Lo siento...

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Sonó el timbre de la puerta y Raúl bajó somnoliento a abrirla. Diana estaba frente a la puerta donde Raúl acababa de llegar.

-Buenos días, ¿Os he despertado?-Dijo con una gran sonrisa que cubría gran parte de su cara.

-No, solo a mi. Bueno, ¿Quería algo?-Preguntó Raúl al ver la feliz cara de la mujer.

-Nada importante, tan solo venía a deciros a algunos que ya tenéis trabajo.

-¿A quienes?-Dijo bostezando y rascándose el pelo.

-A Adri y al Sr.Dixon, ¿Puedes decirles que vengan?

-Claro, deme un segundo, hasta que bajen pase por favor.-La invitó a entrar y ella aceptó encantada, cruzó hasta el salón y pudo notar que el sofá estaba un poco hundido, como si alguien hubiese dormido variad horas en él. Después de pasar unos minutos en silencio Adri bajó por las escaleras bastante entusiasmado.

-Hola, Diana, ¿Quería algo?-Dijo sonriente.

-Sí, venía a decirte, a ti y al Sr.Dixon, que ya tenéis trabajo.

-¿Cuál?

-Seréis dos ojeadores más.

-¿A qué se refiere con más?-Preguntó Raúl, había estado observando la conversación desde el marco de la puerta del salón.

-Ya hay un ojeador en Alexandría, se llama Aaron. Vive cerca de aquí, si queréis puedo decirle que esta tarde se pase por aquí para que os explique como es todo.

-Sería genial.-Sonrió, miró el sofá pensativo.

-¿Donde está el Sr.Dixon?-Preguntó Diana.

-No lo sabemos, no parece que haya pasado la noche en casa.-Diana se puso sería al saber que el cazador había desaparecido.

-Bueno, si sabéis donde está deberíais avisarle sobre su nuevo puesto. Yo he de marcharme ya, esta tarde Aaron vendrá a expkicaros todo.

-Muchas gracias.-Adri sonrió a Diana mientras esta salía por la puerta.

-¡Mierda!-Exclamó Raúl después de que la puerta se cerrara tras salir la mujer.

-¿Qué pasa?-Le preguntó Adri a su amigo al ver que estaba algo alterado.

-Se me ha olvidado decirle en que quería trabajar, ahora tendré que ir buscarla.

-No te preocupes, después de comer vas a buscarla y listo. No te compliques tanto la vida.-Se tumbó en el sofá pensativo.-¿En qué quieres trabajar?

-Policía, como Carol.

-¿Carol de policía? No creo que sea buena idea.

-¿Por qué?

-No la veo de policía, la veía más haciendo galletas.

-No sé cocinar.-Dijo una voz alegre detrás de ellos. Ambos chicos giraron un poco su cabeza para ver a la chica de la que estaban hablando.-Y prefiero ayudar a la gente de aquí.

-También puedes ayudar haciendo galletas.-Rió Adri haciendo que su amigo soltase un par de carcajadas.

-Muy gracioso. Yo que tú tendría cuidado, ahora que la que irá armada seré yo.-Ahora rió Carolina haciendo que sus dos amigos riesen también.

-¿Y Leire, Carmen y Eva?-Preguntó Raúl.

-Sé que Eva irá a buscar suministros con un tal Glenn, Carmen y Leire no lo sé la verdad.-Escucharon unos pesados pasos detrás de ellos, se giraron y vieron una sombra pasar por la cocina. Carolina hizo una señal para que la acompañasen a ver, Adri se puso en pie al lado de Raúl y los siguió por el pasillo. Vio como Carolina sacaba una pistola que tenía guardada en uno de sus bolsillos.

-¿De donde la has sacado?-Le preguntó Adri. Ella solo lo mandó callar y le hizo un gesto con la mano indicándole que se lo diría más tarde. El ruido de un plato al romperse les hizo volver a ponerse en guardia, siguieron caminando hasta la cocina donde Carolina apuntó a la cabeza a un hombre que estaba de pie frente la pila. Al principio no lo reconoció pero tras llevar varios segundos apuntándolo dejó caer la pistola al suelo.-¡Daryl! ¡He estado a punto de matarte! ¿Se puede saber que coño hacías?-Dijo acercándose un poco a él, el cazador giró su cabeza para verla y la chica notó que el aliento le olía a alcohol.-¿Has estado bebiendo?-Preguntó al cazador ebrio, él asintió lentamente. Intentó caminar mientras iba dando bandazos de un lado a otro. Sin ninguna duda estaba borracho. Carolina miró la ventana de la cocina y después al cazador.-¿Has entrado por la ventana? Sin duda estas borracho.-Daryl comenzó a reír sin ninguna razón aparente.

-Una niña pequeña me está dando una lección. Esto sí que es ridículo.

-Ya te dije anoche que no soy pequeña.

-Sí, pero te comportaste como tal, te fuiste a dormir al sofá en vez de subir al piso de arriba y dormir en la cama.

-Dije que dormiría en el suelo, el sofá me pareció una mejor opción.-Mientras que Carolina y Daryl discutían lo más normal que podían Adri y Raúl salieron de la cocina a hurtadillas intentando no ser vistos.

-Joder tío, ¿Que coño les pasa?-Farfulló Adri cuando salieron de la cocina y pensó que ya estuvieron lo suficientemente alejados como para que la pareja no pudiese escucharles.

-Ni idea ¿Crees que las chicas tienen razón?

-¿En cuanto a qué?-Dijo Adri sin comprender.

-En que Carol está por Daryl. Estoy empezando a planteármelo.

-No sé, creo que se odian y que ha veces se quieren. Ya viste como reaccionó cuando la encontró inconsciente con lo del disparo. Después de eso, cuando llegamos aquí, se comporta como un animal enjaulado.

-Ya sé a lo que te refieres. Mejor será que no los molestemos, quien sabe lo que podría pasar si interferimos.

-Estoy contigo, ¿Vamos a ver a Carl?

-Por mi vale.-Dijo poniendo final a su conversación, ambos salieron de la casa dejando a Carolina y Daryl solos.

-¡Deja de gritar!-Exclamó Carolina en un acto de calmar a Daryl.-¡Lo siento! ¿Vale? Siento que me encontraras, hubiese estado mejor que dejaras que mi madre me matase. Así tú ahora mismo estarías mejor.

-No digas eso. No me arrepiento de haberte encontrado.

-¿De qué entonces?-Preguntó con lágrimas en los ojos. Esas lágrimas no eran de tristeza, sino de dolor y rencor. Todo lo que había estado guardando durante tanto tiempo.

-No me arrepiento de nada.-Dijo con voz segura, la chica lo miró extrañada al no comprender sus palabras.-No sé que habría hecho si no te hubiese encontrado. Posiblemente hubiese seguido igual.-Ahora era Daryl quien se había puesto sentimental.

-Daryl, no te pongas a llorar.-Bromeó Carolina para hacer que el cazador riese un poco.-A pesar de que seas un capullo cuando estas bebido, te quiero.

-¿Que has dicho?-Preguntó sorprendido al escuchar las palabras de su amiga.

-Que eres un capullo cuando estas bebido.-Dijo sonriente.

-Eso no lo dudo, pero yo me refería a lo otro, a lo de que me quieres.-Le costó pronunciar las últimas palabras.

-Simplemente es eso, te quiero y ya está.-Sonrió aún más. Él se acercó un poco a ella todavía con el rostro inexpresivo.

-¿Por qué?-Preguntó curioso.

-No tengo un porque, solo un para qué.

-¿Entonces para qué?-Preguntó acercandose un poco más.

-Para toda una vida juntos.-Sonrió un poco más y colocó los brazos detrás del cuello del cazador.

-Ya veo, y esto me lo dices ahora que estoy borracho.-Parecía algo enfadado.

-Así no te acordarás.-Sonrió y lo besó en los labios con dulzura. Cuando se separaron ella lo miró a los ojos.-Deberías descansar, esta tarde tendrás que estar fresco, él asintió y subió a la habitación para desplomarse en la cama y dormir del tirón.

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