tema, pero por mucho tiempo le afectó, estoy segura que otra mujer que pasó por lo mismo que ella, lo primero que me habría preguntado es si lo quería o no y, si hubiera dudado tan solo un segundo con mi respuesta, habría recibido su desaprobación, en cambio ella no hizo nada de eso y me brindó su apoyo incondicional.

— Mi padre se sacó la lotería contigo — le digo cuando nos separamos.

— Exagerada — bromea.

Matías y Byron llegan de la cafetería y nos entregan un vaso humeante a cada una.

El doctor nos dijo que nos fuéramos a casa por lo menos por esta noche, que no tenía caso estar aquí, pero Matías se niega a irse con la esperanza de que Isaac despierte, yo tampoco me quiero ir y estoy segura que mi papá llegará en cualquier momento, no tengo idea de a dónde fue, solo recibió una llamada y se marchó, me pareció sospechoso pero el saber que siempre está escoltado por su equipo de seguridad me tranquiliza.

Pero en el fondo algo me inquieta, Elvira se levanta de su lugar y empieza a caminar, con regularidad se asoma por la ventana, estamos en un décimo piso, la vista es hermosa, pero estando en dónde estamos y el por qué, la vista deja de ser un deleite.

Pasa una hora más y sumando el tiempo hace casi dos horas que mi padre se fue.

Mi inquietud aumenta y la de Elvira también.

— Ya se tardó — comenta Elvira abrazándose a sí misma.

— ¿Les dijo a dónde fue? — pregunta Matías.

— No, solo dijo que no se tardaba.

— Talvez fue a hacer un mandado y de paso fue a su casa por mantas o almohadas o cosas así para que ustedes estén cómodas el resto de la noche. — ofrece Byron y aunque su argumento tiene sentido, no me convence.

—Lo voy a llamar — informo.

— Las llamadas no entran a su teléfono — interviene Elvira — ya intenté y va directo al buzón.

SIEMPRE FUISTE TÚ [+18] COMPLETA ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora